La frase que sentenció al submarino del Titanic: «No quiero veteranos blancos en mi equipo»
El creador del sumergible destruido en el viaje al Titanic con cinco personas a bordo priorizó la juventud y la inspiración frente a la experiencia y la seguridad
Óscar B. de Otálora
Miércoles, 5 de julio 2023, 10:29
Dentro del debate abierto tras el hundimiento del sumergible Titan con cinco personas a bordo en un viaje de turismo submarino a ver los restos del Titanic, uno de ellos está apelando a una de las característica de nuestro tiempo y de la fiebre tecnológica: el edadismo. Es decir, la consideración de que la juventud es un valor en sí mismo, la innovación equivale a una religión y si no se rompen las reglas con un espíritu casi adolescente se está condenado a vivir en la mediocridad.
Este debate se ha acelerado al recuperarse una entrevista realizada en 2020 al dueño de OceanGate, Stockton Rush- fallecido en el accidente a casi 4.000 metros de profundidad-, en la que afirmaban con orgullo que no quería a expertos en su equipo. «Cuando empecé en este negocio vi que había un montón de operadores de submarinos que eran exmilitares, veteranos blancos de más de 50 años. Yo quería que nuestro equipo fuera más joven e inspirador». Esta frase define el espíritu de OceanGate y fue lo que, según los principales expertos, convirtió el Titán en un ataúd.
El propio Don Walsh, el primer hombre que en 1960 rompió todos los récords al bajar a 11.000 metros de profundidad, ya declaró a EL CORREO tras el accidente. «La cuestión no era si el Titán tendría un accidente, sino cuando ocurriría», sentenció.
«Si no rompes cosas, no innovas»
El dueño de OceanGate, ingeniero aeroespacial y piloto, vivía fascinado por la innovación. Tras no ser aceptado como piloto por el Ejército norteamericano inició una carrera en la que se aprovechó de la fortuna heredada de su familia, entre cuyos ancestros se encuentran los firmantes originales de la Declaración de Independencia de Estados Unidos. En 2004 descubrió el negocio de los sumergibles privados y llegó a la conclusión de las normas de seguridad estaban ralentizado la carrera tecnológica hacia el fondo de los océanos.
Entonces decidió romper todas las reglas de la exploración submarina y comenzó a tomar decisiones que -como se ha demostrado- no podían salir bien. Para empezar, empleó la fibra de carbono para soportar presiones equivalente a 400 kilos por centímetro cuadrado. El Titán, además, disponía de un sistema auditivo de alerta ante cualquier fractura en el casco. Pero según los expertos, esta alarma avisaría de un fallo crítico milisegundos antes de que una implosión destrozase el submarino. Además, carecía de un sistema de seguridad redundante -es decir, todos los mecanismos están duplicados por si uno falla-. Y no utilizaba cables para activar los dispositivos de navegación sino que se servía de un dispositivo Bluetooth. No hay mejor ejemplo de la apuesta digital frente a lo analógico.
En la entrevista que se ha divulgado -en un principio se borró y ahora se ha recuperado-, Stockton Rush se vanagloriaba de contar en su equipo con ese tipo de jóvenes disruptores que figuras como Elon Musk o Mark Zuckerberg han glorificado. «Uno de los miembros de nuestro equipo es un atleta universitario de lanzamiento de martillo y otro surfea en Islandia en invierno. Para trabajar en OceanGate hay que ser una persona amable y divertida, pero muy segura de sí misma», agregó.
En este discurso de orgullo ante la juventud, Rush recordó que el Titán se manejaba con un mando de videojuegos. «Cualquiera puede manejarlo si se le prepara». Otra de sus frases, pronunciada en una conferencia para innovadores, fue: «Si no estás rompiendo cosas, no estás innovando. Si estás operando en un entorno conocido, como hacen la mayoría de los fabricantes de sumergibles, no estás rompiendo nada. Para mí, cuantas más cosas has roto, más innovador has sido».
«Un insulto personal»
Un hombre de 50 años, blanco y experto en submarinos sí que había estado en el equipo de Stockton Rush. Pero fue despedido. Se trata de David Lochridge, un técnico británico que alertó al propio Rush de que el Titán no estaba preparado para bajar de forma segura a los restos del Titanic y que se estaba encaminando a sufrir un accidente letal. El dueño de OceanGate le dio diez minutos para recoger sus cosas y abandonar la sede de la compañía. Posteriormente declararía: «Sus consejos me los tomé como un insulto personal».
En estos momento, los expertos en tecnología submarina están examinando los tres restos encontrados junto a la proa del Titanic tras el accidente del submarino: la cúpula de acceso, una pieza de carbono del caso y el dispositivo de la antena de comunicaciones. Los ingenieros están examinando también restos del lastre del Titán encontrado en el fondo del mar. Una de las razones que se atribuyen a este hallazgo es que quizás el sumergible descendía demasiado deprisa e intentaron frenar la caída eliminando peso. Pero hasta que no terminen las investigaciones, todo son conjeturas.