Reencuentros y viajes interminables, así celebran los salmantinos las fiestas navideñas

Pueden vivirse con mayor o menor entusiasmo, pero en todo el mundo estas fechas están muy marcadas en el calendario. Nochebuena, Navidad, Nochevieja... cada persona tiene su día favorito y, también, su forma única de celebrarlo.

En Salamanca, todos parecen coincidir en algo: son días que pasar en familia. Unos son ellos los que viajan, otros esperan visita o tienen la suerte de vivir cerca de sus más queridos, pero todos esperan con ilusión que llegue esta noche para poder disfrutar con los suyos.

Cenas llenas de comida, pero también paseos en los que observar las luces que estas semanas decoran la capital charra, son alguno de los planes para estas fechas tan señaladas. Aunque otros tampoco olvidan a la familia que se elige, a sus amigos, con los que esperan poder también pasar un rato agradable, bien por la tarde u otro día de los tantos fijados en el calendario que esperan su turno.

No faltan tampoco las personas que hoy pisan Salamanca «de paso», en su camino hacia otro sitio, donde les esperan aquellos a los que echan de menos. Desde una pareja que descubre hoy la ciudad en su viaje Cataluña-Galicia, con sus mejores galas navideñas como vestuario, hasta la que cada año tiene la costumbre de rodearse de edificios de piedra de Villamayor, hasta de salir del país en dirección Portugal. Y todo para, finalmente, reunirse con los suyos.

Pero, ¿por qué estas fiestas se celebran con la familia? La respuesta a esta pregunta podría estar en el origen de la Navidad.

A pesar de lo que pueda creerse, el origen de estas fiestas no procede de la Biblia, sino de antes. En los textos sagrados no hay una mención específica a que el nacimiento de Jesús fuese el 25 de diciembre, y no se encuentran tampoco referencias a esta festividad en comunidades cristianas hasta el siglo IV después de Cristo.

Una teoría muy extendida entre los expertos, aunque sin poderse asegurarse todavía hoy al cien por cien, es que se concretó esta fecha por la Iglesia por su cercanía con las saturnales, fiestas romanas celebradas en torno al 17 y el 23 de diciembre. El objetivo sería tanto cristianizar ritos paganos, como facilitar la aceptación de nuevas creencias al ligarlas a las anteriores.

En ellas, como a día de hoy, los romanos decoraban sus casas con vegetación e intercambiaban regalos. Estos regalos, que habitualmente eran velas, pero también textiles como gorros o calcetines, eran confeccionados por las familias, mientras los esclavos tenían días libres.

Es muy significativo el detalle de los esclavos, pues lo que caracterizaba a estas fiestas era la relajación del orden social, hecho que desembocaba en que las familias se acercasen más.

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