A favor y en contra de 'Cerrar los ojos'
Candidatas a mejor película ·
El último filme de Víctor Erice acumula 11 nominaciones para los premios de la Academia, entre ellos el máximo reconocimientoSecciones
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El último filme de Víctor Erice acumula 11 nominaciones para los premios de la Academia, entre ellos el máximo reconocimientoNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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Víctor Erice hacía treinta años que no estrenaba en pantalla grande. Su regreso, en un panorama cinemtosgráfico completamente diferente al de los tiempos de 'El sol del membrillo' o los de 'El espíritu de la colmena', fue recibido con expectación. Y la historia sobre un célebre actor que desaparece durante el rodaje de una película no decepcionó. En los próximos Goya parte como una de las favoritas. Dos redactores de Pantallas analizan las posibilidades de 'Cerrar los ojos' de alcanzar el sábado 10 el máximo premio de la Academia.
Cuando Erice estrenó sus dos primeras películas, 'El espíritu de la colmena' (1973) y 'El sur' (1983), no se entregaban todavía los premios Goya, por lo que no hubo ocasión de que se las nominase. Sin embargo algunas de las imágenes más icónicas de aquellos filmes han aparecido años más tarde en multitud de ocasiones en las ceremonias de estos premios. Porque la escena de la mujer, corneta en mano, anunciando la proyección de 'El doctor Frankenstein' es historia del cine español. Y la de Ana Torrent observando la pantalla grande. Y por supuesto la de esta e Isabel Tellería en las vías del tren. O la de Sonsoles Aranguren probándose el traje de comunión junto a la gran Rafaela Aparicio. Todos tenemos en la cabeza esas secuencias. Cuando Erice estrenó su tercer trabajo, 'El sol del membrillo' (1992), no existía la categoría de mejor documental, por lo que los galardones pasaron de largo por esta producción.
Era de justicia, por tanto, que en el regreso al cine del director vasco la Academia le recibiese con honores. Al fin y al cabo estamos hablando de un título, protagonizado por unos notables Manolo Solo y José Coronado, que reconoce el poder sanador del celuloide, que recuerda la mística que se esconde tras las imágenes y que reivindica la pantalla como motor para recuperar los recuerdos del pasado.
Erice se estrena en los Goya con once nominaciones, entre otras las de mejor director y película. Este reconocimiento va más allá del propio cineasta, va también de reivindicar las historias que se toman su tiempo para contarse, que atrapan poco a poco y envuelven al espectador, que no necesitan artificios para interesar y seducir durante tres horas. En definitiva, en la candidatura de 'Cerrar los ojos' están nominados 50 años del cine español.
Reconozcámosle a Erice, además de su genio indiscutible, la nobleza de volver a tirarse al barro. Hubiera sido más cómodo para él quedarse en casa leyendo, envuelto en su manta de leyenda viva del cine español y recibiendo, cada tanto, el reconocimiento que se merece. Pero Erice ha preferido remangarse y rodar la que ha sido, probablemente, su última película. Y, como tal, 'Cerrar los ojos' tiene mucho de testamento cinematográfico, de añoranza de un pasado que no va a volver, de melancolía.
En 'Cerrar los ojos', Erice lucha contra el paso del tiempo, y se revuelve, y se rebela, y ofrece resistencia ante lo inevitable como mejor sabe, que es realizando un cine bello, poético, pausado, construido desde el pensamiento y la calma. Pero esa cara es, al mismo tiempo, su cruz, porque la película alberga un poso de derrota: Erice da la batalla por perdida, asume que cualquier tiempo pasado fue mejor e intenta demostrarlo a lo largo de casi tres horas.
Y sí, los tiempos cambian y, con ellos, la forma de hacer cine y la manera en que lo vemos, pero eso no es necesariamente peor, solo distinto. El buen cine ni empieza ni acaba con Víctor Erice, aunque él sea uno de sus grandes representantes y no comprenda muy bien en qué se está convirtiendo su negociado; lo mismo le ocurre a Nanni Moretti, otro viejo cineasta que expresa inquietudes similares en 'El sol del futuro'. Pero, a diferencia de la película de Erice, la última obra de Moretti termina invadida por la luz, por el optimismo; no así 'Cerrar los ojos', cuyo espíritu se puede resumir en la frase de Mario Pardo cuando afirma que el secreto para envejecer bien es hacerlo «sin temor ni esperanza». A pesar de que, posiblemente, el personaje de Pardo lleve razón, le hubiéramos agradecido a Erice un poco más de confianza en el futuro. Incluso en el presente.
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