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La capilla de Nuestra Señora de la Misericordia, una delicada joya barroca con más de 600 años, atraviesa un momento clave. Seriamente deteriorada desde hace años por falta de mantenimiento y el uso que se le ha dado, ahora el Ayuntamiento de Salamanca ha exigido a su propiedad, el Obispado de Salamanca, que acometa la inspección obligatoria que, por ahora, no se ha producido a pesar de que se han superado todos los plazos.
El pleito arranca en el pasado mes de mayo cuando el conistorio envió un requerimiento a los dueños del edificio ya que no habían presentado la documentación que acreditaria que el edificio había superado la inspección técnica a la que estaba obligado. Se otorgó entonces un plazo de tres meses para presentarla, pero el plazo se agotó sin que hubiera respuesta, según fuentes municipales.
A partir de ahí, el ayuntamiento inició los trámites para ejecutar subsidiariamente la inspección, de la que derivarían los trabajos necesarios para su puesta a punto y cuya factura se pasaría a los propietarios. Y en ese punto está en pleito.
La capilla necesita arreglos desde hace muchos años. Su origen se remonta a hace más de 600 años y lleva al menos un siglo sufriendo ataques y deterioro. Está protegido en el catálogo de edificios relevantes de la ciudad. En 2014 la asociación Hispania Nostra la incluyo en su lista roja del patrimonio en peligro de desaparición, de la que no ha logrado salir.
Sus problemas se resumen en dos: se está convirtiendo en arena y necesita muchos arreglos. El edificio padece un intenso proceso de arenización de su sillería, a base de piedra franca arenisca de Villamayor, muy vulnerable a la acción del agua. El edificio se encuentra en la parte baja de la plaza del mismo nombre, urbanizada en granito, y tanto el sistema de canalones como su urbanización inmediata no evitan el contacto con el agua de lluvia.
Además, durante años fue utilizada como imprenta. «Su uso industrial no le proporciona los cuidados y el respeto que merece», explican desde Hispania Nostra. Los principales puntos de actuación son su cubierta, con uralita, la puerta (impropia del lugar) y la restauración de la fábrica, ya que muchos de sus elementos están desapareciendo en el proceso de arenización. Además, urge aislarlo del agua y la humedad y dotarlo de un uso acorde con su valor histórico y artístico.
El edificio es una pequeña joya del barroco, que tiene sus orígenes hace más de seis siglos y que recoge elementos del plateresco. Ha vivido mil historias, una de ellas, la retirada de su espadaña original, que acabó en otro templo de la ciudad: la iglesia vieja de Pizarrales. Fue en 1916, cuando a principios del siglo XX el Obispado cedió el edificio a la Unión Ferroviaria y Obrera como salón de actos culturales. Varias asociaciones han pedido que se restaure y, de paso, se le devuelva este elemento.
La Capilla de Nuestra Señora de la Misericordia tiene su origen en 1389, cuando Doña Sancha Díaz donó en su testamento una casa y un lagar para construir un albergue u hospital en el que inicialmente se atendía a romeros y peregrinos. En época de Felipe II desapareció como hospital, al igual que otros muchos, como consecuencia de la reorganización de hospitales según Real Cédula.
Posteriormente, gobernado por la Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia, se especializó en la atención a los condenados a muerte, hasta bien entrado el siglo XIX. Tras el episodio de la espadaña, en torno a 1945 comienza a ser utilizada como cine parroquial y desde los años 70 como imprenta (uso industrial que se mantiene).
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