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La finalísima entre Unionistas de Salamanca y Sestao River quedó empatada... y gracias. El conjunto blanquinegro demostró no ser superior al equipo de Igor Oca en un choque plagado de ocasiones para los visitantes, con poca movilidad de los charros salvo Iván Moreno y los minutos de Rastrojo y, sobre todo, con pésimos síntomas para lograr la salvación. Este club siempre se ha enfrentado a múltiples retos y a palos en las ruedas desde su creación en 2013 pero nunca ha estado en una situación tan límite a tres jornadas del final. La actitud general, preocupante. La impotencia por la falta de juego hoy, alarmante. Lo de la Real B, un espejismo. Y esta tarde el Celta B-Osasuna B, clave para determinar si el equipo charro acaba en descenso esta jornada. Pero las sensaciones, en un Reina Sofía que ni siquiera se llenó, fueron malísimas.
Acciari dispuso en el terreno de juego el mismo once inicial que perdió contra la Real Sociedad B, con el único cambio de Ramiro Mayor como titular en sustitución de Carlos García en el eje de la defensa. El resto, los mismos sin Carlos de la Nava en la convocatoria, sancionado con cinco amarillas.
UNIONISTAS DE SALAMANCA CF
Iván Martínez; Iván Moreno, Mikel Serrano, Imanol Baz, Ramiro Mayor, Vergés; Rabadán, Tur (Chuca, 75'), Rastrojo (Dani García, 12'), Jonny Arriba (Iñaki González, 62'), y Gorka Santamaría (Pablo García, 75').
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SESTAO RIVER
Iago Herrerín; Gaizka, Adri Gómez, Garai (Relu, 74'), Diego Aznar (Joseda, 60'), Leandro (Sergi, 88'), Barandalla, Bustillo, Asier Córdoba (Planas, 88'), Miranda y Markel (Jairo, 60').
ÁRBITROS Monterrubio Torres, del colegio aragonés. Asistido por Vázquez Penas y García Valín. Amonestó a Gaizka (14'), Bustillo (30'), Adri Gómez (34' y 84'), Rabadán (40'), Mikel Serrano (73'), Vergés (78'),
GOLES
INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 35 de Primera Federación disputado en el estadio Reina Sofía ante 4.212, pese a que se agotaron todas las entradas. Se mostró una pancarta en apoyo al pueblo gitano por sus 500 años uniendo a la sociedad y al deporte.
La primera oportunidad llegó en las botas del Sestao River a través de una falta directa que Asier Córdoba botó y se marchó por poco fuera del marco de Iván Martínez. Salió Unionistas muy bien, enchufado, en tromba y presionando la salida de balón del conjunto de Igor Oca. Robó varios esféricos el equipo charro gracias a la presión de Tur, Jonny y Rastrojo. Primero Gorka Santamaría y después Rastrojo tuvieron un par de aproximaciones, una de ellas con posible cesión incluida sobre Iago Herrerín que el árbitro se ahorró pitar al señalar falta.
Pasaron los minutos y Unionistas y Sestao igualaron fuerzas. Primero con una tarascada desagradable de Gaizka que Dani García mandó lejos de la meta del equipo vasco, todo después de que Rastrojo se retirara del terreno de juego por lesión, la tercera de la campaña. Un minuto después Córdoba mandó un balón peligrosísimo y escorado cerca la portería de Martínez que el cancerbero mandó fuera providencialmente. Mucho miedo se palpaba en el terreno de juego, con pánico a ir a las disputas. Y con recelo a la hora de sacar la pelota: de hecho, el equipo blanquinegro erró con un pase horizontal que provocó una contra en solitario de Leandro. Iván Martínez, con una mano salvadora, evitó el 0-1.
Pitos. Sí, como lo leen. Pitos en el minuto 29, merecidos, para un equipo que salió bien y acabó por desesperar a toda la parroquia local por los errores y las imprecisiones en defensa. Merecido. De hecho, el Sestao estaba pasando por encima desde el minuto 10 de Unionistas de Salamanca e Iván Martínez, inteligentemente, se tiró en el área pequeña para hacer ver que estaba lesionado, cuestión que aprovechó Acciari para recolocar al equipo. Malas sensaciones en general, sin ocasiones, sin tiros, con el equipo aculado y el Sestao dominando, aunque sin tanta presencia en el área de Martínez.
Los minutos finales de la primera parte no fueron mejores, aunque al menos Unionistas se acercó al borde del área con un par de desmarques que acabaron en fuera de juego. Con una sensación más gris que luminosa se llegó a un necesario descanso para aclarar las ideas. Y con pitos, de nuevo, para el equipo.
El segundo tiempo empezó con la misma poca intensidad en las disputas con la que acabó el primer período. Y con Asier Córdoba con un disparo a favor que mandó fuera, otra vez, por poco. Mal síntoma del equipo blanquinegro en la reanudación, con Acciari pidiendo intensidad a los suyos permanentemente para robar el balón y salir en velocidad. Pero no había nada, o muy poco, que ofrecer.
Hasta que Iván Moreno cogió la pelota (otra vez, de lo más destacado del encuentro) y generó la ocasión más clara para los charros en el minuto 61: un lanzamiento que mandó con una mano salvadora Herrerín. El mayor peligro hasta el momento de los charros, reticente a tirar a portería. Pasaban los minutos y, para colmo de males, Jonny Arriba cayó lesionado por un pelotazo en la cara de su propio disparo sobre la portería visitante. Entró Iñaki González, y dejó Acciari a tres por dentro mientras el partido se convirtió en un correcalles.
Se vino arriba Unionistas con la entrada de Iñaki y el buen hacer de Iván Moreno, por la banda derecha. Tuvieron un par de buenas llegadas en tromba, pero quedaron en nada después de que la afición se viniera arriba. Pero no hay continuidad en el juego en un equipo hoy perdido casi desde el primer instante de partido. Un drama en el Reina Sofía.
La versión de los dos equipos distaba mucho de ser buena. Pero la actitud corporal de Unionistas dejaba ver un derrotismo inadmisible en un equipo del fútbol casi profesional. Tampoco había rechaces ni segundas oportunidades, nada. Una impotencia total en el verde natural del Reina Sofía. Solo salvó algo el espíritu blanquinegro la expulsión de Adri Gómez por doble amarilla por una entrada brutal sobre Iñaki Gonzáez, que cayó lesionado gravemente y Acciari no pudo meter un reemplazo por haber agotado las ventanas de cabios. Otro problemón para el equipo salmantino.
La última la tuvo el equipo charro, con un Pablo García que no culminó en los 8 minutos de añadido un disparo que nunca llegó... y con pitada final. Un milagro y mejor juego necesita este equipo para evitar la Segunda RFEF.
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