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Ha habido que esperar más de dos siglos, pero este martes la histórica plaza de Carvajal recupera uno de sus elementos más característicos, el crucero que señalaba que alí había estado la antigua iglesia de San Cebrián, cuya cripta es la conocida como Cueva de Salamanca. Este martes, el crucero regresa a este lugar, aunque en forma de réplica, y pone fin a un largo periplo de exilio que llevó al original por varios puntos de la ciudad.
Este martes está prevista la instalación de una réplica del crucero, en forja y piedra, en el mismo lugar que ocupó el original durante siglos. La pieza es obra del escultor Óscar Alvariño, al que se encargó el trabajo hace unos meses y que es conocido por haber elaborado varios de los medallones de la Plaza Mayor.
La pieza original va a seguir en su actual ubicación, en una rotonda interior del cementerio, al que llegó hace décadas y de donde no se puede mover. Su estado es pésimo y cualquier intento de trasladarlo hubiera sido desastroso para la pieza, que probablemente se hubiera desmoronado.
A finales de 2024 se supo que, tras años de peticiones, se había reservado una partida municipal para encargar la talla de una réplica idéntica, con las mismas dimensiones. Se adjudicó a Alvariño por algo más de 46.000 euros y ha estado trabajando en ella varios meses. En la zona ya está reservado el lugar para su instalación, que es el mismo en el que estuvo históricamente.
La cruz estuvo puesta en la plazuela como memoria de la iglesia. Llevaba por un lado la imagen del Santo y una cartela que decía: «Esta fue la iglesia de San Ciprián», hasta finales del siglo XVIII, en que fue trasladada de lugar. Por el otro lado tenía un Cristo cruficicado. En los últimos años ya le faltaban algunas piezas de piedra.
El 'nuevo' crucero devuelve al lugar su aspecto de hace siglos en un punto de gran concentración de patrimonio. En las inmediaciones, en pocos metros, se encuentra el antiguo colegio de huérfanos de San Antonio, conocido como seminario de Carvajal, que ha sufrido desde incendios a derrumbes; la conocida como Cueva de Salamanca; la torre del Marqués de Villena; o restos de la muralla antigua, además de los últimos descubrimientos en una finca donde hubo una churrería.
La pieza original es propiedad de la Diócesis y fue retirada del lugar hace casi dos siglos. Su función era señalar la desaparición de un templo, en este caso, la iglesia de San Cebrián. Se encuentra en un lugar rico en patrimonio donde se encuentran restos de la Salamanca más antigua.
Esta cruz señala el lugar en el que estaba la desparecida iglesia románica y, junto a otras, la pieza fue trasladada en 1832 al Cementerio que en aquel entonces estaba en construcción y allí permanece.
Este templo fue uno de los levantados durante la repoblación de la ciudad en el siglo XII. Construida en el siglo XII, en torno a 1157, fue una de las iglesias más antiguas de Salamanca. Se derrumbó a finales del siglo XVI, debido al terreno y su pendiente. Sus materiales sirvieron sobre todo para la construcción de la Catedral Nueva de Salamanca. Y su cripta es la conocida Cueva de Salamanca que no escapa al deterioro.
Entonces inició un periplo de exilio en varios puntos. Fue trasladada con motivo de las obras de reparación del cercano Seminario de Carvajal, que había sufrido un gran incendio en 1791. Estuvo situada junto a la puerta de entrada accesoria, en la explanada del cementerio municipal, en lo que se denominaba Huerta de Villasandín, lugar al que se trasladaron algunos otros cruceros en 1832, cuando se puso en funcionamiento oficialmente el cementerio. Y después, a principios del siglo XX, se marchó al actual cementerio.
Inicialmente, se valoró devolver el original a su posición histórica. De hecho, en 2011 las autoridades de patrimonio empezaron a valorarlo y así lo solicitó en 2017 la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio. Sin embargo, pronto se supo que no era posible y se descartó. El crucero original no puede regresar donde estaba, un viaje que no resistiría por su precario estado de conservación.
Según técnicos de patrimonio, existía un riesgo cierto de que se desmoronara la estructura si se intentaba el traslado. En un primer momento se propuso restaurarlo para recuperar sus valores, pero no se hizo.
En 2017 se aprobó a través de presupuestos participativos que se elaborara una réplica para colocarla en su lugar original de la plaza de Carvajal en sustitución de la auténtica. Sin embargo, no ha sido hasta este año que se ha contado con presupuesto, se ha encargado la obra y se ha realizado.
La partida reservada es para la construcción de la réplica y no para arreglar la original, que va a permanecer en el cementerio San Carlos, evitando el riesgo de que se deteriore todavía más en un hipotético traslado.
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