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dagoberto escorcia
Bogotá
Viernes, 17 de junio 2022, 00:09
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«El país está sentado en un volcán a punto de estallar». La metáfora corresponde al académico, escritor y exministro de Salud de Colombia Alejandro Gaviria, que ha intervenido en una de las campañas más tensas que ha vivido esta nación en las últimas décadas para manifestar su apoyo al candidato de la izquierda, Gustavo Petro. Gaviria también aspiraba a la Presidencia con la coalición Centro Esperanza.
Las encuestas hablan de un empate técnico entre Petro y Rodolfo Hernández, los dos candidatos que se disputarán el domingo en segunda vuelta quién encabezará el próximo Gobierno de Colombia. Petro (62 años), que pretende convertirse en el primer mandatario de izquierda en este país, obtuvo el pasado 29 de mayo 8.527.768 votos (40,33%), mientras que Hernández (77) dio la sorpresa con un discurso populista que habla de luchar contra la corrupción y alcanzó 5.953.209 apoyos (28,15%).
La cuenta atrás ya ha empezado para que Colombia defina un futuro que ninguna de las opciones parece garantizar con seguridad. La apuesta por Petro, que aparecía como el principal favorito para ganar en la primera ronda, se ha visto debilitada por los ataques en las redes sociales de la derecha derrotada, por las filtraciones de vídeos que exhiben las estrategias nada ejemplares de sus asesores para desestabilizar a sus rivales y, obviamente, por el miedo de muchos ciudadanos a que el izquierdismo de Petro derive hacia un «castrochavismo», temor que el propio candidato rebate con propuestas alejadas de cualquier sistema autoritario, que respetan la actual Constitución y prometen una reforma que lleve a todos los colombianos a vivir un cambio en sus vidas.
Gustavo Petro - 40,33% de los votos de la jornada inicial de las presidenciales fueron a manos del izquierdista.
Rodolfo Hernández - 28,15% fue el porcentaje obtenido por el polémico populista el pasado 29 de mayo.
Petro ha contado en la última semana con adhesiones importantes como la de Alejandro Gaviria, Antanas Mockus, exalcalde de Bogotá, o Angélica Lozano, senadora y pareja de la actual regidora de la capital, Claudia López, que sostienen su apoyo porque la opción que ofrece es más responsable, institucional y liberal.
Rodolfo Hernández, que dirigió el Ayuntamiento de Bucaramanga, no es que ofrezca el cielo e invite al optimismo. Todo lo contrario. Pero en su haber está imponiéndose el «cualquiera menos Petro». Hernández ha hecho casi todo lo que no haría un candidato a dirigir un país. Su lema ha sido «sacar a todos esos corruptos, politiqueros que llevan años incrustados en el Gobierno». Pero si es elegido, lo primero que tendrá que hacer es responder ante un juez por una imputación pendiente de corrupción.
Hace unos días 'The Washington Post' recordaba que Colombia esta a punto de convertir en presidente a un exalcalde que golpeó a un concejal, amenazó a otro ciudadano con pegarle un tiro y cometió el error de decir que admiraba a un pensador alemán llamado Hitler. Él, sin embargo, siempre tiene la habilidad de encontrar una rectificación. Entonces dijo que se refería a Einstein.
El último suceso del aspirante a gobernar el país de Gabriel García Márquez y de Fernando Botero sucedió hace unos días cuando un medio le preguntó si aceptaría todos los apoyos políticos si salía elegido presidente. «Yo recibo a la Virgen santísima y a todas las prostitutas que vivan en el mismo barrio con ella. A todo el mundo recibo, pero no cambiaré mi discurso». Fue su respuesta. Un día más tarde, y después de ser reprendido por la propia Iglesia y por muchos de sus partidarios, reconoció que se había equivocado y pidió disculpas.
Hernández también acusó a Gustavo Petro de pertenecer a una banda criminal tras escuchar los vídeos en los que algunos estrategas de la campaña del candidato de Pacto Histórico descubrían sus sucias artimañas para desestabilizar a sus rivales. Hernández dijo sentir miedo, que su vida corría peligro, marchó unos días a Miami y anunció que no participaría en ningún debate. Sin embargo, el miércoles el Tribunal Superior de Bogotá consideró que debido a «la trascendencia nacional» de estos comicios, un cara a cara se trata de un derecho que los ciudadanos conozcan a sus candidatos. Hernández alegaba que su programa político está disponible en las redes.
A este discurso respondió la candidata a la vicepresidencia por Petro, Francia Márquez: «Qué distintos somos. Yo por miedo me metí en política, para defender a mi pueblo. Usted por miedo se mete en un avión rumbo a Miami. ¿Así piensa defender el país cada vez que algo lo asuste? Las mujeres colombianas somos mucho más valientes que eso».
Será la primera vez que Colombia no contraste en directo a los dos candidatos que aspiran a gobernar los próximos cuatro años. Esta situación totalmente insólita en unas elecciones en el país sudamericano mantiene las expectativas y el temor a que el domingo Colombia no solo vota a un presidente. Se juega su democracia.
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