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El municipio de Salamanca está señalado como uno de los de mayor riesgo de incendios en toda la provincia a pesar de que el territorio provincial cuenta con una de las mayores masas forestales de Castilla y León y numerosos puntos en los que, año tras año, se concentran los incendios más grandes. Así se desprende de los datos del nuevo plan de prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales de 2023 de la Junta que empezará a aplicarse este verano, que se anticipa como uno de los más difíciles.
El nuevo plan dibuja un mapa de áreas de peligro de incendio a partir de los datos de fuegos entre 2007 y 2017 y en función de diferentes riesgos. Se han contemplado los datos de incendios originados por diversas causas, desde actividad cinegética a líneas eléctricas, carreteras, quemas o actividad agrícola y hasta los cursos de agua. Con estos datos, se ha trazado un mapa que dibuja los lugares donde, con las cifras en la mano, hay más riesgo de que se produzcan incendios.
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Teniendo en cuenta el número de siniestros, las diversas causas, la tipología de la masca forestal y hasta las características de aislamiento o baja accesibilidad de la zona, la Junta señala varios puntos donde el peligro de que se produzca un fuego es alto.
Sobre el mapa, se pueden consultar los municipios que son pasto de incendios con más frecuencia en función de su causa, pero los hay que son recurrentes. Las zonas de Béjar y Lagunilla, la Sierra de Francia y la capital y su alfoz concentran las zonas con problemas por quemas, usos agrícolas, pero también sufren incendios por rayos y líneas eléctricas.
La línea férrea de Fuentes de Oñoro es una trinchera con media docena de localidades que sufren fuegos por las chispas. En Arribes del Duero se repiten los municipios donde las líneas eléctricas, habituales en la zona, son uno de los grandes riesgos. Y en Béjar y localidades del Oeste han problemas con los rayos.
En la provincia las zonas donde se localizan las áreas con índice de peligro alto se concentran en los Arribes del Duero, tanto en el extremo noroeste de la provincia -Villarino de los Aires, Pereña de la Ribera o Mieza-, como en los municipios situados al sur -Villar de Ciervo, Puerto Seguro o San Felices de los Gallegos.
En la comarca de Béjar -Candelario, Puente del Congosto-; municipios próximos a la Sierra de Francia y a la Sierra de Gata, como Serradilla del Llano. Finalmente, destacan otros términos municipales, como Castillejo de Martín Viejo en la comarca de Ciudad Rodrigo, o Puertas y Villaseco de los Reyes, en la de Vitigudino, alejadas de las áreas tradicionalmente con mayor siniestralidad.
El municipio con una mayor superficie con índice de peligro alto es Villarino de los Aires -6.360 ha-, seguido muy de lejos por Castillejo de Martín Viejo -2.202 ha- y Serradilla del Llano -2.039 ha-.
El plan pone la lupa también en aquellos lugares donde se repiten los siniestros y se producen los fuegos intencionados. Este última aspecto remite a un doble problema: las imprudencias y los pirómanos. Según los datos de la Junta, los fuegos intencionados se concentran en ocho municipios; cinco de ellos están en la comarca de Béjar, otro es Peñaparda y sorprende la presencia de la capital y un municipio de su alfoz, Carbajosa de La Sagrada.
Según la Junta, hay diez municipios con una gran superficie forestal vulnerable a los fuegos, el que más hectáreas concentra, el de Béjar. El resto se reparten entre las comarcas de Ciudad Rodrigo, Vitigudino y la propia de Béjar, que son los lugares que suman un mayor número de siniestros casi cada año. En la lista de los lugares con más incendios intencionados se aprecia también el protagonismo de municipios donde hace años se conocía la presencia de pirómanos y que se tradujo en fuegos recurrentes hasta que, en algún caso, se llegó a detener al delincuente.
Los datos que maneja la administración regional corresponden a una década entera, pero se ha tomado como referencia el año 2017 como último para la toma de información. Eso deja fuera del análisis las adversas condiciones climáticas de los últimos años. Las altas temperaturas, las prolongadas olas de calor, la falta de lluvias y fenómenos como las tormentas secas están apreciados en baja medida, salvo por el análisis de los incendios provocados por rayos.
Para esta causa se señalan siete municipios con un mayor riesgo, que corresponden en parte con algunos de los afectados por los grandes incendios del año pasado que se iniciaron precisamente así. Rayos de tormentas secas que tienen que ver con la falta de precipitaciones y las altas temperaturas prolongadas, que han empezado a descubrirse como causa de los fuegos después de 2017, último año en el que la Junta ha tomado datos para este mapa.
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