Dolores Caballero: «El servicio de Hematología queda a buen recaudo, me voy satisfecha»
Pionera en los trasplantes de médula en Salamanca, se ha jubilado, aunque seguirá hasta mayo al frente de la Fundación del Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula Ósea
Desde que la doctora Dolores Caballero, incluida en los ranking de mejores profesionales sanitarios del país desde hace años, anunció que cerraba su larga y fructífera carrera profesional en la Unidad Clínica y de Trasplante del Servicio de Hematología del Complejo Asistencial de Salamanca, comenzó a generarse un 'runrún' que acabó en revuelo cuando solo hace unos días llegó su última jornada laboral.
«Ahora que veo tanto lío por mi retirada, no sé... siempre he pensado que ese tipo de manifestaciones son un poco exageradas», asegura, orgullosa de todo lo conseguido, y convencida de que deja a buen recaudo un servicio referente en la sanidad española.
«Me he jubilado totalmente a nivel asistencial. Tampoco tengo ya vinculación con la Universidad, de la que era profesora titular, lo que me hubiese permitido jubilarme más tarde. Eso significa que ya he cortado mi actividad asistencial y docente. Es decir, que ya soy pensionista», reitera convencida de su nueva situación.
Hasta mayo
«Lo que sucede es que, mi labor en el Hospital, en la Unidad de Trasplante que he dirigido, en la que empezamos los trasplantes de médula en Salamanca; después, la acreditación para administrar células CART, y ahora, los trasplantes ambulatorios, que comenzarán sin mí...; eran solo una de las partes de mi actividad. Como lo era el grupo que dirigía en el IBSAL desde el punto de vista de la investigación con mis compañeros del laboratorio de Hematología, como, entre otros, Miguel Alcoceba y María García, que siempre han estado conmigo», comenta para anunciar, que, aunque solo sea por unos meses, aún le queda algo importante que hacer en el ámbito de la medicina.
«Desde comienzos de los años 90 también he participado activamente en la creación el Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula Ósea (Geltamo) dentro de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia», asegura Caballero.
Hablamos de un grupo que comenzó como un registró de pacientes con linfoma, sometidos a trasplante, y del que desde el año 2013 «soy presidenta de la Fundación Geltamo, de la que previamente fui responsable del comité científico, cuando el presidente de la fundación era Eulogio Conde, del hospital Valdecilla de Santander, que ya está jubilado».
Dentro de esa actividad con los enfermos de linfoma, donde Dolores Caballero ha liderado y dirigido el grupo cooperativo hasta ahora «me han pedido que continúe siendo la presidenta de la fundación. No tendré ninguna vinculación laboral, pero a nivel jurídico voy a seguir presidiendo la fundación, porque la reunión anual será en mayo de 2023 en San Sebastián, y será el momento en el que pasaré el testigo a otra persona».
La sucesión
Dolores Caballero se va satisfecha y convencida de que deja asentado un proyecto en el que ha dejado media vida, y pone nombre a sus sucesores. «Lucía López Corral creo que será mi sucesora en el área clínica y de trasplante. Ayuda por los más 'senior', como Fermín Sanchéz-Guijo y la doctora Lourdes Vázquez, que es la presidenta de la Comisión de Docencia a nivel hospitalario. Además, en el hospital hay una persona que va continuar con toda de la actividad dentro de los linfomas, que es Alejandro Martín García Sancho. Él ha sido el que en los últimos años ha comenzado a liderar proyectos que yo tenía en este campo, incluso con vinculación internacional. Él, junto a Norma Gutiérrez, continuará esa otra parte de mi vida laboral, que no solo han sido los trasplantes, sino también la dedicación a esta enfermedad que son los linfomas no hodgkin», concreta Caballero.
La doctora recién jubilada, también quiso destacar la importancia de todos los coordinadores clínicos a la hora de llevar a cabo la investigación con ensayos clínicos en Hemotología. «Allí he tenido un grupo de gente trabajando conmigo como Magdalena García Astorga, que es la doctora responsable de los coordinadores, de los data managers» y creo que su labor debe ser muy reconocida.
Pero además, Dolores Caballero es miembro de comité científico de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y «eso también lo voy a seguir haciendo porque no es necesario ningún vínculo laboral ni académico para mantener esta colaboración. También con otras asociaciones de pacientes, como Ascol en Salamanca, Alcles en León. Esa faceta también la intentaré mantener y seguiré ayudando en la medida de lo posible», pero todo lo demás «lo dejo totalmente y paso a vivir de mi sueldito de pensionista» insiste.
Sin miedo a aburrirse
Tras una vida marcada por una actividad profesional frenética, parece no tener miedo a aburrirse. «Eso no lo sabe nadie. Yo he tomado esta decisión voluntariamente porque creo que nuestro servicio está lo suficientemente consolidado, con gente joven que puede perfectamente llevarlo adelante» asegura convencida. Y justifica su decisión afirmando que «hacer bien lo que yo hacía, trabajar muchas horas en el hospital, estudiar, viajar para dar charlas, ir a congresos para compartir experiencias con otros grupos nacionales e internacionales..., exigía muchísimo tiempo en mi vida y he considerado que quería hacer ya otras cosas diferentes, de persona normal».
«La pandemia no ha tenido nada que ver en mi decisión»
Respecto a estos dos últimos años marcados por la covid, Dolores Caballero asegura que no ha tenido nada que ver en su decisión de jubilarse. «La pandemia para mí ha sido una oportunidad. Yo me incorporé a ver pacientes en los equipos covid muy pronto, el 13 de abril. Allí me reencontré con los compañeros de Medicina Interna que lideraban esos equipos. En aquel momento iba a cumplir 65 años y siempre decía a los jóvenes que cuando acabase la pandemia me iba, pero no, no ha tenido nada que ver en la decisión» reitera.
«Creo que teníamos que haber aprendido más cosas de las que hemos aprendido con la pandemia. Pero particularmente nosotros, todos los hematólogos, demostramos que somos una especialidad de laboratorio y clínica. Que sabíamos coger el 'fonendo', que sabíamos diagnosticar una neumonía... Y fuimos muy útiles en los equipos covid. Además, hemos seguido con los pacientes hematológicos, a los que la covid les ha afectado mucho», recuerda orgullosa.
Y todo ello manteniendo, pese a las dificultades de la pandemia, el nivel de trabajo en cuanto a trasplantes e investigación para seguir siendo una referencia nacional. Para Dolores Caballero, el Servicio de Hematología del Hospital de Salamanca, supo adaptarse rápidamente a la situación de crisis sanitaria y siguió atendiendo a sus pacientes desde el día 'uno' organizando toda la planta.
Como cosas normales, Dolores Caballero enumera tareas como «ordenar tu casa, saber los libros que hay, poner orden un poco en eso que ha entrado y salido de casa, siempre entre prisas. Porque entre el trabajo y la familia, el poco tiempo que tenías... Ahora será todo con más calma. Pasear con el perro, ir más veces a la ópera a los Van Dyck; a las exposiciones; participar de la vida cultural de Salamanca, viajar un poco más..., yo que sé» comenta con ganas de empezar a disfrutar de la vida de otra forma. E insiste en que «te pasas la vida diciendo que no pasa nada..., esto ya lo haré. Pues ha llegado la hora. Yo siempre he sido muy optimista y nunca me he opuesto a hacer muchas cosas, aunque hombre, ahora no me voy a tirar en parapente.., pero bueno, desde luego sí voy hacer muchas cosas que siempre vas dejando para después».
Satisfecha con su vida
En su despedida, tras un trabajo que ha beneficiado a tanta gente, lo más importantes es que «yo estoy satisfecha con mi vida, sobre todo por haber tenido la gran suerte de hacer lo que creía que tenía que hacer. He tenido la suerte de trabajar siempre en la medicina pública, a la que defiendo totalmente, y he podido enseñar a los residentes, a los alumnos y a la gente joven de alrededor...»
Además tuvo palabras de elogio para la figura de la enfermera. «Siempre he estado rodeada de grandes médicos y de enfermeras, que siempre han buscado los mismos objetivos y me gustaría hablar de estas últimas, de toda la Enfermería. Mi principal trabajo ha sido en la planta y allí, el trabajo duro y de 24 horas lo hacen la enfermera y el personal de la planta».
También comenta que «he tenido la suerte de que con mis más y mis menos, y momentos buenos y malos. En una rama en la que a veces se pierde a los pacientes; que la familia, pese a perder un ser querido, reconozca el esfuerzo que se ha hecho..., para mi eso es lo mejor que le puede pasar a un médico. Y yo dejo la vida laboral, pero ahí quedan muchas amistades y compañeros a los que les he dicho que si creen que en algo les puedo ayudar, tienen mi teléfono».