El insólito palmeral para la histórica plaza de Salamanca que alberga un palacio del siglo XV
Los ejemplares, una docena de varios tamaños, ya están plantados y se completarán con arbustivas en un entorno donde esta especie de origen tropical es novedad
Una docena de palmeras van a convertir la plaza de Santa Eulalia en un exótico rincón en el que un palacio del siglo XV compartirá espacio con una plantación de carácter exótico, para nada autóctona y con una especie que no sólo no tiene nada que ver con lo que se está plantando por la ciudad, sino que casa poco con el ambiente de la zona.
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La histórica plaza ha pasado de acoger una antigua iglesia, ya desaparecida, a un parking de los más codiciados por su proximidad a la Plaza Mayor. Pero es que además se está convirtiendo en un muestrario completo de cómo Salamanca intenta reverdecer el centro, un objetivo encomiable, pero que se está ejecutando aquí con un criterio discutible en cuanto a la estética y las plantaciones elegidas. Y lo último es la aparición de un palmeral urbano que da a la plaza la imagen de una isla tropical.
La decisión se ha tomado en los últimos días, tras arrancar el antiguo matorral que ocupaba uno de los parterres de la plaza, el que hace semicírculo con la entrada al parking. El arbusto se encontraba, según fuentes municipales, en mal estado sin especificar su enfermedad y se decidió eliminarlo, para lo cual hubo que cavar y recurrir a una grúa.
Para sustituirlo, la idea era recurrir a las arbustivas, en línea con lo que había y también coherente con lo que se ha estado plantando estos años. Se trata de plantaciones resistentes, de bajo consumo hídrico y adaptadas al clima. Se han acompañado con flores que se cambian por temporada y arbolado urbano.
Sin embargo, a la hora de la verdad se ha hecho otra cosa. De la noche a la mañana la plazuela ha aparecido con una docena de grupos de palmeras, la mitad crecidas y otra mitad en corros de ejemplares poco crecidos; está pendiente completar la plantación con arbustiva. Por ahora, la plantación está perimetrada con cinta, pero ya tiene postes de madera para un vallado definitivo. Su presencia llama mucho la atención por su porte y por la especie elegida. Y ha generado cierto estupor y rechazo entre colectivos que ya están al tanto de lo que se ha hecho.
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Según fuentes municipales, en el lugar no se podía plantar árboles porque debajo está el parking; sí que los hay en la zona de la plazuela donde llega el ascensor del aparcamiento subterráneo. Aunque la palmeras no son estrictamente un árbol, la palmera no es estrictamente un árbol, sino una hierba arborescente, y de que sus raíces no suelen ser profundas, sí que pueden enraizar en el terreno para asentarse.
Pero lo más importante es que se trata de una plantación exótica y que su uso no concuerda con el tipo de plantaciones que se están haciendo en la ciudad. De hecho, «no sirven para enriquecer la biodiversidad urbana, precisamente porque son especies exóticas que nada tienen que ver con los ecosistemas autóctonos», asegura la periodista Ana Carlos, colaboradora de este diario.
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«No sirven para enriquecer la biodiversidad urbana, precisamente porque son especies exóticas que nada tienen que ver con los ecosistemas autóctonos»
No es la primera vez que se eligen palmeras para las nuevas plantaciones de la ciudad. Las hay repartidas por algunos grandes maceteros (y con mal aspecto), se han puesto en alguna glorieta y también en algún parque. Y varios ejemplares forman parte de la plaza de la Libertad, donde el ambiente arquitectónico es diferente.
Además, aquí conviven con varios de los modelos de renaturalización por los que ha optado el ayuntamiento: en pocos metros se encuentran algunas de las macetas gigantes puestas hace unos meses, una torre de flores, maceteros de piedra o los árboles y los jardines con rosales de la propia plazuela.
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Una elección poco coherente
«Poner palmeras en Salamanca como parte de la renaturalización resulta cuando menos, contradictorio, ya que es evidente la falta de coherencia con la vegetación autóctona, y el resultado es un aspecto forzado o artificial. Además, en una zona tan cercana al casco histórico tenían más coherencia los rosales que había, setos, así como cipreses, boj, hiedra, laureles... la vegetación de los antiguos claustros y patios conventuales», añade. Las palmeras 'pegan' más en un ambiente más colonial y con otro tipo de arquitectura.
Hay que recordar que allí se alzaba una iglesia que no se derribó hasta 1897 tras ser declarada en ruina, expoliada su amplia colección de arte y vandalizada. Su lugar lo ocupó la plazuela, que organizó urbanísticamente la zona, pero que al principio no tuvo ni jardines ni fuente. Los recuperó hasta que se levantó el edificio de Correos.
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La zona se ha caracterizado siempre por la presencia de la torre del Aire, vestigio de un antiguo palacio fortificado que se construyó en época de bandos en la ciudad. Y por otros edificios notables como el hotel Monterrey, la casa de los Cobaleda o el bonito edificio de Plus Ultra que ocupaba la esquina con Azafranal, una construcción de tres plantas en ladrillo y con miradores que fue derribado y no desmerece el actual edificio racionalista.
También estaba allí la antigua Casa de Correos, proyectada en 1915 y que ocupó el lugar hasta 1973, cuando volvieron los jardines que hasta ahora han estado configurados con arbolado, matorral y rosales. Ahora, buena parte de todos estos elementos naturales y arquitectónicos compartirán protagonismo con un palmeral urbano.
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