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Imagen de un estilismo de Isabel Sanchis. Efe
La moda española teje el nuevo activismo cultural

La moda española teje el nuevo activismo cultural

Otrura, galardonada por la mejor colección hace un año en la Madrid Fashion Week, compartió pasarela con veteranos como Hannibal Laguna, Roberto Torretta y Teresa Helbig

Viernes, 17 de febrero 2023, 22:24

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La industria textil alcanzó 6.651 millones de euros en 2022, lo que supone un crecimiento del 10% respecto a los datos del ejercicio anterior, al tiempo que las exportaciones aumentaron un 11,5%. Estos datos representan una «clara reactivación» del intercambio entre los mercados internacionales, lo que se traduce en un aumento de la actividad económica en el sector que, según el último Informe Económico de la Moda en España, elaborado por Modaes.es, ya representa el 2,7% del PIB.

Un impulso en el que son importantes las firmas españolas como las que este viernes mostraron sus propuestas en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. La jornada comenzó con el desfile de Otrura. La marca de Verónica Abián y Sergio Lázaro debutó a lo grande hace un año en la pasarela, llevándose el galardón a la mejor colección de la edición por su trabajo de sastrería contemporánea.

Uno de los 'looks' de Otrura.
Uno de los 'looks' de Otrura. Afp

El virtuosismo técnico de Lázaro, del que se impregnó durante una década en las tripas de Hermés tras pasar por Christian Dior y Etro, destacó de nuevo en una propuesta inspirada en el mundo de las letras. Una suerte de activismo cultural mediante un poema visual para el próximo otoño con una composición de prendas elaboradas con elementos híbridos y siluetas poderosas con detalles caprichosos de modelado. Trabajos de reconstrucción de corsetería, descontextualizada en género y uso, prendas en torsión, como en lucha consigo mismas alrededor de los cuerpos, que a su vez los refugian y envuelven.

La sastrería fue también la protagonista del desfile de Roberto Torretta. El suegro de la presidenta de Inditex, Marta Ortega, sorprendió para bien con una colección muy juvenil y actual, con piezas de líneas sencillas muy ponibles para el día a día pero a la par sofisticadas. Desde trajes de chaquetas a vestidos, en los que predominaban los drapeados sueltos jugando con las superposiciones y las simetrías de los bajos. Una propuesta con una carta de colores inspirada en la obra del pintor contemporáneo Egon Schiele, el mayor representante del expresionismo austriaco, dominada por tonos neutros en contraste con gris antracita, amarillo intenso, azul cerúleo y negro.

Propuesta de Roberto Torretta.
Propuesta de Roberto Torretta. Reuters

Un interesante cambio el de Torretta, en la línea de la ligera transformación de Isabel Sanchis. La firma valenciana, reconocida a nivel internacional por sus fastuosas prendas de fiesta de factura impecable, se centró en las piezas escultóricas para una silueta femenina más poderosa de lo habitual. El resultado es la creación de vestidos más cercanos a la alta costura que al prêt-à-porter, todos ellos confeccionados en su propio taller, en Benaguasil, que cuenta con 50 artesanos volcados en convertir en realidad los sueños de sus clientas.

Las prendas de Sanchis, que tienen una nutrida corte de seguidoras tanto en Oriente Medio, donde tiene tiendas propias, como en Estados Unidos, dieron paso a otro experto en estilismos para galas, Hannibal Laguna. El diseñador, con motivo de sus 35 años en la Moda reinterpretó las barrocas piezas más icónicas de su archivo, entre las que destacaron las prendas goyescas confeccionadas con canutillos de nacar.

Carrusel de Teresa Helbig.
Carrusel de Teresa Helbig. Belén Díaz

Fue en el último desfile, en el de Teresa Helbig, en el que por primera vez un presidente del Gobierno se sentó en la primera fila para disfrutar de una colección. Flanqueado por su mujer, Begoña Gómez, y por la directora del Museo del Traje, Helena López de Hierro, Pedro Sánchez comentó animadamente la magnífica carta de amor de la modista a Ana Bolena. Una epístola ensalzando su ingenio y coraje. Cualidades a las que da forma con tejidos delicados como el tul y la gasa de seda en contraposición con otros regios e impecables como la piel o el terciopelo, que cobran vida a través de técnicas que reivindican la artesanía más laboriosa como el corte a láser, los bordados tradicionales o el cuero guateado. Porque la esposa de Enrique VIII, como dijo la catalana minutos antes de su espectáculo, «fue la primera mujer Helbig».

Una exquisita colección aplaudida hasta la extenuación, pero cuando las modelos se retiraron de la pasarela, los vítores dieron paso a los abucheos y a los gritos de «¡Fuera! y ¡traidor! hacia Pedro Sánchez. Un final de fiesta inesperado.

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