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Caroline Conejero
Sábado, 6 de julio 2024, 07:40
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Bajo una enorme presión de los demócratas para echarse a un lado en la contienda electoral, y con un considerable escrutinio sobre su persona, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, proclamó este viernes, en un tono desafiante, que continuará con su candidatura a la reelección. De hecho, aseguró que será de nuevo el más votado en los comicios. «Venceré a Trump otra vez», afirmó de modo categórico. De hecho, en una entrevista previa, indicó que «el Señor Todopoderoso» podría persuadirlo de abandonar la candidatura presidencial.
Cada intervención de Biden se mide al milímetro, se miran todos los detallos. Y este viernes, en Madison, Wisconsin, uno de los estados más importantes, lanzó un enérgico discurso de casi 20 minutos. En él, dejó claro que se ve como favorito, que tumbará a Trump en las elecciones. Sus seguidores recogieron el guante y le corearon. «Vamos, Joe, vamos».
En este escenario, el presidente de los Estados Unidos descartó todas las preocupaciones que han surgido sobre su edad y su estado de salud. Y pasó al contraataque. De hecho, tiró con bala a Trump y recogió su ya popular frase del debate de la semana pasada, diciendo que Trump «tiene la moral de un gato callejero». «Trump es un delincuente convicto… Donald Trump no es solo un criminal convicto: es una ola de crímenes en un solo hombre», afirmó ante los vítores de la multitud.
El discurso contrastó con la actuación del presidente durante el debate de la semana pasada, en el que divagó en ocasiones y tuvo algunas dificultades para articular sus pensamientos. La intervención de Wisconsin, de tono muy diferente, marcó un «nuevo Biden», más enérgico, más desafiante, más resuelto y más combativo, producto de la nueva estrategia de campaña dirigida a exponer más al presidente ante el público.
Aun así, Biden tuvo algún tropiezo accidental con sus palabras, como al decir «me quedo en la contienda, ... Le ganaré de nuevo en 2020», dijo, antes de corregirse unos segundos después diciendo: «Y por cierto, lo haremos de nuevo en 2024».
El presidente ridiculizó a su contendiente numerosas veces. Echó la vista atrás y recordó un comentario de 2019 en referencia al 4 de julio. Entonces, Trump dijo que las tropas de guerra revolucionarias «se apoderaron de los aeropuertos» de los británicos. «Es un genio estable», dijo Biden burlándose de como el millonario suele caracterizarse a sí mismo.
Sin rodeos, Biden atacó la actuación y comentarios de su contendiente sobre el ataque al Capitolio, señalando que «no se puede ser pro-insurrección y pro-estadounidense al mismo tiempo», y agregó: «Esto es muy serio. No se puede profesar amor al país solo cuando se gana». El presidente enfatizó la importancia del carácter, de la decencia y la integridad del presidente, en contraste con la incitación a la violencia y al odio de su rival electoral.
El presidente cerró el mitin con un llamado al optimismo, y destacó los valores de decencia y honorabilidad del carácter nacional, con una exhortación a unirse para ganar las elecciones y exiliar a Trump.
En una entrevista con la cadena ABC News el viernes por la noche, Biden culpó al «agotamiento y a sentirse enfermo» su mala actuación en el debate, y aseguró no haber ningún motivo de preocupación por alguna afección más grave.
En su primera aparición ante los medios desde el desastroso debate, Biden restó importancia a las preocupaciones sobre su actuación y dijo que simplemente tuvo una «mala noche».
A la insistencia de Stephanopoulos de si consideraría los llamamientos de los cargos demócratas de retirarse de la contienda, Joe Biden insistió en que solo «el Señor Todopoderoso» podría persuadirlo de abandonar la candidatura presidencial.
Mucho más relajado que durante el debate y luciendo un saludable bronceado, el presidente habló sin cometer los errores ni los tropiezos del debate de la pasada semana, y aunque divagó algo en algunas de sus respuestas, no perdió el hilo ni pareció confundido.
Durante la entrevista, Biden defendió repetidamente su trayectoria en la Casa Blanca, enumerando una amplia lista de logros y desestimó sus bajos niveles de aprobación en las encuestas, sugiriendo que no eran precisos y que no coinciden con las encuestas internas que maneja su campaña. «No creo que nadie esté más cualificado para ser presidente y ganar esta contienda que yo», señaló con rotundidad.
En respuesta a preguntas sobre si se sentía en forma o si había tenido más errores en los últimos meses, Biden afirmó estar sujeto a exámenes médicos continuos y tener médicos siguiéndole a todas partes, que no dudarían en decirle si hubiera algún problema.
A la persistencia del presentador, Biden se negó a comprometerse a hacerse una evaluación cognitiva independiente. Con todo, la entrevista no resolvió totalmente las preocupaciones sobre la candidatura de Biden. El presidente habló de sus conversaciones con los líderes demócratas del congreso, Nancy Pelosi, Chuck Schumer, Hakeem Jeffries y Jim Clyburn, y afirmó que cuenta con su respaldo para permanecer en la contienda. Además, se negó a responder preguntas «hipotéticas» repetidas sobre potenciales peticiones a retirarse.
Al tiempo que el presidente Biden intenta enderezar el rumbo de su campaña de reelección, la presión para que se retire de la contienda aumenta entre los demócratas. Entre ellos, cuatro miembros de Congreso, y una información del viernes reveló que el senador demócrata Mark Warner se encuentra en conversaciones con otros senadores para pedir su retirada.
Por su parte, la gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, ofreció esta semana una evaluación brutalmente franca sobre las posibilidades de Biden de regresar a la Casa Blanca por otros cuatro años.
El desastre del debate ha girado drásticamente la atención electoral hacia Biden, ahora en el centro de las noticias, robando la iniciativa a Trump, que hasta ahora consumía todo el oxígeno en estas elecciones.
También, la decisión esta semana de la Corte Suprema de inmunidad a Trump, y su asociación con el «Proyecto 2025», el plan ultraconservador para desmantelar y reorganizar el gobierno sobre un modelo autoritario, han incrementado la preocupación de muchos votantes que hasta ahora no habían prestado demasiada atención a las elecciones.
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