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De izquierda a derecha, y de arriba a abajo: abubilla, carbonero, pardillo, colirrojo, estorninos, jilguero, mirlo, mosquitero, petirrojo, tórtola, urraca, verdaca. SH

Aves de andar por casa: algunos pájaros que verás este verano en Salamanca y cómo echarles una mano

Si nos asomamos por la ventana o paseamos por un parque o jardín con un poco de atención descubriremos que la paloma y el gorrión no son las únicas aves con las que compartimos espacio: mirlo, carbonero, petirrojo, urraca, o jilguero forman parte de la lista de nuestros vecinos alados que no solo dan vida a ciudades y pueblos, sino que también cumplen funciones ecológicas valiosas

Ana Carlos

Salamanca

Viernes, 8 de agosto 2025, 20:19

Son las siete de la mañana en Huerta Otea. Apenas hay coches y por la acera no pasa nadie. Pero si afinas el oído, escucharás que ya ha arrancado el concierto de cada día. Las aves urbanas se desperezan, reclaman su territorio, buscan alimento. Habitan parques, calles arboladas, jardines y tejados. Ahora que los días son largos, hay más tiempo libre, y con las ventanas abiertas, es más fácil descubrirlas.

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Aunque la lista de las especies que se pueden encontrar tanto en la capital de Salamanca como en cualquier municipio de la provincia sería muy larga, estas son algunas de las más frecuentes que cualquier observador puede descubrir con facilidad.

• La tórtola turca: De color crema pálido, cola alargada y un característico collar negro. Es más pequeña y estilizada que la paloma. Su canto es un arrullo repetitivo.

• El mirlo: Los machos son de color negro y las hembras pardas. Se distingue de otras aves negras por la raya alrededor del ojo y el pico anaranjado. Es una de las aves que comienzan a cantar más temprano.

• La urraca: inteligentísima y descarada. Muy adaptada a los entornos urbanos, es fácil de identificar por su llamativo plumaje blanco y negro con irisaciones metálicas en la cola y otras zonas.

• El estornino: de un negro brillante. Es muy sociable y suele verse en grupos numerosos. Es capaz de imitar el canto de otros pájaros.

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• El verderón: con el tamaño similar al de un gorrión, pico robusto y tonos verdosos, con alguna zona más amarillenta. Le gustan las zonas arboladas pero también las de cultivo.

• El colirrojo: con el cuerpo de color pardo oscuro o negro, resulta fácil de identificar por las plumas rojizas de su cola. Es fácil encontrarlo posado sobre los tejados, antenas o cualquier objeto que le sirva de percha, realizando un gracioso movimiento que consiste en agacharse y levantarse.

• El mosquitero: pequeño y con el pico fino, tiene tonos verdosos o grisáceos en el dorso y blanquecinos en las partes inferiores. Le gustan las zonas arboladas y cercanas a ríos.

• El petirrojo: uno de los pajarillos más reconocibles por su aspecto redondito y tierno, con una mancha anaranjada de su pecho. Se deja ver entre los matorrales.

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• El carbonero: sencillo de identificar por el color amarillo de su cuerpo, el azul de las alas y la cola, y la cabeza es de color negro. Entre sus reclamos más comunes se encuentra el repetitivo «chi-chipán, chi-chipán», pero tiene un amplio repertorio de cantos.

• El pardillo: De color pardo en el dorso, y ocre pálido por delante y los lados. Los machos se reconocen por el color rojizo en pecho y frente. Se mueve en grandes bandos, muchas veces junto a jilgueros, verderones o carboneros.

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• El jilguero: el variado colorido de su plumaje lo hace muy fácilmente reconocible, con careta roja y otras marcas blancas y negras en la cabeza y las franjas amarillas de las alas.

• Y finalmente, la abubilla: con suerte puede verse en parques tranquilos. En la capital salmantina no es raro verla en zonas como Huerta Otea, El Marín y la zona del Cementerio. Resulta inconfundible, por los tonos ocres de su cuerpo y las listas blancas y negras de las alas y la cola, junto a la llamativa cresta ocre con las puntas negras.

Aves que nos acompañan mientras cumplen una función

Estas y otras aves que alegran parques y jardines cumplen además funciones esenciales para el equilibrio del entorno, incluso en plena ciudad. Algunas, como el colirrojo, el carbonero o el mosquitero, ayudan a controlar plagas al alimentarse de insectos; otras, como el mirlo o el verderón, contribuyen a la dispersión de semillas al moverse entre arbustos y frutales porque se alimentan de frutos y defecan las semillas en otros lugares.

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Con su presencia, enriquecen el suelo, participan en el ciclo de nutrientes y, de forma más sutil pero igual de importante, actúan como indicadores de salud ambiental: si escasean los gorriones o no se escuchan cantos al amanecer, algo no va bien.

Y por si fuera poco, observarlas nos hace bien: cada vez más estudios coinciden en que el contacto con la vida silvestre mejora nuestro estado de ánimo y refuerza el vínculo con la naturaleza que pervive en lugares cercanos, como los barrios y parques de Salamanca.

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Aunque vivimos rodeados de edificios, cerca de un 10 % de las aves que habitan en España lo hacen en entornos urbanos. SEO/BirdLife advierte que estas poblaciones han descendido un 18 % en los últimos 20 años, especialmente en especies como gorriones, vencejos y golondrinas.

Consejos para iniciarse en su observación

Miguel Blanco, coordinador del centro de Educación Ambiental Lorenzo Milani, señala que con tiempo y curiosidad se pueden descubrir muchas aves en cualquier parque o jardín. En esta línea recuerda que durante la pandemia, a través de los chats de aficionados a la ornitología se elaboraron numerosas listas de aves urbanas avistadas desde la ventana de los hogares de las personas participantes.

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Como consejo para quienes quieran iniciarse en la observación y conocimiento de las aves, apunta que es suficiente con tener una guía básica, como la de SEO-Birdlife, que «está bastante bien porque es muy básica y fácil de consultar, además de barata». Con ella y unos prismáticos corrientes se puede empezar y salir al campo (o a la orilla del río, los parques…), esa es la base.

No obstante siempre ayuda ir acompañado de algún entendido del que aprender. Su criterio más experto hace más sencilla la identificación. Entidades como SEO (el grupo local de Salamanca funciona muy bien en este sentido) hacen salidas en las que se puede aprender bastante. También la Universidad organiza algunas.

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Pero si no se cuenta con este apoyo, la tecnología también puede ayudar. Para ello recuerda que hay apps como Merli Birds ID, que reconoce las aves por el canto. Su uso es sencillo, se activa la grabadora y en la pantalla va apareciendo la imagen del ave que está cantando. Cuando lo hacen varias, se va destacando cada una con color amarillo de fondo, para poder saber cuál canta en cada momento.

Asimismo, en la web de seo.org hay disponible numerosa información de especies de toda España, su hábitat, mapas, costumbres y muchos más, además de archivos con sus cantos.

Ayuda para nuestras vecinas emplumadas cuando aprieta el calor

Si los rigores del calor a veces ponen en aprietos a las personas, también lo hacen con las aves. Por eso podemos ayudar a nuestras vecinas emplumadas facilitándoles el acceso al agua.

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Para ello es bueno colocar bebederos estables, poco profundos y que no resbalen con agua limpia, protegidos del sol y alejados de gatos y otros depredadores o peligros. Un plato de barro de las macetas puede servir, si es grande incluso podrán bañarse en él. Pero si se trata de un recipiente más profundo es conveniente poner piedras o ramas en su interior para impedir que resbalen o se ahoguen. Es importante cambiar el agua a diario y limpiar el bebedero con frecuencia.

En cambio, lo que no debemos hacer es alimentar a los pájaros. El pan, los restos del pincho que tomamos en el bar o los alimentos dulces o salados perjudican su salud. En cambio, los denostados cardos que son tan mal vistos en los entornos urbanos y que muchas veces despiertan las quejas vecinales atraen a jilgueros y otras especies que se alimentan de semillas y que se pueden refugiar en ellos.

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Por otra parte, si ves una cría que está aprendiendo a volar en el suelo, es importante no recogerla salvo que esté en peligro inminente. Lo más seguro es que sus padres estén cerca observando sus avances y ocupándose de su alimentación.

Observar a los pájaros no solo nos conecta con la naturaleza, sino también con un ritmo más lento, más atento. Mirar es aprender, y aprender es cuidar. El verano invita a abrir una ventana o a sentarse en la sombra de un parque. Es momento de mirar y observar. ¡Coge los prismáticos y no te pierdas a tus vecinas aladas!

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