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Fernando Alonso Reuters
La inevitable ilusión por la 33 asalta Mónaco

La inevitable ilusión por la 33 asalta Mónaco

En un fin de semana electoral en España, muchas miradas se irán hacia el Principado, donde Fernando Alonso se siente optimista de cara a la ansiada victoria diez años después

David Sánchez de Castro

Jueves, 25 de mayo 2023, 12:37

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Último fin de semana de mayo y dos de las tres grandes carreras del mundo del automovilismo se van a celebrar en medio de un domingo en el que toda España va a estar entre sondeos, escrutinios y papeletas. Por la mañana, el Gran Premio de Mónaco, la carrera más conocida y relevante mediáticamente de la Fórmula 1 (aunque no tan espectacular como su leyenda afirma), marcará la actualidad antes de que por la noche Álex Palou vaya a luchar por las 500 Millas de Indianápolis desde la pole.

Salir desde esa posición será lo que fundamentalmente necesite Fernando Alonso para alcanzar un objetivo que, vistos los precedentes, no es nada descartable. El asturiano y Aston Martin han demostrado en lo que va de temporada que el AMR23, como la cerámica de Talavera, no es cosa menor, o dicho de otra manera, es cosa mayor. El monoplaza verde que a partir de 2026 llevará motores Honda (¿seguirá Alonso por entonces?) es el único que le ha podido presentar mínima batalla a Red Bull, con un hándicap serio: les cuesta cazarles.

Eso no será problema en las calles del Principado. Como todo el mundo que haya seguido la Fórmula 1 de una manera constante sabe, el de Mónaco es uno de los circuitos donde adelantar es una quimera. Lo estrecho de su trazado hace que solo asumiendo muchísimo riesgo y siempre que haya una diferencia notable de velocidad entre el adelantado y el que adelanta se pueda cambiar de posición en según qué zonas, como en la chicane después del archifamoso túnel. Ni los adelantamientos dopados con el DRS son suficientes para convertir Mónaco en un festival de adelantamientos, salvo que haya lluvia en pista (algo que no está descartado para este fin de semana), en cuyo caso incluso se puede llegar a la cancelación. Después de lo vivido en Emilia Romaña hace unos días, cuando la F1 pasó a un obligado segundo plano, todos miran al cielo con cierto recelo.

Nada hace pensar que se llegue a ese extremo, pero en cualquier caso, de nada valdrá salir el domingo pensando en ganar si el sábado no se logra la pole. Y es que, aunque todas las miradas y titulares están puestos en la 33, Fernando Alonso tendrá muchas más opciones si antes logra la 23. La pole número 23 sería dar tres cuartos de paso hacia la victoria en la carrera del día siguiente. La última vez que Alonso salió desde el primer puesto de una parrilla de salida fue en el Gran Premio de Alemania de 2012, un año antes de la última victoria que logró el asturiano en aquel memorable Gran Premio de España de 2013 en el que, bandera rojigualda en mano, hizo vibrar por última vez a Montmeló con una victoria nacional.

Pero más allá de la ilusión y las condiciones del circuito, Alonso es consciente de que todo dependerá de hasta qué punto tienen bien preparado el monoplaza. «Tenemos curiosidad por ver cómo se comporta el coche en un circuito de baja velocidad como este. Será importante asegurarnos de que acertamos con la puesta a punto del coche y entrar en ritmo desde el principio. Como adelantar es tan difícil en Mónaco, la posición en la parrilla también será fundamental para el resultado del domingo. Si podemos tener un sábado fuerte, eso nos preparará para otro buen resultado este fin de semana», destacaba Alonso en la previa.

Mercedes recoge cable: otro enemigo para Ferrari

Año y medio han tardado en Mercedes en darse cuenta de que la idea de su coche sin pontones no era un camino de desarrollo acertado. Aunque tanto Lewis Hamilton como George Russell supieron adaptarse bien a esta idea y hasta cierto punto han logrado ser competitivos, e incluso han peleado por la zona alta, a Mónaco llevaron por primera vez este año unas versiones de sus chasis con unos vistosos pontones laterales. Es evidente que se han fijado en las ideas ya vistas en Red Bull y, sobre todo, en Aston Martin, que es el primer equipo al que pueden y quieren cazar.

Esto es una mala noticia para Ferrari. Tanto Charles Leclerc, que mantiene una curiosa maldición con la carrera que se disputa literalmente delante de su casa, como Carlos Sainz saben que están en un momento crítico de la temporada y que no pueden tener más enemigos a los que batir, empezando por los que tienen en casa en forma de decisiones caóticas como de costumbre. Si los monoplazas negros también se convierten en rivales este fin de semana, será aún más complicado que saquen la cabeza del pozo.

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