El embajador de Unionistas en Chile: una historia de amor a primera vista
Rodrigo vivió la experiencia completa del buen salmantino; universidad, bares y deporte. Más en concreto, Unionistas. Desde entonces, no se ha perdido un solo partido de su equipo español favorito
«Sueño con volver a Salamanca». Rodrigo habla de la ciudad desde el enamoramiento; de sus gentes, su gastronomía, su arte y su cultura. Incluso del fútbol. Dice uno de los cánticos de Unionistas eso de 'estamos locos de la cabeza' y su entorno no se lo deja de repetir. 'Rodrigo, qué haces', 'Rodrigo, no estás bien'. Pero es que se ha enamorado y no atiende a razones. Desde que llegó a la capital charra en 2023 para estudiar un postgrado en la USAL y decidió ir al Reina Sofía, pues eso, que no deja de pensar en otra cosa.
Es cierto que es fanático del fútbol, con la tendencia común y poco innovadora de ver al FC Barcelona o el Real Madrid en la liga española. Sin embargo, cuando decidió estudiar en Salamanca quiso vivir la experiencia al completo. Por aquel entonces todavía lideraba Raúl Casañ, en un momento un tanto malo, llegando pronto el carisma de Dani Ponz. «Tenía que ser un salmantino al completo; estar en la universidad, ir de bares y sentir el fútbol», reconoce.
¿Y cómo fue ese amor a primera vista? «Yo antes había ido a ver al Real Madrid y al Valencia, asistí como a un espectáculo. Sin embargo, en el Reina sentí lo que siento en mi país cuando voy a ver a mi equipo, Universidad de Chile. Es un ambiente familiar que trasciende más allá del resultado y de los jugadores. Es una fiesta. Me sentí literalmente en casa», recuerda.
Antes, durante y después del partido, porque su día comenzó en el Guinaldo. «Fue una de las cosas que más me llamó la atención. Me acuerdo de pedirle una bebida a Agus y directamente me pasó la bebida y el datáfono para que me sirviera. Es algo que no he visto en ninguna parte del mundo. Me dijo, 'sírvete tú, cóbrate tú'. Refleja la familia y la confianza que se vive en Unionistas», relata.
A partir de ahí fue a todos los partidos y a su regreso a Chile no ha dejado de asistir, aunque en la distancia: «No me he perdido ningún partido de Unionistas. La diferencia de hora juega a mi favor -seis horas menos-. Puedo verlos tranquilamente a primera hora de mañana y lo sigo como embajador de Unionistas en Chile que así me siento. Lo sufro y lo disfruto. Mi familia se ríe de mí, no me llegan a creer, pero ahora ya los siguen muchas veces conmigo y me preguntan cómo ha quedado el equipo el fin de semana. Incluso en el partido ante el Rayo éramos cuatro en mi oficina viéndolo».
Embajador de Unionistas
Lo de embajador lo dice con todas las letras. Rodrigo compró todo el merchandising; bufandas y camisetas para llevárselo a Chile. Y eso que le costó aceptar el blanco y negro como su color principal. Su equipo en chile juega de azul y su mayor enemigo en el césped juega de negro y blanco, por lo que no fue nada fácil. «Ayudó sin duda la segunda equipación de este año. Fue la que me traje y de la que presumo», señala.
Y finaliza: «Cuando veo a niños y niñas con camisetas de Madrid o Barça les digo que tienen que cambiarla. Me declaro embajador de Unionistas, porque les hablo a todos de Unionistas y de Salamanca. Extraño la ciudad todos los días, aquí soy feliz, pero allí soy muy muy feliz».
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