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Una imagen de 'The Tyrant' Disney
'The Tyrant': «Cuidado, ¡salpica!»

'The Tyrant': «Cuidado, ¡salpica!»

Tan poco original y superficial como impactante en sus imágenes, 'The Tyrant' ofrece al espectador curtido algunas secuencias de acción absolutamente brutales

Viernes, 23 de agosto 2024, 00:15

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Probablemente la serie más ultraviolenta del momento está disponible en Disney+. Curiosa paradoja, subrayada cuando, al comienzo de cada capítulo, un mensaje escrito en la parte superior de la imagen informa al espectador con un alarmante aviso: «Contiene imágenes de tabaco». Efectivamente, en 'The Tyrant', de reciente estreno, una etiqueta de advertencia señala la posibilidad de que algún personaje de la trama se fume un cigarro dentro del encuadre. Sin embargo, no indica la posibilidad de que la gran cantidad de violencia explícita mostrada en pantalla «puede herir sensibilidades». Fumar puede matar. ¡Qué ironía! Cualquier cosa puede hacerlo en este recomendable thriller con toques de ciencia-ficción y frenéticas escenas de acción. El palillo de un aperitivo comprado en el colmado puede ser un arma letal. Los golpes duelen, mucho, en esta producción surcoreana que se ve del tirón: su primera temporada apenas dura cuatro capítulos que se ven en un suspiro. No es nada nuevo lo que cuenta, es un refrito de mil ideas que ya hemos visto, pero contiene imágenes brutales que dejan en pañales a otras propuestas en su línea. Las luchas cuerpo a cuerpo lucen excepcionales, con coreografías de quitar el hipo y cubos de hemoglobina. Vemos lo que no ocurre en el cine de superhéroes mainstream: salvajes estallidos de sangre, rotura de huesos y terribles daños colaterales cuando toca pegarse –o acuchillarse- para conseguir frenar las intenciones del enemigo. Un extraño virus que convierte al huésped en una especie de supersoldado mutante es el objetivo de varias facciones que no se cortan a la hora de eliminar a la competencia.

Detrás de 'The Tyrant', firmando la dirección y el guión, está Park Hoon-jung, del que vimos recientemente 'El bastardo', estrenada en salas de tapadillo (ya está en Movistar+). En su biografía cuenta con varias joyas recomendables, entre ellas 'New World' o 'Noche en el paraíso', además del guión de la estupenda 'Encontré al diablo'. Esta miniserie de su cosecha conecta con un díptico de su puño y cámara, las dos partes de 'The Witch', que no hace falta ver para entender lo que acontece. Hay algún guiño evidente, para completistas, pero no afecta al conjunto. Es más, uno de los problemas del proyecto es que cojea narrativamente pero el desaguisado no empaña el disfrute. La historia, con múltiples personajes que se entrecruzan, no es fácil de seguir. La imaginación del espectador para rellenar los huecos de la información expuesta es esencial e importante. El montaje juega con saltos en el tiempo y flash-backs que no ayudan a la comprensión pero lo realmente interesante de esta adrenalítica apuesta es su ritmo, los roles con carisma y las desmesuradas secuencias de acción, donde el público siente los desgarros, las patadas, los puñetazos y el choque de cuerpos contra muros que parecen de mantequilla. La sangre salpica. No hay prisioneros. La falta de originalidad y el críptico argumento son lastres que no impiden que el divertimento coja vuelo desde el primer minuto.

Además del llamativo número de cabezas que estallan en 'The Tyrant', destaca el trabajo físico de su notable reparto, especialmente Jo Yoon-su ('Tribunal de menores'), en la piel de una asesina implacable que se ve involucrada sin comerlo ni beberlo en una trama de espionaje en busca de una arma biológica devastadora. Cha Seung-won ('Believer') también deja huella, encarnando a un exterminador en franca decadencia que no deja títere con cabeza. Ambos rostros habituales del audiovisual de Corea del Sur protagonizan un listado de imágenes impactantes, no siempre aptas para estómagos débiles. El final, una fiesta mortal en toda regla, con un intercambio de mamporros espectacular y el contador de cadáveres desatado, deja algunos hilos sueltos que pueden dar lugar a una continuación que no lo tiene fácil para elevar el nivel de muerte y destrucción (anatómica).

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