Dos asesinatos vinculados y uno de ellos sin resolver:¿Quién mató a Miguel Ángel Marcos?
El cadáver de Miguel Ángel Marcos Pérez fue hallado en un descampado detrás del Hospital Universitario de Salamanca
Corría el 7 de febrero de 1986 cuando, en un descampado detrás del Hospital Clínico de Salamanca, se produjo el hallazgo del cadáver de un joven de 32 años.
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El cuerpo, que presentaba un total de nueve disparos, pertenecía a Miguel Ángel Marcos Prieto quien, trece años antes, había asesinado a una chica de 15 años, de nombre Mercedes Gómez Calvo.
El asesinato de Mercedes
Tal y como se recoge en los hechos tomados como oficiales, el 31 de marzo de 1973 Mercedes y Miguel Ángel acudieron en torno a la una de la tarde a las inmediaciones de una finca conocida como «El Marín» y allí el joven, de 19 años de edad, acabó con la vida de su novia propinándole dos disparos mortales con una escopeta.
Tras perpetrar el crimen el asesino huyó del lugar, abandonando el cadáver de Mercedes en una choza de piedras; sin embargo, a las pocas horas de tener lugar el suceso, Marcos Prieto fue interceptado por dos Guardias Civiles. El cadáver de la joven, por su parte, fue hallado por los dueños de la finca.
El entierro de Mercedes congregó a centenares de personas que desfilaron, en silencio, por las calles salmantinas.
La condena
Miguel Ángel Marcos, que por aquel entonces se preparaba para su ingreso en la Academia Militar de Zaragoza, fue juzgado entre el 28 de febrero y el 1 de marzo de 1974. El juez sentenció una condena de 28 años de prisión que, posteriormente, el Tribunal Supremo transformó en pena capital. Sin embargo, un Consejo de Ministros conmutó nuevamente la pena reduciendo ésta, nuevamente, a 28 años en prisión.
En 1978 se le concedió a Marcos Prieto su primer permiso penitenciario y, aprovechando la libertad momentánea, regresó a la capital charra.
Ya en Salamanca, Marcos Pérez acudió al cementerio y, en un acto de vandalismo, pintó la tumba de Mercedes Gómez de color rojo. Además, una denuncia ante la policía indicó que Miguel Ángel había intentado forzar a una mujer para, posteriormente, darse a la fuga.
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Análisis psiquiátrico del asesino
Databa 1979 cuando se le realizó un análisis psiquiátrico a Miguel Ángel con el objetivo de conocer su situación de cara a la posibilidad de concederle el tercer grado.
Sin embargo, los resultados que arrojó dicho informe, lograron el resultado contrario al buscado.
Los citados resultados describían a Marcos Pérez como una persona de carácter enigmático, silencioso, sombrío y antisocial. Matizaban, además, que padecía una patología que le generaba una serie de impulsos que era incapaz de controlar y , añadían, tenía rasgos de una personalidad paranoide y esquizoide. Concluían asegurando que Marcos Pérez poseía una tendencia criminal elevada y ponían en duda si era consciente del delito por el que se le había condenado ya que su paranoia, le generaba una culpabilidad que, creían, no alcanzaba a comprender del todo.
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Sin embargo, pese a estos resultados que claramente denotaban cuál era la verdedera personalidad de Pérez, en 1985 salió de prisión y trató de reinsertarse en la sociedad, inútilmente.
Apenas un año después de su salida de prisión, el 7 de febrero de 1986, su cuerpo sería hallado sin vida en un descampado detrás del Hospital Clínico de Salamanca.
Un sospechoso, ningún culpable
Apenas un par de horas después de producirse el hallazgo del cadáver de Marcos Pérez, se procedía a la detención de Eloy Gómez, quien era un guardia civil retirado.
Resultaba que Eloy, de 61 años, era el progenitor de Mercedes, la joven a la que Marcos Pérez había asesinado trece años antes.
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Durante el registro en busca de pruebas que le vincularan con el crimen, se le interceptó una pistola marca Star, calibre 9 milímetros corto con una bala en la recámara y cuatro más en el cargador. Casualmente, las balas eran de la misma marca que los casquillos que la policía encontró junto al cadáver de Miguel Ángel.
Además, en uno de los bolsillos, se interceptó otro cargador del mismo calibre, estando éste vacío y siendo inservible para la pistola que en aquel momento llevaba consigo.
Nadie en la sociedad salmantina de la época creyó en la culpabilidad de Eloy, así como tampoco en una posible sed de venganza que hubiese derivado en la perpetración del asesinato de Marcos Pérez.
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Tampoco se logró dar con ningún testigo visual del asesinato de Pérez lo que hizo que las pruebas presentadas no fueran concluyentes.
A día de hoy, el asesinato de Miguel Ángel Marcos Pérez continúa siendo un misterio; sigue desconociéndose el móvil del crimen y, por supuesto, la identidad del asesino.
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