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El Ayuntamiento de Salamanca sigue instruyendo un expediente para multar a los organizadores del Fin de Año Universitario por el exceso de decibelios registrado el pasado diciembre en la última edición. El propio alcalde, Carlos García Carbayo, cree que «no sería fácil de entender que no la hubiera» aunque tendrá que esperar a la propuesta del instructor.
Una conclusión, la de la multa, que tendrá que estar respaldada por un informe al que se está dando forma por las complicación de validar las mediciones. Esa es la dificultad que ha encontrado el ayuntamiento, la de separar el ruido del nivel atronador de música que se emitió y el procedente del público. La sanción podría ser de hasta 3.000 euros.
Los hechos se remontan al pasado día 12 de diciembre, la fecha de la antes conocida como nochevieja universitaria. Ese día, se produjo un pico de más de 102 decibelios y varias mediciones por encima del límite fijado, de 90 decibelios, superaban incluso el margen que se había dado de cinco decibelios más.
Tras las mediciones por parte de la Policía Local, responsables de la entidad organizadora, la Asociación de Hostelería, se personaron en el lugar, y a pesar de que el episodio de música atronadora no se prolongó más allá de los 20 minutos, se procedió a bajarla cuando así se requirió.
Desde entonces, se ha abierto un expediente para documentar lo sucedido y que puede acabar en una propuesta de sanción, algo que se da por hecho, pero será el instructor el que decida. No obstante, y sin ánimo de ejemplarizar, el exceso fue notorio y dejarlo pasar crearía un mal precedente. Y así lo entiende el propio alcalde en la entrevista publicada por Salamancahoy.
Carlos García Carbayo
alcalde de Salamanca
«No sería fácil de entender que no la hubiera. Lógicamente, si se ha infringido una normativa habrá que actuar para que esas conductas no se vuelvan a producir», asegura al preguntarle sobre qué ocurriría si no hubiera multa.
«Se está intruyendo un expediente. Hay unas limitaciones, se rebasaron y habrá una propuesta del instructor que establecerá una sanción, o no, y de una cuantía», explica no obstante.
Según el informe policial, la primera medición se hace a las 21.17 horas de la tarde, aunque el espectáculo musical previsto arrancó a las 20.00 horas y, según testigos presenciales, la música ya estaba muy alta a las 21.00 horas.
Según la Policía Local, la medición que se realiz arroja un pico de emisión de 102.8 dB y una media ponderada de 94.7 dB, realizando dicha medición a aproximadamente unos 50 metros del foco emisor. Están netamente por encima de lo establecido como límite. Es entonces cuando se avisa a los organizadores del evento.
Hasta el lugar se personan el presidente de la Asociación de Hostelería, Jorge Moro, y la gerente de la misma, entidad titular de la fiesta denominada Fin de Año Universitario, y el responsable de seguridad del evento.
La celebración no contaba en esta ocasión de un tratamiento diferencial. Desde el consistorio explican que para los conciertos en Ferias y Fiestas están suspendidas las normas del ruido, y el año pasado en la nochevieja universitaria también se solicitó, pero este año no.
Tras la llegada de los responsables del evento, se realizan varias mediciones en su presencia, informando que den las indicaciones pertinentes para la subsanación de la emisión elevada de decibelios.
En las citadas mediciones, y según el parte policial, se alcanza una máxima a las 21:24:58 horas de una media ponderada (LAeq) de 96.4 dB y un pico máximo de (LAIeq) de 99.4 dB. Los niveles siguen estando por encima de lo permitido para el evento, que esta vez no cuenta con un trato especial.
Según explica la Policía Local, se dan las indicaciones correspondientes a los responsables de sonido corrigiendo dichas emisiones, comprobando a través de las mediciones posteriores (a partir de las 21:36 horas) que las emisiones están por debajo de los 90 dB en LAeq.
Tras lo ocurrido, fuentes del Ayuntamiento confirman inmediatamente que la empresa organizadora será propuesta para sanción al no cumplir con el decreto aprobado y el nivel de ruido pactado, esos 90-95 decibelios, suponiendo un daño para vecinos y la propia Plaza Mayor, declarada BIC y centro de la declaración de Salamanca como Patrimonio de la Humanidad.
Según la Ordenanza General de Medio Ambiente Contra la Emisión de Ruidos y Vibraciones, las multas pueden oscilar de 750 a 3.000 euros si la infracción se considera leve o grave. Habría clausura del establecimiento en el caso de que hubiera sido un recinto.
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