«Dominique Pelicot no ha parado de mentir en 30 años», dice el hermano del acusado de las violaciones masivas a su mujer

¿Y si Dominique Pelicot fuera un manipulador y un mentiroso compulsivo? Los abogados insistieron en este argumento desde el inicio del juicio en el Tribunal de Aviñón a los 50 desconocidos que violaron durante casi una década a Gisèle Pelicot a instancias de su marido, Dominique, que la drogaba y adormecía. Los cronistas judiciales no le dieron una gran veracidad, al considerar que formaba parte de la estrategia de la defensa. Dos testigos, sin embargo, han subrayado esta semana este supuesto rasgo del carácter del instigador de esta trama mayúscula de violencia machista. Se trata de Joël Pelicot, hermano mayor de Dominique, y del experto psiquiatra François Amic.

«¿Por qué usted no da ningún crédito a lo que cuenta su hermano sobre los hechos traumáticos que habría sufrido durante su infancia y adolescencia?», preguntó el abogado general a Joël Pelicot, de 76 años. «Porque Dominique no ha parado de mentir desde hace 30 años. Miente en función de sus necesidades y circunstancias», respondió este médico jubilado sobre uno de sus tres hermanos, convertido en uno de los delincuentes sexuales actualmente más conocidos en Francia.

Durante su testimonio del martes, Joël Pelicot, que no está acusado en este caso, contradijo varias de las explicaciones que había dado Dominique para justificar los actos atroces que cometió sobre su mujer. Negó, de hecho, que Pelicot hubiera sufrido una agresión sexual por parte de un enfermero cuando era un niño. «Esa noche había una enfermera», recordó Joël, refiriéndose a la versión que les dieron desde el hospital. Según el hermano, aquello que lo motivó a reclutar a decenas de hombres —al menos 83— y grabar todas esas violaciones no fue ningún traumatismo de infancia, «sino la penetración de la pornografía en su vida diaria».

Ese mismo día compareció el periodista Pierre P., el marido de Caroline Darian, una de los hijos de Gisèle y Dominique, quienes se divorciaron en agosto. Este redactor jefe de la cadena BFM TV también reprochó al principal acusado algunas de sus mentiras. En concreto, denunció la «tesis perversa» que utilizó para justificar los mareos y fatiga crónica que sufrió Gisèle entre 2011 y 2020 a causa de los somníferos muy potentes que le suministraba su marido, sin que ella lo supiera. Dominique decía a su hija y su yerno que eso se debía a que Gisèle pasaba demasiado tiempo ocupándose de sus nietos.

Hasta que lo detuvieron en el otoño de 2020 por grabar debajo de las faldas a mujeres en un supermercado ningún médico ni familiar intuyó los motivos reales de esos mareos. En el estrado del Tribunal en el sudeste de Francia, Pierre P. reconoció haber estado abducido por el carisma de Dominique Pelicot, al que muchos consideraban como un padre de familia irreprochable. Cuando uno asiste en las audiencias, de hecho, sorprende el tono enfático de la voz y la seguridad en sí mismo del agresor.

Varios acusados se refirieron a ello afirmando que se sintieron «dominados» y «manipulados». Los abogados insistieron en ese lado manipulador. No obstante, estos argumentos se ven contradichos por los videos de las violaciones en que se ve a los supuestos agresores toquetear, besar y penetrar a la víctima, que está literalmente roncando. Además, flaquean por otro hecho no menor: 15 de los 50 acusados reconocen su culpabilidad. Y afirman que Dominique les dijo que suministraba somníferos a Gisèle.

A pesar de ello, uno de los expertos psiquiatras sorprendió esta semana al salir en defensa de la tesis de la mentira y la manipulación. «Pienso realmente lo que escribí. Varios elementos me hacen pensar que el señor A. tenía su consciencia modificada», dijo el lunes François Amic sobre uno de los acusados, que se presentó como homosexual y aseguró haber sido drogado por Dominique. «Tras mi examen (psicológico), creo que puedo afirmar que el señor S. no tenía ninguna intención de violar», añadió sobre otro de los supuestos agresores. «Me cuesta creer que Pelicot hubiera informado a sus supuestos cómplices de que su mujer estaba drogada», concluyó Amic. Con sus palabras, dio alas a una versión de los hechos hasta ahora infravalorada.

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