Alcaraz puede con Nadal en tierras árabes

El último enfrentamiento entre Rafael Nadal y Carlos Alcaraz se lo llevó el murciano. Era previsible, ante un Nadal fuera de ritmo y sin competir desde los Juegos Olímpicos, pero el de El Palmar, mucho más rodado, lo confirmó este jueves en la lujosa pista de Riad con una solvente victoria (6-3 y 6-3) con la que accede a la final de este millonario torneo de exhibición en la que se enfrentará este sábado en la final al italiano Jannik Sinner por un bote total de seis millones de euros.

Nadal, por su parte, revivirá el último capítulo de su rivalidad con el serbio Novak Djokovic, -sin importancia alguna para el cara a cara final- en el partido por el tercer y cuarto puesto también el sábado. El balear anunció su retirada hace apenas una semana y esta competición amistosa en Arabia Saudí será, salvo cambio de último hora, su única preparación oficiosa antes del adiós en la Copa Davis de Málaga del próximo 19 al 24 de noviembre.

Tras semanas y semanas de entrenamiento en su academia, Nadal voló a Riad para un torneo en el que a diferencia de Alcaraz, que tuvo que ganar al danés Holger Rune en los cuartos de final, entraba directamente en semifinales. Dada la categoría del torneo, en el que cada participante se lleva 1,5 millones de euros solo por estar en tierras árabes, el rival no iba a ser fácil y cuando Alcaraz derrotó a Rune se confirmó el cuarto capítulo de la rivalidad contra Nadal.

Después de las victorias de Nadal en Madrid 2021 e Indian Wells 2022 y el triunfo de Alcaraz en Madrid 2022, este era el duelo más decantado, precisamente por el ocaso que vive Nadal y su falta de rodaje. Su último partido oficial fue el duelo perdido en el dobles de los Juegos Olímpicos de París este verano, precisamente junto a Alcaraz.

El inicio de encuentro demostró ese óxido competitivo y el de Manacor perdió los ocho primeros puntos. Alcaraz, con la ventaja ya bien agarrada, jugaba con mucha tranquilidad y sabiéndose superior. De hecho, el murciano no enfrentó ninguna pelota de rotura y tampoco forzó la máquina, de modo que sin demasiados aspavientos amarró el primer set a la tercera oportunidad que tuvo.

«Rafa ha jugado un mal primer juego, pero luego ha competido bien. Podemos ver que según pasan los minutos tiene más ritmo», explicó desde la grada Carlos Moyá, su entrenador y extenista de alta competición, que es uno de los varios miembros del equipo de Nadal que le ha acompañado a Arabia Saudí.

Lo de Alcaraz no era condescendencia, pero tampoco era uno de esos días en los que fuera a disfrutar en la pista. Se dejó ver con alguna acrobacia en la red, con un par de 'passing' espectaculares y varios grandes golpes ganadores, pero la falta de una oposición real restaba algo de brillo a un partido que Alcaraz no tardó en decantar muy a su favor.

Con apenas una hora de juego, Alcaraz ya tenía una ventaja de 6-3 y 4-1, más que suficiente para dar el partido por ganado. Sin embargo, pese al correctivo Nadal se lo pasaba bien. Incluso se reía cuando algún punto iba bien y se tomaba con filosofía los errores, consciente de que es una de sus últimas oportunidades de jugar contra uno de los mejores del mundo y de que, cuando cuelgue la raqueta, echará de menos todas estas emociones.

Finalmente, cuando Alcaraz selló la victoria por un doble 6-3 y se fundió en un abrazo con Nadal, solo hubo risas entre ambos. Ni uno lo celebró en exceso, ni tampoco el otro se lo tomó demasiado en serio. Más que una última batalla fue un amistoso. Mientras, desde las gradas, a los gritos de «Rafa, Rafa» les siguieron los aplausos de Alcaraz.

«Carlos ha sido demasiado bueno, está jugando fantástico. Lo he intentado, llevaba dos meses fuera de competición, pero ha sido un buen partido. Ha sido positivo», declaró Nadal poco después de concluir el partido ante los casi 8.000 espectadores que lo vieron 'in situ'.. «He tenido que jugar a mi mejor nivel para poder ganar a Rafa. Siempre es bonito compartir pista con él», replicó Alcaraz en un gesto de grandeza hacia el campeonísimo español.

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