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El carril bici de la zona de Vialia, que acaba en un descampado. Álex López

El número de ciclistas en Salamanca no aumenta al mismo ritmo que los carriles bici

El Comité de Bici Urbana Guardabarros considera que la fuerte inversión municipal debe ir acompañada de otras medidas para facilitar la circulación a las bicicletas y que sus usuarios se sientan seguros

Ana Carlos

Salamanca

Sábado, 23 de septiembre 2023

Salamanca es una ciudad con un tamaño y otras características muy favorables para el uso de la bicicleta. La red de carriles bici ha ido aumentando y poco a poco va conectando con el alfoz. Entre la capital y el núcleo urbano de estos municipios suman actualmente 120 kilómetros de sendas. El único pueblo colindante que todavía no está en esta red es Doñinos.

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Están muy avanzadas las obras del nuevo carril que unirá la carretera de Ledesma con Villamayor. Y dentro del municipio sigue aumentando el trazado ciclista con la construcción del tramo que enlazará el Paseo de San Vicente con el Puente Romano.

Por otra parte, el Ayuntamiento también ha hecho otra enorme inversión en su sistema de préstamo de bicicletas, SALenBici, que cuenta actualmente con 47 puntos en la ciudad y otros 3 en Santa Marta. En ellos se puede disponer de las entre 250 y 300 bicis con las que cuenta el servicio. Este año la cifra se duplicará con la progresiva incorporación de 300 vehículos más.

Los aparcamientos disuasorios de la ciudad cuentan también con un carril bici al lado que permite a las personas que los usan dejar allí sus turismos y moverse a partir de ahí en bici si lo desean.

Nadie duda que son grandes avances en movilidad, pero ¿aumenta proporcionalmente a este esfuerzo el número de ciclistas? El Comité de Bici Urbana Guardabarros afirma que no. Valoran estos logros, aunque creen que llegan con 20 años de retraso. También entienden que el gran anillo ciclista que se está consolidando no es suficiente y que hace falta algo más para que la gente cambie en coche por las dos ruedas.

Problemas de base

«La red ciclista en Salamanca es larga en cuanto a número de kilómetros, pero se sostiene en un 75 por ciento gracias a las zonas peatonales. Eso significa que se molesta al peatón y que no se quita espacio al medio de transporte menos sostenible. No busca transformar el modelo de movilidad para llegar a un equilibrio», lamenta Jabito Jablonski, miembro de Guardabarros.

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Ese punto de partida supone una traba importante porque, además, hace que se generen conflictos entre peatones y ciclistas en algunos espacios. Por ejemplo, hay lugares en los que los peatones tienen que cruzar un carril bus para subir o bajar del autobús (como en la avenida de los Cipreses frente al Multiusos o frente al Hospital, por ejemplo) y tramos en los que los peatones no respetan el carril bici de forma habitual porque están acostumbrados a disponer de ese espacio.

El Comité de Bici Urbana señala que en Salamanca se invierte mucho dinero «en carriles con un modelo muy concreto y rígido», pero no siempre es necesario. Éstos son válidos cuando se crean circuitos de paseo, o en tramos especialmente peligrosos. Pero no deben hacerse a costa de arrebatar espacio al peatón. Y parece que en esta ciudad lo inamovible son los espacios destinados a la circulación y aparcamiento de vehículos de motor.

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Ellos, en cambio, apuestan por más carriles compartidos por bus, taxi, motos y bicis como el de María Auxiliadora. También por las ciclocalles, que no son otra cosa que calles convencionales en las que se da prioridad al ciclista. Funcionan muy bien cuando se trata de vías cuesta abajo en las que se ha conseguido que el tráfico motorizado. Es lo que se ha hecho en Comuneros y se congratulan de ello. También entienden que hay calles que, aunque para los coches tengan un sentido, las bicicletas (con la oportuna señalización) podrían circular por el contrario para evitar cuestas o facilitar trayectos más rectos hacia el centro de la ciudad.

Pero para todo ello hay que rebajar de forma real la velocidad del tráfico. Jabito hace hincapié en que si bien es cierto que se han señalizado de forma vertical, horizontal y luminosa los límites de velocidad de los distintos tipos de vías de la ciudad, es fácil comprobar que estos no se respetan. Es un problema para los ciclistas, pero también para los peatones. Mientras que Pontevedra puede presumir de que llevan sin lamentar ninguna muerte por atropello desde 2011, en Salamanca la media ronda dos fallecimientos por esta causa cada año.

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Ese es un importante motivo por el que todavía muchas personas no se atreven a moverse en bicicleta por la ciudad o no dejarían hacerlo a sus hijos. No lo consideran suficientemente seguro.

Un anillo fuera del centro

Los carriles bici de la ciudad se sitúan de la almendra central hacia afuera. Se está creando un anillo ciclista que desde Guardabarros consideran que puede resultar muy práctico para que los usuarios de la bici puedan diseñar sus itinerarios a través de la ciudad, pero sin entrar en el centro. Sin embargo, a este carril circular le queda algún punto por concluir.

El más destacado es el tramo del paseo de la Estación, delante de Vialia. Justo a la puerta de la estación muere el carril procedente de la avenida de París y en la intersección entre el paseo y Los Cipreses, acaba el procedente de esta avenida.

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Pero sorprendemente en la calle del supermercado que hay en Vialia, como los ojos del Guadiana, aparecen unos metros de carril que entran en perpendicularmente al paseo de la Estación para girar bajo la pasarela peatonal y morir nada más cruzarla, en medio de la nada.

Llegados allí, perplejos, algunos ciclistas dan la vuelta. Falta por hacer el tramo que comunica con el túnel de la Televisión y tampoco hay señal alguna que indique que, si el ciclista quiere circular sobre la tierra, puede llegar hasta el otro lado.

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En el trazado de carriles bici, Guardabarros echa de menos que se piense en su diseño en las necesidades de los ciclistas. En situarlos en caminos lo más rectos y naturales posible y tratando de evitar las cuestas arriba con mucha pendiente.

Lamentan que en ocasiones se presentan alternativas para acercarse al centro que van por caminos muy intrincados y poco favorecedores para el tránsito en bici. El motor de este vehículo es una persona, por eso hay que tener en cuenta cuestiones muy diferentes a cuando se piensa en los coches.

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Prioridad en la Zona de Bajas Emisiones

En el centro de la ciudad no hay carriles bici. Todavía se desconoce cómo se va a regular el paso de bicicletas en la Zona de Bajas Emisiones. Lo que está claro es que el Real Decreto de 21 de diciembre que regula las ZBE recoge que en ellas es necesario impulsar un cambio modal hacia medios de transportes más sostenibles. Es decir, la prioridad la tendrá la movilidad activa (ir andando o en bicicleta) y el transporte público.

Actualmente la ordenanza municipal vigente permite circular a las bicis por las calles peatonales si no hay mucha gente. De hecho, en calles y plazas peatonales como Anaya, Rector Lucena, calle la Fe o la plaza del Mercado hay aparcamientos para bicicletas.

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Sin embargo, en ocasiones la Policía Local obliga a bajarse de la bicicleta a los usuarios de estas vías. La paradoja viene porque la normativa de la DGT a nivel estatal considera a la bici del mismo modo que a los vehículos motorizados y así, si no hay carriles para ellas, no se les permite a los ciclistas circular por zonas peatonales, aceras o cruzar pasos de cebra montados en ellas.

Por eso es muy necesario que se determine por dónde van a poder circular las bicicletas en la ZBE. Hacer carriles bici e itinerarios ciclistas en el centro de la ciudad, incluso en el casco histórico, no implica hacer grandes obras. Ni siquiera pintaron el suelo de verde.

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Junto al Museo de la Automoción hay un ejemplo de ello, un tramo del carril bici que llega al Puente Romano continúa sobre el suelo de baldosas de granito, señalizado con unas pequeñas chapas circulares que indican su trazado cada pocos metros, tal y como recuerdan desde Guardabarros. También se pueden señalizar como calles de uso compartido y no únicamente peatonal.

Medidas blandas para potenciar la bicicleta

El Comité de Bici Urbana considera que hay medidas más baratas que los carriles bici que se pueden llevar a cabo y que potenciarían el uso de la bici por toda Salamanca.

Una muy sencilla y necesaria es aumentar la señalización ciclista en la ciudad, tanto vertical como horizontal. En este aspecto se ha avanzado pero en diversos puntos de la ciudad, especialmente en los que acaba un tramo de carril bici, el usuario de este medio de transporte no siempre tiene claro si tiene cerca otro carril para continuar o por dónde seguir, por ejemplo. También los peatones y los conductores de coches tienen que ser informados de la cercanía de bicis y de quién tiene preferencia, lo que no siempre sucede. Apuntan en la misma línea que no se señalan suficientemente los aparcamientos de bicicletas.

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Para evitar los robos, Rocío Cruz, de Guardabarros considera que se pueden colocar cámaras cerca de los aparcamientos o colocar los aparcamientos cerca de organismos públicos y otros lugares en los que ya hay cámaras. Sería una buena medida disuasoria y también ayudaría a identificar a los ladrones.

Del mismo modo echan en falta en Salamanca puntos de recarga para bicis eléctricas; barandillas para que los ciclistas no tengan que bajar de las bicis en los semáforos y puedan salir más rápido; las plataformas avanzadas de arranque en el inicio de los carriles, rechazadas por el Ayuntamiento; pequeñas rampas para subir la bici de la mano en los tramos de escaleras; estaciones de reparación públicas para poder dar aire a una bici y otras reparaciones de urgencia; y aparcamientos cubiertos para bicis, entre otros elementos.

Pero igual que piden espacio en las calles peatonales de la ciudad, piden que los peatones tengan su propio paso en los lugares en los que hay carriles bici, como el tramo de la senda ciclista bajo el puente de Sánchez Fabrés. Con una plataforma peatonal los peatones no utilizarían el espacio destinado a las bicis y les protegería del paso de los coches que allí aparcan.

Las sombras son importantes cuando tienes que pedalear en verano, por eso no entienden que el nuevo tramo de carril bici entre la carretera de Ledesma y Villamayor no se vea espacio para poner árboles.

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Un servicio y una persona centrada en las bicis

Al colectivo le parece importante que hubiese una persona que fuera referente para los temas ciclistas dentro del Ayuntamiento, así como que alguien se encargase de comprobar el estado y mantenimiento de las sendas ciclistas.

En este sentido, es frecuente que en distintos puntos los ciclistas tengan que agacharse en lugares donde hay ramas bajas, o que éstas tapen señales. Además, el firme en algunos lugares está cascado o se hacen charcos y requieren reparación, como se quejan muchas veces desde las asociaciones vecinales trastormesinas. Alguien debería encargarse de comprobar periódicamente que todo está bien.

También son numerosas las quejas por riegos que mojan no solo a los carriles bici, sino a los propios ciclistas en algunas zonas de la ciudad. Detalles todos ellos que pueden hacer desagradable la experiencia para el ciclista y que termine por no animarse a usar la bici.

Y si una ciudad se ha esforzado tanto en crear una infraestructura tan amplia, se le supone interés para conseguir que la disfruten en mayor número de salmantinos y visitantes posibles. Un objetivo común que sin duda comparten el Ayuntamiento de Salamanca y Guardabarros.

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