Decenas de personas se vuelcan para que Buenos Aires celebre su 40 aniversario con esperanza
Poetas, fotógrafos, periodistas, músicos, artistas y otros colectivos e individuos comprometidos socialmente han querido tender la mano a un barrio castigado por muchos prejuicios, abandono, aislamiento y el narcotráfico
El 6 de junio de 1983 los primeros vecinos de Buenos Aires recibían con ilusión las llaves de sus pisos. Eran jóvenes y se iban a una zona de nueva construcción. En ese momento todavía no sabían la deriva que tomaría el barrio. Que se vería marcado por el narcotráfico, y rechazado por el resto de la ciudad. Ignoraban que se sentirían discriminados por las instituciones y aislados entre la autovía, el río, el Puerto Seco y la vía del tren. No podían imaginar que incluso en algunos momentos tendrían la sensación de estar encerrados en una caja en la que se esconde lo que no se quiere ver y se tira la llave.
Aquel primer momento de alegría y esperanza es la fecha alrededor de la cual el barrio ha querido celebrar las fiestas de su 40 aniversario. Lo hace con un programa lleno de colaboraciones comprometidas de numerosas personas que hacen sus aportaciones de manera totalmente desinteresada. Pero sobre todo, lo hace por todas y cada una de esas personas que viven y trabajan allí y no tienen nada que ver con la imagen negativa de Buenos Aires.
Quieren explicar que «todo puede ser distinto» si se trabaja por los vecinos que más lo necesitan: «si afrontamos la situación de las personas mayores y los cuidados necesarios para este momento; si continuamos acogiendo a todos los niños y niñas que esperan del mundo adulto y de las instituciones medios adecuados para crecer en un espacio sano y responsable; si enfrentamos con decisión la problemática y el crecimiento de un colectivo muy especial en algunos casos, como es el colectivo de las mujeres; si somos más activos y actuamos con más decisión para acoger a quienes sin techo o con otros graves problemas personales y sociales permanecen entre algunos espacios del barrio sin poder normalizar sus vidas, muchas veces víctimas de la permisividad o indiferencia institucional».
Reconocen que quizá no pasan por su mejor momento como espacio de convivencia y relaciones entre vecinos y vecinas. Pero mantienen la esperanza de que se puede recuperar lo mejor del barrio para en el futuro vivirlo de manera distinta.
Cuna de numerosas iniciativas de carácter social
No se resignan al pesimismo ni a pensar que todo en Buenos Aires es un fracaso. Al contrario. No en vano en él se han gestado «muchas iniciativas económicas y sociales, solidarias y comunitarias, que han podido dar visibilidad en Salamanca a la otra cara, también real, de un barrio que cuida la vida, defiende la vida y desarrolla propuestas de apoyo a muchas vidas».
La lista de proyectos que desarrollan es larga. Una es la casa de acogida para personas procedentes de la cárcel y la calle. Pero hay más. El centro infantil El Tren, donde ofrecen ludoteca, apoyo al estudio, educación de calle y escuela de padres. La empresa de inserción social Algo Nuevo, que gestiona un catering que cada día sirve comida a las personas mayores de Salamanca.
Otras de sus propuestas se extienden por la provincia, como la red Saberes y Sabores del Bajo Tormes, que busca unir a pequeños productores y consumidores de Salamanca. La recuperación de huertas abandonadas para que trabajen personas que viven en la casa de acogida. El obrador Manos Verdes para transformar los productos hortícolas y garantizar su conservación. El programa de atención integral a personas mayores o con discapacidad en el medio rural. Y el fomento de iniciativas de sensibilización social contra la exclusión.
El párroco, Emiliano Tapia, asegura que «Salamanca tiene que estar agradecida al barrio». El barrio que durante años fue denostado con la malintencionada denominación de «Malvinas» ahora da de comer a diario a un millar de personas mayores de la ciudad, pone como ejemplo. Han sido capaces de construir a pesar de que sintieran que les daban la espalda, afirma.
Durante la última semana los sótanos de la Iglesia han acogido mesas redondas sobre estos proyectos, sus puntos fuertes y sus retos. Pero también el jueves se presentó a los vecinos y amigos del barrio el programa completo del aniversario
Un programa abierto a la ciudad
Los actos organizados con motivo de esta fiesta arrancan el próximo 4 de julio con una exposición fotográfica y un encuentro con los fotógrafos participantes que tendrá lugar a las 19.30 en el centro municipal integrado Julián Sánchez el Charro. En ella se plasma el pasado, el presente y el futuro del barrio desde el punto de vista de los autores de las imágenes.
Al día siguiente, en el mismo lugar y a la misma hora, la propuesta será poética y musical, con un recital que se centrará en la memoria del barrio con la participación de María Ángeles Pérez López; Asunción Escribano; Chema García; Pablo Malmierca; Esmeralda Sanchez Martín y Raúl Vacas, con la dirección musical de Marce Orgaz.
Por su parte, el día 6, también en El Charro, habrá una actuación del mago Miguel de Lucas, que en otros momentos también ha colaborado con el barrio.
La infancia del barrio será la protagonista el día 7 a partir de las 12h, con las actividades a cargo de Fernando Saldaña y Marisopla, además de un rincón de libros prestados por la Red de Bibliotecas Municipales. Ya por la tarde habrá un encuentro con periodistas y la presentación de una revista conmemorativa.
Con mural transformarán lo negativo en arte
No todo el programa de las fiestas se desarrolla fuera del barrio. El día 8, entre las 11 y las 13 horas los vecinos, guiados por José María Benéitez, Reyes López Fonseca, Clara Lurueña y Pablo S. Herrero, pintarán juntos un mural colectivo que cubrirá la pared del antiguo cátering. El proyecto consiste en una intervención para la cual los vecinos han elegido cuatro palabras negativas que identifican al barrio. Droga, gueto, aislamiento y miedo serán transformados en algo distinto, positivo y bello como símbolo de lo que han tenido que hacer los vecinos para salir adelante durante estos 40 años.
Posteriormente, a las 18 horas, los vecinos harán una marcha «hacia la ciudad en deuda con Buenos Aires». Acompañados por varios artistas locales, recorrerán todo el camino desde el barrio hasta la Plaza Mayor con la intención de ser recibidos en el Ayuntamiento de Salamanca y entregar allí un ejemplar de la revista editada con motivo del aniversario. En el trayecto habrá paradas y sorpresas. Pero no tienen la intención de parar el tráfico porque no se trata de una manifestación.
Desde la Plaza volverán un día más a El Charro, donde la memoria escrita será la protagonista a través de dos libros y un vídeo que forman parte de la historia del barrio. Tras ellos habrá de nuevo poesía y música.
El cierre de esta programación tendrá lugar el domingo 9 de julio a partir de las 12.30h. con la presentación del libro de Mino Cerezo en la parroquia. Después le seguirán una comida comunitaria, una entrega de reconocimientos a personas que han trabajado por el barrio y un recital del grupo Machay en la Lonja de los huertos urbanos. A las 19 horas, la actuación de Mayalde en la explanada de la Iglesia Nueva del Arrabal será la despedida del aniversario.
Muchos son los cómplices con los que ha contado Buenos Aires para organizar sus celebraciones. Además de los colectivos sociales del barrio y muchas personas a título particular, los sindicatos STE y CGT, Ecologistas en Acción y el Comité Antinuclear y Ecologista han puesto su granito de arena. En los próximos días la librería Letras Corsarias se unirá con recomendaciones de libros y otras sorpresas muy vinculadas a Buenos Aires y sus problemas. Muchas manos tendidas a un barrio que quiere mantener la esperanza para poder sobrevivir.
