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Estación Depuradora de Aguas Residuales en Salamanca (EDAR) Álex López
Salamanca no contada

El ciclo oculto del agua dentro de la planta que limpia, recicla y genera energía en Salamanca

La Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de la provincia conlleva un proceso clave para la gestión sostenible del agua

Jueves, 31 de julio 2025, 14:27

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La Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Salamanca, activa desde 2003-2004, es esencial para el tratamiento del agua en la capital y su entorno. Atiende a una población equivalente de 280.000 personas, aunque está preparada para llegar hasta las 560.000. No solo depura las aguas de Salamanca -con 149.000 habitantes-, sino también las de 14 municipios del alfoz.

Cada año, la planta trata alrededor de 22 millones de metros cúbicos de agua, unos 66.000 metros cúbicos al día. Sus potentes bombas de entrada son capaces de llenar ocho piscinas olímpicas en una hora. Situada junto al río Tormes, la EDAR recibe unas 4.000 visitas al año y cuenta con un equipo de 22 personas que trabajan por turnos para garantizar su funcionamiento continuo.

Ciclo del agua

En la estación se utiliza un sistema de identificación por colores para distinguir las diferentes conducciones según el tipo de contenido que transportan. Las tuberías verdes corresponden al agua residual, las tuberías marrones al transporte de fangos o lodos, y las tuberías amarillas indican el paso de gases. Este sistema facilita el trabajo del personal y mejora la seguridad en las operaciones diarias.

1. Entrada del agua y tratamiento primario

Zona de pretratamiento

1. Entrada del agua y tratamiento primario

La primera fase del proceso comienza con la llegada de aguas residuales «en bruto» desde viviendas y negocios. Estas entran por el pozo de gruesos, donde una rejilla retiene objetos mayores de 10 cm. Una cuchara bivalva recoge materiales flotantes (trapos, grasas, plásticos) y arenas, que se depositan en contenedores para el vertedero. Si llueve en exceso y se supera el caudal de diseño, el sistema vierte automáticamente el exceso al río para evitar desbordes.

Luego, el agua se eleva entre 8 y 10 metros mediante cinco bombas (una de reserva), aunque normalmente solo operan dos. En días lluviosos pueden funcionar hasta cuatro por las variaciones de caudal. Después, entra en un edificio donde se eliminan residuos no orgánicos (toallitas, algodones, plásticos, botellas), separados por rejillas de 0,5 cm, compactados y enviados al vertedero de Gomecello.

Bombas de agua

Separación de residuos no orgánicos en contenedores para el vertedero

Canal de eliminación de grasas y arenas

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En los canales siguientes, se eliminan grasas y arenas mediante desengrasado y desarenado. Se inyecta aire por el fondo: las grasas suben y se recogen en la superficie, mientras las arenas se depositan y se extraen con carros móviles hacia un sistema de concentración. La planta cuenta con dos equipos de muestreo automático (entrada y salida) que recogen muestras diarias para análisis.

Las aguas llegan por tres tuberías principales: una desde el norte y la Armuña, otra desde Villamayor y una tercera desde la margen izquierda del río, que recoge aguas del sur de la ciudad.

2 y 3. Tratamiento secundario y biológico y salida

2 y 3. Tratamiento secundario y biológico y salida

Tras el pretratamiento, el agua grisácea con materia orgánica pasa a la decantación primaria, entrando en grandes decantadores subterráneos. Allí, los sólidos decantables se depositan en el fondo como fango, mientras el agua más limpia sale por arriba, reduciendo hasta un 70 % la contaminación. Los fangos primarios se recogen con un peine giratorio y se envían a tratamiento, y el agua decantada continúa hacia la fase biológica, el «corazón» de la planta.

Cada decantador puede manejar hasta 30.000 m³/h, sumando 120.000 m³/h entre los cuatro. En esta fase, microorganismos metabolizan la materia orgánica residual, formando flóculos que se decantan nuevamente. Las cámaras generan condiciones específicas (con o sin aireación, eliminación de nitrógeno y fósforo) para favorecer diferentes microorganismos. Circuitos de recirculación y un sistema externo de retorno de fangos mantienen activa la población bacteriana.

Decantador de agua

Fase biológica

Canal de salida al río Tormes

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Finalmente, en la decantación secundaria, se extrae un segundo tipo de fango antes de devolver el agua al río. El agua resultante tiene una turbidez del 1–2 %, mejor que la del río Tormes, que suele rondar el 5 %.

Zona de fangos

Zona de fangos

El tratamiento de fangos se realiza en el reactor biológico, situado en el centro de la planta, considerado el corazón del sistema. Allí, los fangos permanecen unos 12 días mientras los microorganismos eliminan los nutrientes (nitrógeno y fósforo), esenciales para la agricultura.

Una vez tratados en el reactor, los fangos se trasladan por tuberías marrones a los espesadores, y posteriormente a los digestores, donde permanecen unos 28 días. Durante este tiempo, continúa la descomposición de la materia orgánica, generando una pasta más densa. Una vez completado este proceso, los fangos se espesan y secan aún más mediante sistemas de gravedad y aireación. El agua separada se devuelve al inicio de la planta para su tratamiento. El resultado final son unos fangos estabilizados, con alto contenido en nitrógeno y fósforo, que se utilizan como fertilizante natural. Cada día, entre 4 y 5 camiones, con unas 15-16 toneladas cada uno, transportan alrededor de 15.000 toneladas anuales de fangos secos para abonar hasta 1.000 hectáreas agrícolas. Una vez en el campo, los agricultores los dejan secar unos días más antes de aplicarlos.

Digestores de fangos

Recogida del lodo para el campo

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Este proceso contribuye a la generación de energía eléctrica, cubriendo un 55 % de las necesidades energéticas de la planta. Además, todo el tratamiento de aguas está sujeto a las exigencias de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), que regula los parámetros de calidad para la devolución del agua al cauce del río, especialmente en la zona 1, que corresponde al tramo del Tormes donde se realiza el vertido.

Cogeneración

Cogeneración

En la planta se genera biogás a partir del tratamiento de las aguas residuales, el cual es conducido mediante tuberías de acero inoxidable en un circuito cerrado hasta los tanques de almacenamiento o gasómetros. Allí, el gas se purifica y concentra hasta alcanzar niveles adecuados para ser utilizado como combustible en vehículos. Gracias a este sistema, la planta produce aproximadamente el 40 % de su energía eléctrica mediante cogeneración. Además, cuenta con 11.000 m² de placas fotovoltaicas que aportan otro 15 %. En total, el 55 % de la energía de la planta es autogenerada, suficiente para abastecer a una población de unos 12.000 habitantes. También disponen de una gasinera propia y tres vehículos que funcionan con el biogás producido, lo que refuerza el compromiso con un modelo energético más limpio y sostenible.

Laboratorio

Laboratorio

En el laboratorio se realizan diariamente análisis de calidad tanto del agua como del fango. Se evalúa si el agua tratada cumple con los parámetros autorizados, no solo por su aspecto visual, sino por su composición físico-química y microbiológica. Se analizan muestras para determinar sólidos totales y volátiles, y se realiza un cultivo biológico del fango en el microscopio para identificar posibles alteraciones en la actividad bacteriana.

Los sólidos se determinan mediante un proceso de secado y calcinación, y se evalúa también la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) tras cinco días para medir la materia orgánica. Se emplean métodos tanto tradicionales, pesaje en filtros, como más avanzados, viales químicos para medir nutrientes como nitrógeno y fósforo.

Zona I+D

Zona I+D

La planta también cuenta con un departamento de I+D donde se experimenta, a pequeña escala, con tecnologías piloto orientadas a mejorar la eficiencia del tratamiento y desarrollar soluciones aplicables también en otros países. Uno de los proyectos destacados es la obtención de biofertilizantes a partir de los biosólidos generados durante la depuración, con el objetivo de transformar los fangos en recursos útiles, ya sea energéticos o agrícolas. Además, se están desarrollando iniciativas innovadoras como la recuperación de celulosa de las toallitas extraídas del agua residual o la recuperación de fósforo y magnesio para la elaboración de fertilizantes, fomentando así una economía circular dentro del propio sistema de depuración.

«El monstruo de las cloacas»

Desde la EDAR alertan que las toallitas húmedas son uno de los mayores enemigos del alcantarillado urbano, causando atascos frecuentes en redes y problemas en depuradoras al ser arrojadas al inodoro. Aunque inicialmente eran para bebés, su uso se ha generalizado, generando grandes masas de residuos llamadas «monstruos de las alcantarillas». En la planta, las toallitas se interceptan antes de llegar a las bombas mediante filtros y rastrillos que las dirigen a un contenedor. Un operario supervisa el proceso y al final del día un camión traslada los residuos a un vertedero. Insisten en que «no se puede usar el inodoro como papelera». En 2021, Salamanca trató 23.373.196 m³ de aguas residuales y retiró 1.108 toneladas de residuos. Calculan que, diariamente, se tiran al váter unas 160.090 toallitas (320 kg diarios, 116.800 kg al año), un 10,5 % del total de residuos. Con una población de 227.000, eso equivale a 0,7 toallitas por persona al día. La prioridad es evitar que estas toallitas lleguen al sistema de saneamiento.

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