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Carrera contrarreloj para limpiar de amianto todos los edificios públicos de Salamanca: de colegios a facultades

Las administraciones, de Junta a Estado, universidad y ayuntamiento, están obligadas a presentar un informe de presencia de este material antes de que acabe este año y están en la lista de prioritarios para eliminarlo

Félix Oliva

Salamanca

Lunes, 28 de julio 2025, 08:13

Todos los colegios, facultades y campos de fútbol, sedes oficiales o establecimientos públicos como el cementerio o la oficina del paro de Salamanca tendrán que estar limpios de amianto antes de que acabe 2026. Esto tendrá un coste importante, pero antes incluso de plantearse obras sus titulares tendrán que haber encontrado uralita y otros materiales que contienen asbestos. Y para eso tienen un plazo límite que se agota a toda velocidad: quedan meses y las inspecciones son complejas y caras.

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Eso deja a la Junta, el Estado o la Universidad con poco más que unos meses para empezar a hacer inspecciones que todavía no se han iniciado y que tienen una importante complejidad, además de un coste económico. El asunto concierne al propio Ayuntamiento de Salamanca: todas las administraciones tienen que presentar informes sobre la presencia del material antes de 2025; los casos más peligrosos tendrán que estar retirados en 2026, con un tope de 2028 para la administración general.

A finales del año pasado, el pleno aprobaba la ordenanza municipal de gestión y retirada del amianto de construcciones. Esta normativa recoge las obligaciones, plazos y supuestos que afectan a los edificios de la ciudad con presencia de este material, un millar según los primeros estudios repartidos en un mapa que salpica toda la capital.

La ordenanza establece los niveles de prioridad en función del tipo y edad de los edificios; los más prioritarios tienen hasta que acabe el año para elaborar un Informe Técnico de Localización y Diagnóstico que debe describir la presencia de este material, un estudio técnico que recoge dónde lo tienen.

En caso de constatarse la existencia de amianto se indicará el nivel de riesgo del material en función de sus características (friable o no, accesible a usuarios, variedad, grado de exposición, estado, etcétera) y se indicará su peligrosidad por vulnerabilidad según su entorno. Y se establecerá un calendario de retirada.

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En los casos más urgentes, el nivel de prioridad 1, asoman numerosos edificios e instalaciones públicas repartidas por la ciudad, sede de colegios, campos de fútbol, facultades y hasta el cementerio o el Virgen de la Vega, como se ve en el mapa superior. La presencia de asbesto o amianto, un mineral fibroso, es una mancha muy extendida por toda la capital. En total, un millar de edificios han dado positivo en una primera inspección.

Pero el mapa es sólo indicativo y la presencia de amianto va mucho más allá de las cubiertas: es un material muy extendido en bajantes, estructuras, suelos... Y está muy presente en los equipamientos públicos. Entre ellos son numerosos los que son propiedad de las administraciones, que junto con las comunidades de vecinos son las más afectadas.

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Informes antes de que acabe el año

Según la normativa municipal, los edificios y sedes de servicio público están encuadradas en el primer nivel de prioridad y tienen que contar con informes de evaluación que localicen dónde existe este material y planes de retirada de inmediato antes de acabar 2025. Propietarios y titulares tienen que presentar el informe y la retirada será en 2026 en algunos casos.

Por ahora, y según las fuentes consultadas, Ayuntamiento y Junta ya están trabajando en el listado de edificios con amianto en los que habrá que actuar y el resto de administraciones están al tanto, avisadas por el propio consistorio, desde las universidades a la Diputación y la Diócesis. Así lo ha comunicado la concejalía de Fomento para que vayan planificando la retirada del material en grandes edificios.

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En el caso de la Junta, y según confirma la delegación, representantes de las diferentes unidades administrativas de la Junta con edificios con amianto tuvieron una reunión unas semanas atrás para tratar este tema. Entre los afectados están el Ecyl, Movilidad, Educación, Sanidad y Gerencia de Servicios Sociales).

Eso apunta a todos los institutos que son de la Junta, centros de salud y sanitarios, como el Virgen de la Vega, que probablemente lo tenga en sus cimientos, actualmente se encuentran haciendo inventario más concreto de estos edificios y la localización específica del amianto para planificar posteriormente su retirada. Podrían ser una veintena según lo que recoge el mapa inicial del ayuntamiento.

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Del Estado, se aprecia en el mapa presencia en la actual sede del Irnasa. Y del Obispado o congregaciones, numerosos conventos como el de Santa Clara y el de las Úrsulas.

Por su parte, el Ayuntamiento ya tiene una consignación económica para hacer la retirada en una serie de casos que ya tienen localizados. Por poner algunos ejemplos, en el caso de instalaciones municipales ha aparecido mucho amianto en los tejados de los vestuarios y edificios auxiliares del campo de fútbol Nemesio Martín 'Neme', donde entrenan los equipos del Hergar.

Ocurre lo mismo en casetas y construcciones del campo de fútbol de La Salud. Y en una docena larga de colegios, institutos y centros educativos que lo conservan. La propia Plaza Mayor, sede del ayuntamiento, tiene algunos puntos.

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Inspecciones complejas y costosas

La detección y posterior retirada del amianto no es sencilla. Según las pocas empresas especializadas y capaces de hacer la inspección obligatoria, cada edificio puede llevar un día entero incluso sabiendo sus características. El uso de amianto estaba muy extendido y se encuentra, por ejemplo, en suelos deportivos de gimnasios de colegios, bajantes, aislamientos... no sólo en tejados y cubiertas con la famosa uralita.

«Se trata de un material muy utilizado. Era barato y resistente y su uso fue extensivo en la construcción de viviendas, no sólo en los tejados, también en suelos, como aislante, en tuberías de fibrocemento», aseguran desde el estudio Calabrés-Tomé. Una inspección completa tiene un coste importante que rondaría los 2.000-3.000 euros por cada edificio afectado.

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Su retirada posterior es delicada y compleja porque es obligado almacenarlo una vez retirado. Cuando el asbesto se deteriora (al acabar su vida útil) o se fractura el material que lo contiene pueden liberarse las fibras de amianto en forma de partículas microscópicas, que se expanden por el aire y, por inhalación, se introducen en los pulmones pudiendo originar diversas enfermedades que suelen tardar varios años en manifestarse. Es altamente cancerígeno y dañino para la salud.

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