Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Es inevitable emocionarse al ver 'Las de la última fila'. Y no es porque sea una serie ñoña o especialmente dramática, al contrario, es de esas producciones reconfortantes, que uno ve esbozando una sonrisa, sino por la cruda verdad que expone ante el espectador. Bajo este título se esconde la primera serie creada, escrita y dirigida por Daniel Sánchez Arévalo, autor de películas como 'Gordos' o 'AzulOscuroCasiNegro', que el pasado viernes desembarcó en Netflix. Su premisa es sencilla: todos los años Sara (Itsaso Arana), Alma (Mónica Miranda) , Carol (Maria Rodríguez Soto), Leo (Mariona Terés) y Olga (Godeliv Van den Brandt), un grupo de cinco amigas cercanas a los cuarenta, que siguen en contacto desde el instituto, se toman una semana de vacaciones juntas para desconectar. Las de este verano, sin embargo, serán distintas: a una de ellas le han diagnosticado cáncer y en breve tendrá que comenzar con el primer ciclo de quimioterapia.
Conscientes de ello, las cinco amigas toman varias decisiones antes de encarar el viaje anual, que esta vez tendrá lugar justo la semana previa al inicio del tratamiento: se raparán la cabeza al dos, no hablarán de la enfermedad y cada una de ellas introducirá en una cajita un papelito con una acción o un deseo que les gustaría llevar a cabo antes de morir. Ya en la costa gaditana, cada día irán extrayendo uno de ellos y todas deberán cumplirlo. Comienza así un viaje de amistad, lleno de retos, experiencias y autodescubrimiento, que lleva a las protagonistas a replantearse sus propias vidas, a enfrentarse a sus miedos, salir de su zona de confort y afrontar los temidos '¿y si?', aquellas decisiones que, de haberse tomado, podrían haber cambiado por completo sus vidas.
Visualmente ambiciosa y con decisiones formales muy acertadas -la manera de plasmar las conversaciones telefónicas, los saltos al pasado deliciosamente integrados en el presente o la forma en la que se juega con lo que ha sucedido de verdad y lo que no son un ejemplo de ello- , sí que hay un aspecto que puede echar atrás a más de un espectador y es ese tono como de anuncio veraniego de cerveza que se deja entrever en ciertas secuencias y al que contribuyen canciones, por otro lado incontestables, como 'Qué nos va a pasar', de La Buena Vida; 'Berlin u5', de Zahara, o 'Too Many Drugs', 'Julio Iglesias' o 'Mamá', de Rigoberta Bandini. Sí, las tres llegan a sonar en algún punto de la serie -una, incluso, en un par de ocasiones- y la propia Paula Ribó tiene un divertido cameo en uno de los seis episodios que conforman la ficción.
Salvado ese escollo, lo que queda es una serie sincera y emocionante, que supura verdad por todos los lados y que, usando la enfermedad como pretexto -el misterio acerca de quién de las cinco es la afectada resulta casi irrelevante, aunque el cierre sea también perfecto-, toca todo tipo de asuntos en torno a las relaciones humanas, desde la amistad, hasta la familia, pasando por las relaciones de pareja, la sexualidad, el deseo, el maltrato psicológico -resulta escalofriante el momento que protagonizan Carol y su pareja, a cientos de kilómetros de distancia en torno a una báscula de peso conectada a internet-, la búsqueda de nuevas experiencias, las dudas entre arriesgarse y cambiar las cosas o acomodarse a la vida que uno ha construido...
En esa verdad tienen todo que ver unas actrices que están excepcionalmente bien. No hay apenas una frase fuera de tono, ni siquiera pese a que en alguna ocasión el espectador se vea obligado a suspender la incredulidad porque un diálogo o una acción no sea del todo realista -el allanamiento de morada es un ejemplo-, y las cinco protagonistas traspasan a menudo la pantalla con una espontaneidad y una frescura difíciles de ver. Sin duda, la elección del casting, con rostros no tan conocidos para el gran público, contribuye a que el espectador vea en la pandilla a cinco mujeres reales. Que la ficción esté trufada de cameos como los de Macarena García, Antonio de la Torre -ojo al guiño a 'Primos'-, Michelle Jenner o Carmen Machi no hace más que elevar el listón de una serie que se degusta, fácilmente, en un par de sesiones, con capítulos de unos 45 minutos de duración.
Ha contado Sánchez Arévalo en entrevistas recientes que tenía «una deuda pendiente con el universo femenino» y que su máxima ambición era «crear una serie que si tú no supieras quién está detrás creyeras que es una mujer». No cabe duda de que lo ha conseguido.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Muere Jesús Melgar, periodista y productor de Jesús Quintero
ABC de Sevilla
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.