Macron prepara el cambio de Gobierno tras una intensa agenda internacional

De regreso al Palacio del Elíseo tras una intensa agenda internacional durante las dos últimas semanas, el presidente francés, Emmanuel Macron, prepara junto a la primera ministra, Élisabeth Borne, un cambio de Gobierno. Es necesario hacerlo después de que su partido perdiera la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional en las elecciones legislativas de junio.

El mandatario centrista ha prometido «un Ejecutivo de acción». Se espera que se anuncien los nombres de los nuevos ministros antes del miércoles, día en el que Borne hará su declaración de política general ante el Parlamento. El último cambio de Gabinete tuvo lugar el pasado 20 de mayo, tras las presidenciales de abril.

De momento, no está previsto que la primera ministra se someta el miércoles a un voto de confianza de los diputados. La unión de partidos de izquierdas (Nupes) pide que lo haga, pero no está obligada a ello. La Francia Insumisa (el Podemos francés) ya anunció que, de todas formas, presentará una moción de censura, aunque es poco probable que logre hacer caer a Borne por falta de apoyos.

Una remodelación del Ejecutivo es necesaria tras la última cita con las urnas. Al menos cuatro miembros del actual Gobierno se marcharán, aunque podría haber más cambios. Las ministras Amélie de Montchalin (Transición Ecológica) y Brigitte Bourguignon (Sanidad), y la secretaria de Estado del Mar, Justine Bénin, deben dimitir, ya que no lograron un escaño en la Asamblea Nacional y no cuentan con el respaldo de sus circunscripciones. Además, tendrán que encontrar un remplazo para la titular de Ultramar, Yaël Braun-Pivet, nueva presidenta de la Cámara baja gala, la primera mujer en acceder a este cargo.

Podrían también salir del equipo de Borne, Damien Abad, ministro de Solidaridad; y Chrysoula Zacharopoulou, secretaria de Estado de Desarrollo. La Fiscalía de París ha abierto una investigación por intento de violación contra Abad después de la denuncia de una mujer y Zacharopoulou, ginecóloga de profesión, ha sido acusada por dos clientas de abusos y por una tercera de «violencias ginecológicas» por hechos presuntamente ocurridos hace años en su consulta médica.

Macron vuelve a centrarse en la política nacional y los problemas del país tras un semestre con una agenda internacional muy cargada: desde la presidencia francesa de turno del Consejo de la Unión Europea a la guerra de Ucrania, pasando por la cumbre de la OTAN en Madrid y la reunión del G7 en Alemania. Apenas estuvo implicado en las campañas electorales para presidenciales y legislativas. Se volcó más en la presidencia rotatoria de la UE y en la guerra de Ucrania.

Francia asumió el 1 de enero las riendas de la UE para entregar el relevo este 1 de julio a la República Checa. «La Europa de junio de 2022 es muy diferente de la de enero de 2022», dijo Macron el 24 de junio en Bruselas.

La agresión unilateral de Rusia a Ucrania alteró la agenda europea del Elíseo. Su inquilino logró que los Veintisiete se solidarizaran con Kiev y adoptaran sanciones contra Moscú. Enviaron material militar a Kiev y acogieron a los refugiados con los brazos abiertos. En la cumbre de Versalles, celebrada el 10 y 11 de mayo, los líderes de la UE acordaron, entre otras cosas, reforzar sus capacidades de defensa y salir de su dependencia de las importaciones de gas, petróleo y carbón rusos.

Los socios comunitarios respaldaron la propuesta de París sobre la reforma del espacio Schengen. Se creó así el Consejo Schengen siguiendo el modelo del Eurogrupo, el órgano informal en el que los ministros de la zona euro debaten de forma regular cuestiones vinculadas a la moneda única. El objetivo de este 'pilotaje político' es garantizar a la vez la libre circulación de personas en toda seguridad y proteger las fronteras exteriores.

Los Estados miembros también aprobaron, bajo presidencia de París, el paquete clima para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% en 2030, la ley de Mercados Digitales, que resta poder a los gigantes tecnológicos y acordaron un salario mínimo europeo.

La presidencia gala, sin embargo, fracasó a la hora de establecer a nivel europeo un impuesto mínimo del 15% sobre los beneficios de las multinacionales, que era una de sus prioridades para este primer semestre. París chocó con el bloqueo primero de Polonia y luego de Hungría.

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