Viaje al corazón del Rioja

A bordo de un Porsche Panamera 4 E-Hybrid, recorremos una pequeña porción del terreno riojano, el que discurre entre Haro, Villalba de Rioja, ascenso al monasterio del Yermo Camalduense de Nuestra Señora de Herrera, para volver a Villalba y dirigirnos después a Briones. Un recorrido no muy largo, poco más de 60 kilómetros, pero lleno de contrastes y con todo tipo de terrenos.

Quizás el Panamera 4 E-Hybrid no parezca el modelo ideal para una aventura en el corazón de La Rioja. Es una berlina y quizás el terreno esté pidiendo un SUV o un 4x4, sin embargo, el perfecto equilibrio del modelo alemán, la motorización híbrida enchufable y sus tracción a las cuatro ruedas, lo convierten en ideal para disfrutar en cualquier terreno.

Monta un motor de gasolina y otro eléctrico, con batería de 17,9 kWh de capacidad, y consigue una potencia máxima de 462 CV. La autonomía eléctrica de 50 kilómetros, cuando te estás metiendo en el corazón de La Rioja, atravesando la sierra de Cantabria, te despierta la conducción ecológica, especialmente cuando los neumáticos empiezan a rodar sobre tierra.

Arrancamos en Haro y cogemos la comarcal LR 306. Tras dejar el barrio de la Estación, donde se suceden algunas de las bodegas más conocidas de La Rioja, como Muga, Ramón Bilbao o Cvne. En menos de seis kilómetros comenzamos el ascenso hacia Villalba de Rioja. Una pequeña población situada en las estribaciones de la Sierra de Cantabria.

Villalba de Rioja es una población muy pequeña, pero que está ubicada en un lugar estratégico de cara a los viñedos. La ladera en forma de circo está orientada al sur, por lo que el sol está insolando las vides desde que sale hasta que se pone. Contado así parecería el lugar ideal para ubicar una bodega, pero en su término municipal sólo están algunas de carácter familiar hasta que dos visionarios instalaron allí la bodega Alonso&Pedrajo, que en poco más de una década se ha convertido en referente de calidad. Sus vinos están en la carta de los principales restaurantes de España, muchos de ellos con estrella Michelin.

Atravesamos las estrechas calles de Villalba de Rioja, donde el Panamera demuestra su increíble ángulo de giro para un modelo de cinco metros. Cogemos el Camino de Portillo. Un trazado de montaña con importantes desniveles, donde el Porsche da una lección de agarre en curvas, agilidad y equilibrio. Al coronar la montaña se termina el asfalto.

Una pista de tierra perfectamente nos facilita el avance hacia una joya perdida en mitad de la Sierra de Cantabria, se trata del monasterio conocido como Yermo Camaldulense de Nuestra Señora de Herrera. Tras sus muros habitan media docena de monjes que tienen voto de silencio. Se dedican a la oración y a la producción de miel.

El trayecto hasta llegar a sus puertas no es muy largo, pero el terreno y lo retorcido del trazado hace que los cinco kilómetros desde Villalba se conviertan en más de veinte minutos. Un tiempo que te permite observar el paisaje, sobre todo de regreso, cuando puedes disfrutar del Valle de Haro.

En el descenso, con una anchura de vía que permite solo el paso de un coche, hay que controlar el coche y dejar aparcado el instinto de acelerar que transmite cualquier Porsche. Es en ese momento, aprovechando las pendientes que superan el 10% cuando aprovechamos para comprobar la capacidad de recarga regenerativa del pedal de freno.

Tras superar en el descenso Villalba de Rioja, desandamos el camino hacia Haro y seguimos hasta Briones, ya por carreteras menos retorcidas, en los que probamos los distintos modos de conducción, que se seleccionan desde un mando giratorio en el volante.

La carretera discurre bordeando el río Ebro. Según avanzamos aparece una población emplazada sobre un cerro de 80 metros de altura, con su ladera norte cortada sobre el cauce fluvial, en pendiente casi vertical. Es una pequeña fortaleza desde la que divisar lo que ocurre en un radio muy amplio. Es Briones, una villa de diseño medieval con muchos edificios de interés, por lo que ha sido declarada Conjunto Histórico Artístico. En Briones hay que parar, aparcar, y recorrer sus calles a pie.