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Diana Martínez
Martes, 26 de abril 2022
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Han pasado ya más de dos años desde que la población mundial fuera golpeada por un nuevo y desconocido patógeno descubierto en la ciudad china de Wuhan que se propagaba a una velocidad vertiginosa. A nivel global, esta amenaza vírica ha infectado a más de 510 millones de personas y ha causado la muerte de otras 6,22. Han sido dos años con las mascarillas y el gel hidroalcohólico como protagonistas. Y justo cuando la comunidad internacional daba sus primeros pasos hacia la normalidad desde el inicio de la pandemia del coronavirus, vuelven a saltar las alarmas en China, donde tras confinar a los 26 millones de habitantes de Shanghái, el rebrote en el gigante asiático amenaza con el cerrojazo de Pekín.
A pesar de llevar semanas de confinamiento desde principios de abril, la ciudad más grande de China reportó el pasado domingo 39 fallecimientos, su cifra más alta. La política de 'covid cero' para erradicar su peor brote desde 2020 ha impulsado a llevar a cabo confinamientos severos y pruebas masivas. Y el mismo futuro les augura a los 21 millones de habitantes en la capital china, donde las autoridades aseguran vivir una «situación difícil» tras un aumento de contagios.
El domingo se registraron más de una veintena de positivos y la capital aplicó el cerrojazo a un complejo de viviendas del centro. El virus se ha «extendido en forma invisible, afectando escuelas, grupos de turistas y muchas familias», afirma el funcionario de Salud, Pang Xinghuo. Las autoridades han impuesto estrictos controles de entrada en Pekín. También se exige a los viajeros un test negativo de menos de 48 horas y se prohíbe el acceso a aquellos que hayan viajado a ciudades donde se haya registrado un solo caso de covid en las últimas dos semanas.
El alza de contagios (33 nuevos casos este martes, una cifra aún muy lejana respecto a los 16.000 registrados en Shanghái) ha obligado a realizar test masivos para los casi 21 millones de habitantes de la capital, al mismo tiempo en el que crecen los temores de que se aplique el cerrojazo en el territorio. Tras detectar decenas de positivos en el territorio, las autoridades ordenaron a la población de sus doce distritos centrales que se sometieran a tres rondas de pruebas PCR.
El cribado masivo decretado en Chaoyang, el distrito más poblado de Pekín con 3,5 millones de personas, provocó el pánico. Se dieron largas colas en los supermercados, con vecinos que llenaban lo más posible sus carros de la compra para aprovisionar sus hogares por temor a un duro confinamiento, como el que vive Shanghái desde primeros de mes y donde el cierre ha provocado una grave escasez de alimentos y otros suministros esenciales, tal y como han reconocido las propias autoridades, sorprendidas por la agresividad de los contagios. Otros once distritos, que suponen casi toda la población restante de la capital, comenzaron ayer a realizar pruebas a sus residentes.
Por el momento China está aplicando medidas no tan drásticas en la capital, donde se han cerrado zonas residenciales con casos positivos registrados, se ha instado a las compañías a permitir el teletrabajo y se ha suspendido el turismo en grupo antes del 1 de mayo, aunque las autoridades han pedido a los residentes que no dejen la ciudad por esta festividad salvo que sea totalmente necesario. Si estas medidas no consiguen frenar el alza de los contagios, es bastante probable que los 21 millones de habitantes de Pekín se deban someter a un nuevo cerrojazo.
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