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Irlanda vota un nuevo Gobierno agobiada por el coste de la vida

Irlanda vota un nuevo Gobierno agobiada por el coste de la vida

Unos 3,7 millones de ciudadanos están llamados este viernes a dejar sus papeletas en unas reñidas elecciones entre tres grandes partidos

Iñigo Gurruchaga

Viernes, 29 de noviembre 2024, 17:12

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Cerca de 3,7 millones de residentes en Irlanda registrados en el censo electoral podrán votar este viernes hasta las 22.00 horas, una más en la península, a los candidatos en 43 circunscripciones que ocuparán los 170 escaños en la Cámara baja (Dáil) del nuevo Parlamento. Más de 400.000 se han registrados desde las últimas elecciones, y 100.000 de ellos en la última quincena para sumarse al censo.

Medios de comunicación irlandeses han prometido publicar conjuntamente una encuesta con votantes a pie de urna tras el cierre de los colegios electorales. Serán cifras que indicarán las líneas generales del voto, que en los sondeos durante la campaña han sugerido que habrá muy poca diferencia entre los tres partidos principales: Fine Gael, Fianna Fáil y Sinn Féin.

Mary Lou Macdonald, líder del SF, hizo un llamamiento final a sus votantes para que marquen en su segunda preferencia a candidatos de otros partidos con programas electorales de izquierdas: los socialdemócratas, el Gente antes que Beneficio (PBF, por sus siglas en inglés) y el Laborista. El objetivo es que haya más escaños en el nuevo Parlamento dispuestos a apoyar un Ejecutivo de izquierdas.

Las elecciones se celebran en un extraño contexto para el futuro de la república. Nunca en la historia ha habido tantos votantes, y también es una novedad que depositen su papeleta en una atmósfera de malestar sobre el coste de la vida y un 'boom' económico asociado a los ingresos fiscales de miles de millones de euros en impuestos de grandes multinacionales estadounidenses con ramas en la isla.

El presidente de EE UU, Joe Biden, que tiene en su árbol genealógico familias irlandesas en las que hubo inmigrantes al nuevo mundo, ha mostrado gran simpatía por la república durante su mandato. Su sucesor, Donald Trump, es de madre escocesa, emigrada a Estados Unidos para trabajar en el servicio doméstico. Los sentimientos familiares no afectarán su anunciada política de repatriación de impuestos.

Cuestión de unidad

El gran asunto de la política irlandesa es la amenaza de un cambio radical en los ingresos fiscales de Dublín como consecuencia de la política en Washington. El Fine Gael y el Fianna Fáil han prometido gastos de miles de millones para mejorar los servicios públicos, pero han reprochado al Sinn Féin que sus planes presupuestarios no tienen en cuenta el posible choque con Trump.

Los dos partidos que han gobernado Irlanda desde el tiempo revolucionario en el inicio del siglo XX (el Fianna Fáil gobernó 61 años en el período entre 1932 y 2011) se niegan a compartir el Ejecutivo con Sinn Féin. En sus orígenes ambos partidos fueron escisiones de la formación asociada al IRA, pero ahora consideran incompatible la colaboración.

Macdonald ha reclamado que el «establishment» de la república de Irlanda deje de pedir cuentas a su partido sobre los crímenes del IRA Provisional, que creció como grupo terrorista en Irlanda del Norte. El legado de la violencia ha sido un freno para participar en el Gobierno de Dublín y lo es también para avanzar en la unidad política de Irlanda.

El Sinn Féin la incluye en su programa electoral. El exprimer ministro, Leo Varadkar, sorprendió al público en septiembre afirmando que todos los partidos que concurren en estas elecciones tendrían que señalar que la unidad de Irlanda es una prioridad y no solo una aspiración. Cree que la evolución histórica señala hacia la unidad.

Propone crear un Foro para una Nueva Irlanda en el que se analizarían ideas sobre la integración económica de las dos naciones separadas por la partición; también sobre la partición de los dos parlamentos (el de Stormont y el de Dublín) para mantener sesiones en la sede del otro. Sugiere que el viceprimer ministro en Dublín y miembros del gabinete tengan pasaporte británicos; es decir, que serían unionistas del Norte.

El futuro de conjeturas y promesas será aclarado con el lento ritmo del sistema electoral de Irlanda, que pide a sus electores que marquen las casillas con las cifras que representan el orden de preferencia del votante sobre los candidatos en su circunscripción. El recuento comenzará en la mañana del sábado y se extenderá a lo largo del domingo.

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