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'El gran salto' da comienzo en un punto de inflexión en la vida de Gervasio Deferr, cuando después de una noche de excesos y otra mañana de after recibe una llamada de su hermano explicándole que su madre ha sufrido un infarto y que se encuentra en el hospital. Aquella noticia llevaría al ex gimnasta olímpico a corregir el traicionero rumbo que estaba tomando su vida. A partir de ahí la narración va dando saltos en el tiempo, recordando las dos medallas de oro en salto en Sídney 2000 y Atenas 2004 y la medalla de plata en suelo en Pekín 2008, pero también esa incapacidad para gestionar el paso del éxito al fracaso que le llevó a una espiral autodestructiva.
Por todas esas emociones transita Óscar Casas, el actor que se introduce en las diferentes pieles de Deferr: el entregado y autoexigente deportista y el adicto que se alejó de su familia y amigos. Y lo hace en tan solo cinco capítulos, los que Atresmedia estrenará el 17 de noviembre en su plataforma, Atresplayer. Basada en las memorias de Deferr, la ficción tuvo este martes su primer preestreno ante el público en el South International Series Festival de Cádiz, al que acudió buena parte del equipo para su puesta de largo.
Y las sensaciones no podían ser mejores. «De momento, las primeras críticas de la prensa están siendo buenas. Es verdad que no me suelo fiar mucho, pero ya la han visto mi familia y Gervi y sus reacciones están siendo espectaculares, así que puedo aceptarlo un poco más», explica el actor con cierta cautela. Según señala la serie es «totalmente fiel» a la historia de Gervasio que, dice, ha visto ya el primer capítulo la friolera de doce veces. «Le está fascinando. Me ha dicho que en esencia es lo que él sentía y que cuando cierra los ojos es como si se escuchara, que se ve completamente reflejado y que le ha permitido aprender», contaba durante la rueda de prensa.
Aún así, Casas deja claro que para el gimnasta es «duro» ver su historia en la pantalla, tanto que la primera vez que se enfrentaba a cada nuevo episodio tenía que verlo con gente alrededor porque «le remueve mucho». «Va teniendo bajones y subidas, porque bucear en esos monstruos es complicado, pero creo que es también una forma de sanación y resulta positivo», matiza el actor, que en esta ocasión ha hecho mucho hincapié en la modulación de su voz para viajar por todas las fases que atravesaba el personaje.
«Desde el principio vi que era algo muy característico de él, esa voz tan particular que tiene, y cómo le había ido cambiando con los años y con el tipo de vida que llevaba», comenta Casas. De la voz más suave y dulce que tenía cuando concedía entrevistas a sus diecinueve o veinte años, a la voz rota y ronca que se escucha en sus últimas comparecencias. Casas trabajó con la profesora de voz Isabel Pastor y dedicó «muchísimas horas» a escuchar al deportista a través del tiempo. «Tenía que encontrar esa voz más borracha, tenía que aprender también a meterla cuando susurraba… Ha sido precioso. Nunca había trabajado con una 'coach' de voz y ha sido bueno para el personaje y para mí porque me ha permitido quitar a Óscar y no juzgarme tanto», resumía.
Curiosamente, no fue eso lo más complicado a la hora de construir el personaje. «Lo más difícil fue que haya tantos años que interpretar y tenerlo todo bien ordenado y entenderlo para que cada etapa tuviera su voz, su cuerpo y su alma», explica. Afortunadamente, la producción se lo puso algo más fácil rodando la serie en dos partes, una para trasladar a la pantalla al Gervasio más joven y otra para llevar al Gervasio adulto. Sin embargo, en un mismo día de rodaje, Casas tenía que enfrentarse a una secuencia por la mañana en la que su personaje tenía 19 años y a otra, esa misma tarde, en la que tenía 24, prueba de lo rápida que va la narración. «Contaba con un enorme esquema en el apartamento que me permitía saber qué le había pasado a Gervasio antes de cada secuencia, para que pudiera ver el arco del personaje y no mezclara estados de ánimo», desarrolla.
A nivel físico, en cambio, dar vida a Gervasio Deferr no le supuso tanto esfuerzo. «Me gusta mucho el deporte y para la primera parte, durante dos meses, tuve que entrenar y comer mucho y eso es divertido y descansado. En la segunda parte, dejé de comer. Se habla mucho de los cambios físicos, pero luego son las partes más fáciles», razona.
Reconocían desde la productora que Gervasio Deferr tardó mucho en leer los guiones –«Ya había empezado la producción cuando se los acabó», explicó Jordi Frades, director de Diagonal TV–, pero que su implicación en el rodaje fue máxima. «Nos llamaba y nos preguntaba: '¿Qué rodáis hoy?'. 'Hoy no vengas que estamos en el hospital con tu madre', le decíamos. 'Vale, mejor no', respondía. Pero otro día rodábamos algo de las olimpiadas y se acercaba a echarnos una mano. Yo le decía que era una pasada hacer un 'biopic' sobre alguien vivo y él contestaba: 'Por poco'», relataba el director de la serie, Roger Gual Durán.
Después de entregarse en cuerpo y alma al personaje, Casas asegura que entiende «perfectamente» a Gervasio Deferr. «Al final, el éxito o el fracaso son conceptos que se imponen las personas a sí mismas, no son reales y nos hacen mucho daño. Nos exigimos con tener éxito constantemente y eso nos destruye. A día de hoy, me quedo con el equilibrio porque si te exiges y no llegas, puedes acabar en una rueda de vivencias negativas que te destruyen», dice.
Lógicamente, Casas es el protagonista absoluto de la ficción, pero su personaje está arropado por otros. A Olivia Baglivi le tocó vivir con Óscar la bajada a los infiernos. «Ellos -cuenta la actriz, que da vida a María- se encontraban siempre ante situaciones bastante desoladoras y creo que este tipo de secuencias en ficción me suele costar creérmelas y una de las cosas que caracterizan a 'El gran salto' es que ese descenso es desde la víscera y busca siempre la verdad, mostrando siempre su crudeza». Por su parte, Greta Fernández encarna a Ainhara, la novia de Gervasio en su etapa más joven. «Las novias estamos para hablar de los momentos que vive Gervi y ayudan un poco a entender en qué momento se encuentra él», explica la actriz. «Rodamos momentos muy tristes, en una pareja donde hay mucho amor, pero que se empieza a destruir, pero pese a que eran escenas muy tristes, yo disfruté mucho», cuenta.
Completan el reparto Fran Berenguer, Christian Chueca, Carolina Román, Lucía Juárez, Carla Linares, Alfons Nieto, Joaquín Daniel, Pau Roca, Beka Lemonjawa, Pep Ambròs, Bea Segura y Nausicaa Bonnin.
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