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Otra mirada a Salamanca. Zona Sur
En el barrio de Tejares da la sensación de que las soluciones en forma de obras y arreglos se han quedado en parches que adornan los problemas, pero que no les dan solución
Tras descubrir los rincones de Chamberí en la anterior otra mirada, recorremos sus barrios vecinos, terminando la ruta por el abandono y por las zonas de las que sólo nos acordamos para los sucesos o alguna fiesta popular. Tejares, Los Alcaldes y Buenos Aires, la Zona Sur de Salamanca.
«Soy nuevo en el barrio», dice la enorme pantalla que adorna el edificio «Tormes +». Es lo nuevo y de lo poco moderno que hay por la zona. En el barrio de Tejares da la sensación de que las soluciones en forma de obras y arreglos se han quedado en parches que adornan los problemas, pero que no les dan solución. Por ejemplo, los vecinos del barrio agradecen la construcción del aparcamiento detrás de la gran y conocida iglesia de San Pedro Apóstol, pero denuncian que la parte delantera siga siendo un barrizal donde continúan aparcando vehículos, ya que casi no existen carteles que avisen de la existencia de un aparcamiento al otro lado. O que cada solar o parcela sin habitar sea un punto donde se aprovecha para arrojar basura.
Tejares es el barrio de la Salud, su virgen y devoción, pero de la que muchos sólo se acuerdan una vez al año. La escultura de la misma resiste en soledad en medio de su parque, inicio de un camino hacia el otro parque conocido de la zona, el del Lazarillo de Tormes, al que llegas tras atravesar alguna nueva calle y una pista de tierra con surcos y barro (eso sí, te sonríen hasta las macetas). Una vez allí, te encuentras que lo que podría ser un rincón idílico es un paraje un tanto descuidado, que contrasta con los andamios y los trabajos de alguna construcción moderna. Como curiosidad, parece que algún perro se pasea a sí mismo.
Volvemos sobre nuestros pasos y, a las espaldas de la Virgen de la Salud, cruzamos el nuevo y encharcado puente que conecta Tejares con Los Alcaldes. Allí nos recibe un carril bici lleno de agua, barro, baches y suciedad. Al lado encontramos lo único relacionado con el futuro, el descolorido cartel de la «Futura sede del depósito para la ampliación del Centro Documental de la Memoria Histórica». Árboles que pasaron a mejor vida, construcciones a medio empezar o a medio hacer y algún curioso adorno navideño en los balcones, como una bola gigante, son sólo algunos de los detalles dignos de destacar de este barrio.
Por último, parada en la rotonda de Buenos Aires. Punto fotográfico de las operaciones de entrada y salida, improvisada zona de descanso y aparcamiento y lugar donde algunos paran a dejar todo tipo de deshechos, lo que nos deja una triste estampa de abandono total y absoluto de una zona a la que hace mucho tiempo se le puso una cruz, como la que puedes ver justo antes de salir hacia la entrada de una de las autovías o carreteras a las que da acceso esa temida rotonda.