Las monjas que dicen adiós a Salamanca tras 75 años de presencia silenciosa
Las siete hermanas Oblatas dejarán en breve el Monasterio de Santa María de la Vega de la capital charra hacia un nuevo destino
Las monjas Oblatas del Monasterio de Santa María de la Vega en la capital charra dicen adiós a Salamanca tras 75 de presencia silenciosa. Llegaron a Salamanca en 1949, once años después de la fundación de la orden en Madrid, y este 2025 se despiden. Salamanca fue la primera fundación de la congregación más allá de Madrid.
Este jueves 12 de junio, festividad de San Juan de Sahagún en Salamanca, se celebrará en la capilla del Monasterio de Santa María de la Vega (19 horas) la celebración de la solemnidad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, presidida por el obispo Mons. José Luis Retana Gozalo, y concelebrada por el presbiterio diocesano.
Como explica la Diócesis de Salamanca, será la última vez que esta fiesta se celebre con la comunidad de Oblatas, que tras 75 años de vida contemplativa en Salamanca, serán enviadas a otros monasterios de la congregación. Desde hace años ya solo quedan 7 monjas de la congregación en la capital charra -que van de los algo más de 50 años a más de los 80, y ahora tendrán otro destino en el que se dedicarán, como hacen siempre, a rezar a lo largo del día por toda la Iglesia y sus sacerdotes.
La iglesia, ubicada junto al Campus universitario Miguel de Unamuno de Salamanca con el lema inscrito en la fachada de «Pro eis ego, sanctifico meipsum» (para ellos yo me santifico), no cerrará y allí habrá en breve -en fecha aún por determinar- otra congregación aún por determinar.
Esta congregación, además del convento de Salamanca, cuenta con otros en Madrid, Huelva, Valencia, Toledo y Moyamba (Perú).
El día a día de una Oblata
Como se detalla en la propia web de la congregación de las Oblatas, «la vida de la Oblata está totalmente consagrada a Dios. Si vida es una oración incesante. La oblata pasa un gran tiempo junto al Sagrario, orando con Cristo y ofreciéndose con Él. La Santa Misa es el centro de la vida de la Oblata. Los tiempos de oración se alternan con las horas de trabajo, que es un cambio de postura en la oración. Cada una tiene sus funciones, la sacristía, la cocina, la costura, la huerta, el torno, los trabajos del convento…. En el centro del día tienen tiempo de silencio mayor en el que la oblata tiene un rato de lectura y también tiempo libre.
«Aparte del recreo de los jueves y domingos que la oblata comparte con toda la Comunidad, las Fiestas litúrgicas más destacadas y los aniversarios de las fiestas de Congregación son días de familia en los que se tiene un tiempo de convivencia, de recreo y solaz. Cada noche, después de la cena la oblata tiene ensayo de canto gregoriano, en donde saborea las melodías para hacerlas oración. La Santa Misa y Horas litúrgicas mayores son cantadas en Gregoriano los Domingos y días de Fiesta. A media noche se levantará para hacer su turno de oración, pues siempre hay una oblata en misión cumplida ofreciéndose con Cristo a los pies del sagrario».
Hasta siete congregaciones se han ido en los últimos años de Salamanca
La marcha de las Oblatas de Salamanca no es, ni mucho menos, excepcional. La falta de vocaciones ha llevado a más congregaciones a dejar la capital charra o la provincia en los últimos años. Hasta siete en concreto. Han sido los casos, por ejemplo de las Bernardas (2015), Clarisas de la calle Lucero en Salamanca, el primero de la congregación fundado (año 2019), Úrsulas (2018), Esclavas del Santísimo (2018), Carmelitas descalzas de Ledesma (2017) o Trinitarias de Villoruela (2022) y las Clarisas de Ciudad Rodrigo (2017).
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