Nuevos casos de gripe aviar en Salamanca: la migración pone a las grullas y su 'paraíso' en el punto de mira
Con las aves ya asentadas en el azu de Riolobos y miles de migratorias cruzando la provincia, la detección de cinco positivos ha puesto el foco en una temporada que los especialistas prevén complicada, marcada por la circulación del virus en europa y por la dificultad de contener una enfermedad que se mueve al ritmo de las bandadas
La provincia ha confirmado dos nuevos positivos en fauna silvestre, una garza y un búho, que se suman a las dos grullas detectadas previamente y a un águila calzada registrado el 23 de octubre. Son ya cinco los casos identificados en Pedraza de Alba, Pelayos, El Campo de Peñaranda y dos en Villar de Gallimazo.
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Según Carlos Aldea, veterinario de SEO-Salamanca, a partir de ahora cualquier grulla encontrada muerta será tratada como positiva por protocolo. Las muestras se analizan primero en León y, si el resultado es positivo, se remiten al laboratorio de referencia de Algete. Pero con la presencia del virus ya confirmada en migratorias dentro de la provincia, la presunción diagnóstica se activa automáticamente.
El contexto europeo tampoco ayuda: la gripe aviar está muy extendida este otoño y zonas clave para la migración, como Gallocanta, han registrado cerca de mil aves muertas en apenas unas semanas.
Un virus que aprovecha el comportamiento gregario
La influenza aviar de los subtipos H5 y H7 es un virus respiratorio altamente contagioso entre aves que comparten puntos de alimentación o agua. En domésticas puede matar en menos de 24 horas y en silvestres causa síntomas respiratorios y neurológicos como desorientación, pérdida de equilibrio o vuelos erráticos.
Las especies gregarias son especialmente vulnerables. Las grullas y los gansos viajan en bandadas de cientos o miles y coinciden con otras aves en humedales y riberas. Un solo grupo con varios ejemplares infectados puede transmitirlo con rapidez a cualquiera que comparta espacio. Por eso la llegada masiva de aves en otoño es siempre un momento crítico.
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Según Aldea, «no sabemos cómo evolucionará este año, pero hay muchos focos en Europa y eso hace prever más positivos en España». Él mismo recuerda un ejemplo extremo: la población de halcón gerifalte de Islandia ha pasado de 2.000 a 500 ejemplares en pocos años debido a episodios graves de gripe aviar. «Es una barbaridad», resume.
«No se pueden poner puertas al campo»
En explotaciones avícolas, las medidas de prevención son claras: cuando el riesgo es alto debe prohibirse que las gallinas salgan al aire libre. Es una forma eficaz de evitar contactos con aves silvestres infectadas.
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En cambio, en fauna salvaje la prevención es prácticamente imposible. «No se pueden poner puertas al campo», recuerda Aldea. Los animales continúan con sus movimientos naturales y el control real es inexistente.
Algunos conservacionistas recomiendan que este invierno no se coloquen comederos en jardines particulares para evitar aglomeraciones. Aldea se muestra escéptico. «Las aves comen donde pueden. Si no es en un comedero del jardín, será en una tolva ganadera o en cualquier lugar donde haya alimento». La medida, dice, podría servir para reducir concentraciones puntuales, pero no evitaría el riesgo general.
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Lo que sí se puede hacer es extremar la vigilancia para detectar las aves enfermas o muertas, recogerlas enseguida y analizar las muestras para saber por dónde avanza la enfermedad y evitar nuevos contagios.
Bajo riesgo para las personas pero con precaución
Para que se produzca un contagio humano es necesario un contacto estrecho y prolongado con aves infectadas o sus secreciones. No basta con ver o acercarse a un animal muerto. Los expertos insisten en que la gripe aviar detectada en estas especies no se transmite de una persona a otra.
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Aun así, se recomienda no tocar aves enfermas o cadáveres. Si hubiera algún motivo para manipularlas, se deben usar guantes, mascarilla y equipo EPI, además de una buena higiene posterior. Lo más adecuado es avisar al 112 para que el cadáver sea retirado y analizado.
Aldea añade que probablemente episodios similares han ocurrido históricamente, pero ahora se identifican con más exactitud por el seguimiento activo y, sobre todo, por el temor a posibles saltos a humanos. «Antes se encontraban aves muertas y no se sabía la causa», recuerda.
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Especies que preocupan
Aunque las grullas no presentan un riesgo poblacional global por su abundancia y amplia distribución, otras especies sí generan inquietud. Las rapaces, principalmente las que pueden alimentarse de cadáveres, figuran entre las más vulnerables por su facilidad para ingerir animales infectados y en concreto el águila imperial es una de las más citadas por los miembros de SEO-Salamanca en este sentido.
En la provincia, cabría pensar si la avutarda, una especie en declive y casi amenazada, podría verse afectada. En la comarca de Peñaranda se observan grupos de estas aves, pero su comportamiento es muy distinto al de las anátidas o las grullas. Aunque forman pequeñas bandadas de entre 20 y 40 ejemplares, suelen hacer vida en zonas secas y para beber utilizan los charcos que se forman en este tiempo, por lo que no utilizan los mismos humedales donde se concentran las aves migratorias más expuestas. No son, en principio, una de las especies en mayor riesgo, según detallan desde SEO-Salamanca.
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Sí lo están, en cambio, los gansos y otras anátidas, muy gregarias y habituales en los mismos espacios que las grullas durante el paso migratorio.
Admisiones limitadas en los centros de recuperación
Los Centros de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de todo el país han endurecido sus protocolos desde los primeros casos del otoño y se ha limitado la entrada de individuos de las zonas afectadas por la gripe aviar.
En el País Vasco, la consejería de Agricultura llegó a ordenar el sacrificio de todas las aves de un centro donde apareció un positivo. Una medida que Alberto Hernández, veterinario de SEO-Salamanca, considera excesiva. «Se pueden tomar muestras y conocer el estado de cada animal. No es necesario sacrificarlas indiscriminadamente».
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En el CRAS de Las Dunas, en Salamanca, el número de ingresos en estas fechas suele ser bajo, pero se han extremado las precauciones. Cualquier ave procedente de humedales o perteneciente a especies sensibles, como anátidas, laguneros o las propias grullas, activa un protocolo de comunicación inmediata con el laboratorio de sanidad animal.
Seguimiento de la migración
El azud de Riolobos a estas alturas del otoño es uno de los puntos más relevantes de la provincia en lo que respecta a migraciones de aves. Desde hace semanas se contabilizan más de 1.500 grullas, aunque no todas se quedarán a invernar. Muchas continúan su viaje hacia Extremadura y otras aún no han llegado.
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SEO-Salamanca prevé nuevos recuentos en los próximos días, pero Carlos Aldea apunta que la fecha dependerá en buena medida del viento. La lectura de anillas de estas aves a través de los telescopios requiere estabilidad y buena visibilidad, ya que es la única forma de saber de dónde proceden exactamente los grupos que están pasando por Salamanca.
A nivel nacional, el coordinador del censo anual, José Antonio Román, ya ha confirmado las fechas de los censos oficiales: 19 de diciembre y 23 de enero. Ambos se coordinarán con los equipos portugueses para obtener una visión peninsular completa. Y equipos de voluntarios se unirán en Salamanca.
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Aviso al 112 si aparecen aves muertas
Los especialistas piden vigilancia y precaución, pero no alarmismo. La gripe aviar no es nueva, y aunque este año la circulación es más intensa en Europa, la respuesta científica y administrativa es mucho mayor que en temporadas anteriores.
La clave, insisten, es avisar al 112 cuando se encuentren aves muertas, evitar tocarlas y garantizar la retirada rápida para frenar la transmisión entre silvestres. La coordinación entre conservacionistas, administraciones, centros de recuperación y laboratorios está activada.
El último tramo del otoño y los meses de invierno serán decisivos para ver cómo evoluciona la enfermedad en la provincia. La migración continúa y la situación exige seguimiento. Con vigilancia activa, análisis rápidos y medidas preventivas en granjas y humedales, habrá que esforzarse para tratar de mantener la situación bajo control.
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