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Roberto Sánchez. Hermano Mayor de la Cofradía del Cristo Yacente
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Roberto Sánchez. Hermano Mayor de la Cofradía del Cristo Yacente
La Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora, cuya fundación está datada en 1984, se ha acabado convirtiendo en una de las cofradías con mayor carácter e identidad de la Pasión charra, gracias a varios de sus elementos únicos. Se trata de la única cofradía con el título Real, el contraste de antigüedad entre sus dos imágenes titulares (el Cristo de la Agonía Redentora es la talla más antigua de la Semana Santa salmantina, mientras que el Cristo Yacente de la Misericordia tiene poco más de treinta años), la brillante puesta en escena en la salida en la Plaza de Anaya o subiendo la calle Compañía, con los hábitos rojo y blanco y los altos capirotes, que le dan ese aire solemne en el silencio prometido previamente, y la calidad musical de su propia agrupación.
Todos esos elementos volvieron a las calles el año pasado, y Roberto Sánchez, Hermano Mayor de la cofradía, nos resume cómo fue todo: «El año pasado todos teníamos la preocupación de no saber cuál iba a ser la respuesta que iban a dar los cofrades y en la procesión nos dimos por satisfechos. Sí que notamos hermanos de fila y de paso que faltaron, unos por miedo y otros por otras circunstancias, pero salimos bastante satisfechos. Desde entonces hasta ahora hemos ido desarrollando la actividad con normalidad, con las rutinas adquiridas de años anteriores, aunque haya habido cambio en la junta de gobierno. Nuestra cofradía es bastante dinámica desde octubre hasta después de Semana Santa. Empezamos con la fiesta de la cofradía y tenemos actividades casi todas las semanas, actividades y cultos».
Y es que ha habido cambio al frente de la cofradía. De momento, se apuesta por un modelo continuista: «El propósito es darle a esta transición un orden lógico. No podíamos pretender meter a diez personas ajenas, hasta el momento, a la junta de gobierno y encomendarles la gestión de la cofradía de nuevas. Mi idea era continuar la línea de trabajo de los últimos años, en la que yo he participado como segundo Hermano Mayor, acompañándome de personas que tuviesen los conocimientos suficientes dentro de la junta de gobierno para poder apoyar a esas personas que ahora se han embarcado en la gestión de la cofradía. La idea es ir introduciendo modificaciones con el paso del tiempo. Tenemos ideas y el propósito es que, de aquí a tres años, que es lo que dura la legislatura en la cofradía, podamos poner en marcha todas esas ideas, con sosiego, lógica y sin perder el carácter de la cofradía».
Novedades al frente de la cofradía, cosa que prácticamente no habrá de cara a la procesión: «Quizás lo más novedoso este año ha sido la misa del Miércoles de Ceniza, que no se venía celebrando, y los cultos tras la Semana Santa, que sí queríamos introducir alguna novedad. En la procesión, lo único diferente respecto a otros años es que en los pasos vamos a poner cirios de vela natural. Hasta ahora eran cartuchos de cera líquida y vamos a sustituir los ocho por cera natural».
Mirando más allá de la cofradía, Roberto reflexiona sobre su preocupación por el estado actual de la Semana Santa: «Me preocupa la desafección que hay y cómo se va a recuperar tras estos años que hemos pasado. Creo que hay juntas de gobierno que se están esforzando mucho para recuperar esa normalidad y reenganchar a todos los hermanos, en hacer piña entre todas las cofradías. También desde la Junta de Semana Santa lo están intentando, para que todos sumemos en conjunto. Pero la respuesta también recae en la responsabilidad de cada cofrade, en la intención que tengan de participar o continuar con esta nueva rutina que hayan podido adquirir durante los años de pandemia. Quiero ser optimista y quiero pensar que no sólo vamos a recuperar esos niveles de participación, sino que se podrían llegar a superar.
¿Esa desafección ha sido provocada por la pandemia o venía de antes? Roberto nos da su opinión sobre los problemas, las causas y las posibles solcuiones: «No cabe duda de que la pandemia hizo mucho daño. En el año 2020 estuvimos en casa, retransmitiendo algún culto de nuestro sacerdote en la iglesia de Tejares por las redes sociales. En el 2021 podíamos salir de casa, sin procesiones, pudimos hacer una Semana Santa más íntima. Hubo gente que no participó, unos por miedo, otros que a lo mejor hicieron otros planes y viajaron aprovechando que no iba a haber procesiones y se fueron a conocer otros lugares en Semana Santa. Y ahora tenemos que tratar de combatir esas nuevas rutinas adquiridas y tratar de volver a enganchar a la gente. ¿Puede haber desafección motivada por otros motivos? Pues sí, seguramente. Aquí creo que las cofradías tenemos que tratar de hacer un esfuerzo para hacer visible nuestra propia utilidad en el tiempo en el que estamos, la sociedad a la que nos circunscribimos. Tenemos necesidades en materia de asistencia social, no solamente dar limosna, sino que hay otro tipo de necesidades: acompañamiento a personas que están solas, enfermos… Y creo que las cofradías debemos de hacer un esfuerzo en materia de asistencia social y en materia cultual. Creo que, si vamos trabajando en ello y vamos ofreciendo formación a los hermanos, podremos ir haciéndonos un hueco entre todos aquellos que ha decidido dejar a un lado la Semana Santa y volver a enganchar a esos cofrades que se han quedado al margen e, incluso, también dar una respuesta a la sociedad, que muchas veces se pregunta que para qué sirve estos de las cofradías. Pues servimos para todo eso y tenemos que trabajar para hacerlo visible».
Su deseo para esta Semana Santa, personal y como cofrade, va ligado a la responsabilidad y la normalidad: «El deseo personal es que todo discurra con normalidad. Ahora que he adquirido mayor responsabilidad, hay mayor preocupación por que todo vaya bien. Como cofrade y amante de la Semana Santa de Salamanca, le deseo lo mismo a todas las cofradías. Que todas puedan celebrar sus actos con plena normalidad, que tengamos altos índices de participación en las procesiones y en los actos previos y posteriores a la Semana Santa, y que la gente se enganche a ese trabajo que se está promoviendo, que puede ser ese salvavidas al que agarrarse para seguir peleando y poner el nombre de la Semana Santa de Salamanca encima de la mesa, a disposición de todos los salmantinos».
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