ASENBAR advierte de la necesidad de controlar los ardores de estómago recurrentes para prevenir el Barret
La asociación de enfermos señala que con una simple endoscopia se puede diagnosticar esta enfermedad que si no es tratada a tiempo puede derivar en un cáncer de esófago
Sufrir un ardor de estómago después de una barbacoa veraniega, de una tarde de pinchos, cañas, cafés y copas o de una cena copiosa puede ser algo normal. Pero cuando estos síntomas de ardor, acidez y reflujo se hacen crónicos, es decir, se producen durante tres o más días por semana y durante semanas sucesivas deberíamos pensar que puede haber algo más.
Ese ácido, al pasar al esófago puede dañarlo ya que no está preparado para algo tan fuerte. Puede ocasionar una herida y eso es lo que se conoce como esófago de Barrett. Si continuamos con ese problema a lo largo del tiempo, el daño es cada vez mayor. Podría crecer y malignizarse. Ya no hablaríamos de esta enfermedad sino de algo peor. Podría derivar incluso en un cáncer de esófago, que tiene un alto índice de mortalidad. De hecho, el 99 por ciento de este tipo de cáncer tiene al esófago de Barret como desencadenante.
La Asociación de enfermos de esófago de Barrett, ASENBAR, tiene entre sus principales objetivos concienciar a la sociedad sobre la necesidad de detectar de forma precoz esta lesión para no dar pie a problemas mayores.
Juan Carlos Hernández, presidente ASENBAR, explica que el diagnóstico es muy sencillo. Tan solo hace falta realizar una endoscopia, algo que el propio médico de cabecera puede solicitar cuando crea que hay riesgo de tener esta enfermedad ocasionada por el reflujo. Una vez detectado, hay que clasificarlo para ver en qué momento se encuentra y determinar los siguientes pasos. Esto se hace a través de una biopsia.
En un número muy pequeño de pacientes los cambios en las células pueden convertirse en cáncer. Alrededor de un 0,5 por ciento de las personas con esófago de Barret experimentan cambios en los tejidos que pueden malignizar, por eso es necesario hacerse chequeos regulares para comprobar su evolución. En este seguimiento lo que se busca son células que presenten cambios anormales y que pueden producir una displasia de bajo grado o de alto grado. En esos casos hay que eliminar el Barret, lo que se hace de forma endoscópica y con un tratamiento específico de Radiofrecuencia.
Si no se ha llegado a la fase de displasia y solo hay metaplasia, el tratamiento es tan sencillo como el de la propia acidez, los mal llamados protectores de estómago, que en realidad son Inhibidores de la Bomba de Protones (IBP), que actúan bloqueando la producción de ácido en el estómago, además de unas pautas de estilo de vida y alimentación. Pero será necesario seguir haciendo seguimientos a modo de endoscopias y biopsias.
El problema se da en las personas que lo tienen y no lo saben, porque puede que cuando detecten que existe un problema la enfermedad se encuentre en una fase más complicada, recalca el presidente y uno de los socios fundadores de de ASENBAR.
Información de calidad y apoyo a los socios
La Asociación de enfermos de esófago de Barrett surge en 2010 a través de un foro de internet. Varios afectados, entre ellos el salmantino Juan Carlos Hernández, sentían que no era fácil encontrar información de calidad respecto a esta enfermedad y sus posibles consecuencias de no ser tratado a tiempo. Por este motivo crearon la asociación, que ahora está declarada como de utilidad pública por el Ministerio del Interior, según detalla su presidente.
En aquel año solo había una máquina para el tratamiento de la enfermedad y no pertenecía a la Seguridad Social. Uno de sus primeros objetivos fue que se implantara en el sistema sanitario público y que hubiera al menos una máquina en cada comunidad autónoma. El primer objetivo se logró en 2011, cuando consiguieron una máquina para Madrid y «a base e insistencia», asegura Juan Carlos Hernández, han logrado que en todas las comunidades autónomas haya al menos una como referencia.
Pero queda mucho en lo que trabajar, afirma el presidente. «El primer problema surge cuando el recién diagnosticado busca en Google y no sabe qué es ni lo que busca. Va a leer que el esófago de Barrett es un precursor del cáncer y va a creer que tiene puede morir. Por eso estamos para tranquilizarlos, ayudarles, que sepan dónde están, ayudarles a encontrar profesionales médicos especializados y aclararles dudas».
En esta línea, Juan Carlos Hernández considera que los médicos deberían dar a conocer la asociación a los afectados y que ésta les puede ayudar en materia psico-social. Sabe que en el tiempo que dura una consulta, los doctores no tienen tiempo de contar todos los detalles de la enfermedad. Además, muchas dudas del paciente van a surgir después, en casa.
«Los médicos podían recetar también webs, porque ya que tenemos el impulso de ir allí en busca de información, que al menos la que encontremos sea fiable», apunta. Por eso la web de la asociación trata de aportar todas esas respuestas que va a necesitar el afectado con rigor.
Psicóloga, nutricionista y trabajadora social para un servicio integral
La asociación cuenta con una trabajadora social, nutricionista y psicóloga. A todos los socios se les entrega un libro titulado «Apaga tu ardor» en el que se habla en profundidad de la enfermedad.
La primera llamada de la asociación que reciben los nuevos asociados es de la psicóloga para detectar cómo se encuentran. El presidente afirma que los enfermos suelen necesitar un par de sesiones para tranquilizarse y que entiendan que dada dos o tres años van a tener que repetirles la endoscopia, lo que en muchas ocasiones vuelve a despertar los miedos.
La nutricionista se encarga de darle unas pautas iniciales de introducción, aunque luego haya sesiones individualizadas si el socio lo requiere. Por ejemplo, una persona con celiaquía u otros problemas digestivos o de alergias alimentarias pueden requerir de cuestiones más concretas y personalizadas.
Pero además, la asociación trata de ofrecer un servicio integral, para atender a los socios en la medida de sus necesidades e inquietudes.
Otra de las funciones de la asociación es contactar con médicos comprometidos con el Barrett e intentar que exista un protocolo de actuación común para todos los pacientes. Con la pandemia se produjo un parón en esta actividad, pero ya este año han estado presentes en congresos médicos y en contacto con la Asociación de Médicos de Patología Digestiva para establecer contacto entre ambas partes en beneficio de los afectados.
También están en contacto con la industria farmacéutica, que les ha pagado un vídeo promocional para dar a conocer esta enfermedad que como tal es asintomática, pero que se puede detectar por el ardor, el reflujo, la acidez e incluso la dificultad para tragar alimentos. En el vídeo se hace hincapié en la importancia del diagnóstico precoz porque cuanto antes se detecte es más fácil de impedir su avance.
En la actualidad, ASENBAR cuenta con más de 350 socios de toda España porque aunque su sede está en Salamanca (en concreto en la Casa de Asociaciones de la calle Gran Capitán), es una asociación de ámbito nacional y con proyección internacional, hacia otros países en los que se habla Español. Sin embargo, hasta ahora sólo recibe ayudas institucionales por parte del Ayuntamiento y la Diputación de Salamanca. El resto de su financiación procede de las cuotas de los socios.