Borrar
Miembros de Rebelión Científica y Fridays For Future durante la Feria de Bienvenida de la USAL  

Científicos rebeldes dispuestos a actuar por la causa climática

El nodo salmantino de Rebelión Científica considera que los activistas que actúan en museos y concesionarios en toda Europa están siendo muy comedidos

Ana Carlos

Salamanca

Sábado, 17 de diciembre 2022, 21:27

Comenta

Los vemos en las noticias. Grupos de jóvenes y científicos lanzando pinturas biodegradables sobre obras en museos o pegándose a coches de alta gama. En los últimos meses se han multiplicado sus actos de desobediencia civil no violenta. Con ellos quieren sacarnos de la pasividad, mover conciencias. Reivindican acciones para evitar el colapso climático.

Venimos de un verano de calor extremo, sequía y grandes incendios. Ahora tenemos intensas lluvias con inundaciones en un otoño más cálido de lo habitual. Los científicos llevan muchos años avisando. Y las consecuencias del cambio climático ya no son el futuro. Hemos empezado a sufrirlas.

Sin embargo, no actuamos con la contundencia necesaria para evitar que la situación empeore. En este contexto, cada vez hay más personas dispuestas a dar un golpe sobre la mesa. Muchas son jóvenes y científicas. Algunas se están organizando en Salamanca, componiendo el nodo local de Rebelión Científica.

Rodrigo Santamaría, como el resto de los componentes de este movimiento, preferirían no tener esta preocupación. No sufrir ecoansiedad. No ver la necesidad de organizarse para actuar porque gobiernos y empresas estuviesen adoptando las medidas efectivas y urgentes de mitigación y adaptación al cambio climático. Lo que sienten es muy diferente, sobre todo quienes trabajan en el ámbito de la ciencia.

«El tejado de casa está en llamas. Subes, lo compruebas. La situación es grave. Tanto que si no actúas y pronto se caerá. Arderá con todos dentro«

«El tejado de casa está en llamas. Subes, lo compruebas. La situación es grave. Tanto que si no actúas y pronto se caerá. Arderá con todos dentro. Bajas. Redactas una nota explicando la situación. La dejas sobre la mesa. Te sientas para seguir con tus tareas cotidianas. Esta es la situación que describen vivir algunos científicos», detalla. Escriben informes explicando lo que sucederá si no se toman medidas, saben qué medidas se pueden adoptar (como sacar de la ecuación los combustibles fósiles, decrecer, renaturalizar), pero nadie hace nada.

Hay una profunda disonancia cognitiva entre lo que se sabe que pasa y que hay que hacer y el comportamiento de individuos y gobiernos. Como en la película No mires arriba. Pero no es ficción.

Un colectivo culto y sensible

El grupo salmantino de Rebelión Científica arrancó este verano. En septiembre con la colaboración de miembros de este movimiento venidos de Granada, llevó a cabo sus primeras acciones informativas en forma de charlas en Facultades y otros espacios. También participaron en la Feria de Bienvenida de la Universidad de Salamanca. Y fueron sumando miembros: sobre todo científicos jóvenes. Investigadores predoctorales, doctores. Estudiantes de grado y también profesores. «Personas conformación para leer artículos científicos, entenderlos y valorar que el problema es lo bastante importante como para decidir pasar a la acción», afirma.

La acción en este movimiento no es otra que la desobediencia civil no violenta. Como cuando el pasado 6 de abril decenas de tiñeron de rojo el Congreso para denunciar la inacción de los gobiernos. Ellos de momento no tienen ninguna planteada, aunque sí numerosas ideas de lo que podrían hacer. Pero sin duda a medida que los ciudadanos sientan más cerca de su día a día las repercusiones del cambio climático, habrá más acciones en todas partes, vaticinan. «Una compañera del grupo no sabe si va a poder seguir estudiando el curso que viene porque su familia vive de la aceituna y este año se ha perdido un 90 por ciento de la cosecha. ¿Qué alternativas y vías de expresión quedan?».

Este es el motivo por el que proliferan este tipo de colectivos, como Futuro Vegetal, Fridays For Future y Extinction Rebellion. Los dos últimos también tienen nodo salmantino, recuerdan.

«Se pone demasiado el foco en que si estas protestas son suficientemente educadas, cuando los que no son educados son los gobiernos y empresas que están arrasando el planeta»

Saben que llamar a la acción no es fácil, pero¿atacar una obra de arte como se está haciendo por toda Europa no resulta demasiado agresivo? Rodrigo analiza unas acciones que considera muy comedidas. No tienen nada que ver con las que llevaron a cabo las sufragistas en Reino Unido a principios del siglo XX. Ellas no dudaban en acuchillar un Velázquez o cualquier otra obra. Lo que hacen los activistas climáticos está mucho más medido. Hay más de efecto de que daño. Se pegan a cristales y marcos, utilizan productos biodegradables.

«Se pone demasiado el foco en que si estas protestas son suficientemente educadas, cuando los que no son educados son los gobiernos y empresas que están arrasando el planeta». Como ejemplo de este contrasentido lamenta que en el Delta del Níger o Colombia, por ejemplo, están asesinando a ecologistas que defienden su entorno y a las personas que lo habitan. También recuerda que en 2018 se produjo enAlemania el derribo de una iglesia neorrománica para ampliar una gran mina de carbón.

«Ser totalmente pacífico no vale para nada cuando la emergencia es absoluta, cuando se está ignorando hasta al secretario general de Naciones Unidas»

«Ser totalmente pacífico no vale para nada cuando la emergencia es absoluta, cuando se está ignorando hasta al secretario general de Naciones Unidas cuando denuncia la actitud de los gobiernos de los países occidentales y comparte la frustración de los activistas». Pero «el poder solo funciona si le pones delante un contrapoder y actualmente no hay otros cauces. Votar cada cuatro años y esperar a ver si hacen algo no funciona. Las denuncias en los medios son ninguneadas. A nadie nos apetece, ni las repercusiones que puede tener hacerlo, pero nos obligan a hacer este tipo de protestas, poniendo el cuerpo por delante».

Así, con sentadas masivas en las puertas del rectorado, consiguieron en Granada que se instaurase una asignatura transversal sobre cambio climático en esa universidad. Porque educar es una de las necesidades básicas en un mundo que necesita muchos cambios. Todos los pasos cuentan. Pero «hace falta mucha gente dispuesta a pasar a la acción».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

salamancahoy Científicos rebeldes dispuestos a actuar por la causa climática

Científicos rebeldes dispuestos a actuar por la causa climática