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Fausto J. Barbero Iglesias y Luis Polo Ferrero José Manuel García

El 'método' de la fisioterapia para personas mayores: de la post guerra hasta la actualidad en Salamanca

El Proyecto 'Investigación en envejecimiento activo con fisioterapia preventiva' instruye desde hace 30 años en el beneficio de hacer deporte a personas mayores

Miércoles, 15 de mayo 2024

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Hacerse mayor es igual de bueno que de malo. Todos queremos alcanzar mayorías de edad -porque la otra opción es rechazada- pero no quita que sea difícil asumir el paso del tiempo. El envejecimiento está asociado a la discapacidad, dependencia o incluso hospitalización, situaciones que pueden ser agravadas por el sedentarismo, los malos hábitos alimenticios y la falta de actividad física. Esta temática se trabaja desde la Universidad de Salamanca, de la mano del Ayuntamiento de la localidad, con el Proyecto 'Investigación en envejecimiento activo con fisioterapia preventiva'.

«Nos funciona maravillosamente bien». Amparo, una de las participantes del Proyecto y a punto de empezar su primer entrenamiento de la semana, resume en dos palabras el porqué asiste al Centro Juan de la Fuente para hacer deporte. «Tengo un hijo... que siempre, siempre, siempre, quiere que haga deporte porque es un beneficio para todos. Se debería hacer mucho más. El ejercicio es fundamental y no tomaríamos tantas pastillas si hiciéramos más, ya te lo digo yo».

Empieza la tarea. Natalia, fisioterapeuta graduada en la USAL, indica los primeros movimientos del calentamiento antes de comenzar con el entrenamiento aeróbico y, posteriormente, la fuerza y/o potencia. «Ella es muy buena, es super profesional y tiene mucha paciencia con nosotros», finaliza Amparo riendo, antes de enfundarse en las zapatillas de correr en la Sala de Usos Múltiples. Son 20, todas mujeres y un solo hombre. Al principio hay cierta timidez en el ambiente, no ha acabado el calentamiento y ya se escuchan las primeras risas.

Un proyecto desde la post guerra hasta la actualidad

El proyecto nació hace 30 años con una muestra mayoritaria de mujeres, todas ellas, de la época de la post guerra con unas características muy diferentes a la actualidad: habían tenido carencias alimentarias, no sabían ni montar en bicicleta y ni siquiera sabían que ropa llevar para hacer ejercicio: «venían con zapatos cómodos, con las zapatillas de estar por casa», confiesa Fausto J. Barbero Iglesias, profesor titular de universidad de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de Salamanca.

Fausto J. Barbero Iglesias y Luis Polo Ferrero José Manuel García

«Se observó la necesidad de realizar actividad física en personas mayores, de manera que no se vinculara el cese de la actividad laboral, la jubilación, con quedarse en casa o terminar la vida activa», explica. 30 años de evolución que hoy se transforman en 16 grupos de aproximadamente 20 personas cada uno y lista de espera. El programa es totalmente gratuito y se les hace una valoración inicial para comprobar su estado de salud para saber si pueden realizar o no actividad física. En todo momento se tienen en cuenta sus patologías, de manera que «el ejercicio bien pautado y bien administrado siempre es seguro», como afirma Luis Polo.

«Los participantes son muy fieles al programa. Les encanta -solo hay que verlos-. Socializan, hacen deporte y ven que sus capacidades mejoran. Se vuelven asiduos al programa, lo demandan. En la pandemia, a pesar del miedo de ponerse contagiar, demandaban la necesidad de empezar cuanto antes», dice.

La población ha evolucionado hacia un «desarrollo psicomotor más amplío» y esa «fidelidad» se justifica por los resultados: «No solo socializan y salen de casa al menos tres veces a la semana, sino que en su día a día son más ágiles, más capaces y más felices. Su mejora física es espectacular. El ejercicio en mayores, repito, es seguro y necesario».

Prevención de sarcopenia en mujeres

Luis Polo Ferrero, profesor asociado de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de Salamanca, ha excavado todavía más profundo en un hoyo que pretende encontrar respuestas. En concreto quiso investigar los beneficios del entrenamiento de fuerza basado en la potencia muscular para prevenir la sacopenia -condición caracterizada por la disminución de la fuerza y la masa muscular- en mujeres mayores.

«Comencé con ellas en el verano post pandemia entrenando en el parque de Würzburg. Ellas demandaban entrenar y me centré en el entrenamiento de fuerza. En cuatro meses consiguieron unas mejores brutales. Me daban las gracias, uno me dijo: ¡Gracias Luis, porque gracias a ti puedo ir andando a los sitios y no dependo del autobús para ir a ver a mi hija! », cuenta.

Esta fue la semilla, la siembra se realizó durante ocho meses a través de entrenamientos de fuerza basados en la potencia muscular, que recogieron sus frutos con mejoras en el día a día: hablamos de levantarse y volverse a sentar, de coger objetos en zonas altas, de llevar las bolsas de la compra... de situaciones sencillas y rutinarias. «En los adultos mayores caminar no es suficiente, tienen que realizar entrenamiento de fuerza y/o potencia», señala.

¿Por qué mujeres? «Hemos visto que la perdida de funcionalidad aparece antes en mujeres por la menopasia, caída de estrógenos, de hormonas sexuales... Veíamos que las mujeres viven más años en un estado de prefragilidad que los hombres», responde.

Colaboración con la USAL

El proyecto, beneficioso para todas las partes, aúna dos partes esenciales y emblemáticas de Salamanca, su Ayuntamiento y su Universidad. ¿Cuánto de importante es que se realicen de forma conjunta este tipo de proyectos?

«Que la ciudadanía pueda acceder a este tipo de ejercicios controlados gracias a la implicación del Ayuntamiento y que los resultados puedan pertenecer a una línea de investigación de la Universidad es positivo, es beneficio mutuo. Hemos realizado diferentes vías, estudios, investigaciones y tesis gracias a este proyecto. El fin de la universidad es revertir parte de su ser a la sociedad y el ayuntamiento igual», finaliza Fausto.

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