El bar de batidos recomendado en Salamanca que celebra su 30 aniversario

Tres décadas desde que abrió las puertas. Treinta años desde que el Mandala se incorporó a la hostelería de Salamanca con la idea de ofrecer algo nuevo a la ciudad. En el año 1995, un matrimonio se decidió a inaugurar un bar que prometía batidos, tartas y zumos naturales dentro de una decoración hindú. De ahí el nombre, de ahí los elefantes que adornan el local, de ahí el Buda que se apoya en la repisa de la ventana. «A mi madre le gustaba el estilo hindú y por eso lo llamamos 'Mandala'», comenta David Poveda, regente del local.

Él lleva la hostelería en la sangre. «Mi abuelo tuvo varios negocios de hostelería y mi padre también empezó trabajando en el sector, esto fue una idea que le rondaba a mi padre desde siempre», explica David. Una idea que sobrevolaba en su cabeza y que hace treinta años se hizo realidad. «Empezamos con ganas de hacer algo diferente a la oferta que había hasta entonces en Salamanca», añade. Comenzaron organizando cuentacuentos y conciertos acompañados de su buque insignia: batidos, tartas, infusiones y cafés. «Nos ha ido bien y aquí seguimos», apunta.

Se mantienen vivos a pesar del paso del tiempo y de los cambios que ha experimentado la hostelería. «Ha cambiado mucho lo que toma la gente y nosotros también nos hemos adaptado sin perder la esencia», explica David. Con el objetivo de seguir cumpliendo años -«otros treinta por lo menos»- han sumado a su carta algunos detalles. «Incorporamos gran variedad de platos veganos para que haya un equilibrio y también vamos actualizando las tartas», señala. Evolucionar sin renunciar a la magia del Mandala.

Esa tendencia es lo que les ha hecho merecedores de obtener el reconocimiento de Restaurante Gurú, una aplicación que, en base a las reseñas positivas y la popularidad de los clientes, le ha otorgado una puntuación de 4,4. «No pierdas la oportunidad de probar sus magníficos zumos frescos, sus estupendos batidos o su sensacional capuchino», recomiendan desde esta valorada página web.

Y parte de esas recomendaciones las construyen los estudiantes. En pleno núcleo universitario, entre la Pontificia y la Universidad de Salamanca, los estudiantes «dan vida» a este local. «Salen todos más o menos a la vez y nos toca correr un poquito para atenderles lo mejor posible», añade. Son conscientes de que el tiempo es oro y la parada necesaria del café, en muchas ocasiones, es exprés. Sin embargo, aunque rápido, no pierden la oportunidad de acompañarlo con un pincho. «La tortilla es un clásico, la de jamón y queso es la que más sale», reconoce.

El pincho estrella que no falla en el almuerzo, aunque la variedad es muy amplia: «Tenemos unos cuarenta pinchos diferentes y vamos variando todas las semanas para que la gente no se aburra», explica David. Con esa rotación consiguen que aumente la curiosidad por probar las nuevas elaboraciones y mantienen los imprescindibles. «El pan de pita y el de aguacate son dos que dejamos siempre porque salen mucho», explica. Y la realidad es que, con tanta opción para elegir, resulta complicado quedarse solo con uno.

'El Mandala' es el bar donde parejas tuvieron su primera cita, y ahora llevan a merendar a sus hijos. Donde se reúnen con amigos después de años viviendo en el extranjero. Donde las distintas promociones vuelven para recordar aquellos años universitarios. «Hay gente incluso que me ha visto fuera de Salamanca, me han reconocido y me cuentan su historia en El Mandala», comenta David. El punto de encuentro con los recuerdos que, aunque pasen los años y todo haya cambiado, sigue siendo el bar familiar que conocieron en su juventud.

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