Los rostros de las víctimas de la guerra
Kremenchuk ·
El 27 de junio un misil impactó en un centro comercial. Mató a 21 personas. Varias más fueron consumidas por el fuego. No se han encontrado sus restos. Había mil civiles en el lugar. La conmoción internacional fue enorme. El 'Ukrainska Pravda' ha querido rendir homenaje a las víctimas. Estas son algunas de ellas.Viernes, 15 de julio 2022, 23:07
Oksana Pyrkhalo
Propietaria de un salón de belleza, Oksana, de 48 años, acudió al centro comercial para comprar una caldera. Sus restos se localizaron cuatro días después. «Fue aterrador. Esperábamos que estuviera en algún hospital, pero...», recuerda un amigo.
Daniil Sidorov
Daniil de 25 años, trabajaba en la tienda de electrodomésticos Comfy. El misil impactó directamente contra el comercio. Su hermana le recuerda como un pacifista «tranquilo con un mundo interior rico», aunque estaba esperando a que le llamaran a filas.
Olena Dmytrychenko
Abogada de 41 años, visitaba las galerías comerciales en compañía de su hijo pequeño, que milagrosamente escapó a la muerte. Olena solo pudo ser identificada por el ADN. «Inteligente, profesional y honesta», le definen sus allegados. «La amamos por lo que era».
Anna Vovnenko
A sus 21 años, había estudiado informática y aspiraba a trabajar en una empresa. Acudió al centro a hacer unas compras con su madre y las dos se separaron dentro. La explosión ocurrió cerca de donde estaba Anna, cuya muerte solo pudo confirmarse dos días después.
Vyacheslav Demidov
«Amable, sincero y abierto». Así recuerdan quienes le conocieron a este joven de 23 años que trabajaba en Comfy. El misil le mató de manera instantánea. Su abuela no pudo reprimir su desolación en el entierro. «¿Señor, por qué nos lo quitaste?», exclamó.
Yulia Sovenko
«Estaba caminando por el pasillo. Salía del laboratorio. Nos saludamos como siempre. Ella sonreía. Fue nuestro último encuentro. Unas horas después se había ido», recuerda una compañera. Las dos eran enfermeras en un hospital. Yulia deja una hija.
Yevhenii Hrytsai
El 27 de junio, Yevhenii, de 27 años, tenía el día libre, pero el dueño del negocio le llamó para pedirle que acudiera a trabajar a las galerías. «Qué miedo da decir 'era'. Pero desde ese día negro, esta es mi realidad. Mi hijo amaba la vida», dice su madre.
Tetyana Brygadyrenko
De 22 años, asesora de accesorios móviles, su madre pasó días buscándola en los hospitales y tanatorios de Kremenchuck. Nadie pudo darle referencias hasta que una prueba de ADN logró finalmente identificar los restos. El cohete le había alcanzado de lleno.
Olga Pavlenko
Directora de un estudio de arte, el comienzo de la guerra le sorprendió trabajando en Orlando (EE UU). En mayo participó con sus cuadros en una exposición para recaudar fondos de ayuda humanitaria y luego regresó a Ucrania. «Realmente quería volver a casa».
Ruslan Mykolenko
Consiguió trabajo como consultor en Comfy tres semanas antes del ataque. A sus 26 años estaba ilusionado con el empleo. Su hermana y varios amigos le buscaron tras el bombardeo con la esperanza de que en ese momento no estuviera en la tienda. En vano.
Olena Polyokova
Experta en créditos, de 31 años, había estado empleada en un banco. Sus compañeros la recuerdan como una mujer «decidida» y una líder de equipo. Su marido lamenta que esa mañana se marchó temprano a trabajar y no la besó para no despertarla.
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