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La decisión del Ayuntamiento de Salamanca de reducir al 50% las mesas de terraza a cuatro establecimientos de la calle Zamora ha desatado una ola de quejas entre los titulares de estos negocios, que ven como se merma su capacidad de negocio sin que tengan alternativa. La medida, impuesta desde el 1 de enero, se ha hecho efectiva mientras los bares afectados buscan alguna solución para lo que entienden que es un daño económico a sus negocios.
El asunto ha estallado en los últimos días y viene a incrementar el enfado del sector con las últimas decisiones que afectan a las terrazas. Hace meses que el ayuntamiento puso por escrito su intención de subir la tasa que se paga por la ocupación de la calle con sillas y mesas, lo que se tradujo en un fuerte incremento de lo que se paga para equilibrar los precios del centro con los de los barrios. El objetivo, poner «las cosas en su sitio» como aseguró el alcalde en una entrevista con Salamancahoy en referencia a la subida de la tasa municipal que se cobra por la licencia de terraza.
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En este caso concreto, lo que se ha hecho es eliminar una de las dos filas de mesas que tenían estos establecimientos que instalan sus respectivas terrazas en la calle Zamora para dejarles con sólo una. Eso ha reducido a la mitad los veladores (conjunto de mesa y 4 sillas) de los que disponen.
La medida se ha impuesto desde el pasado 1 de enero y se tomó para abrir más espacio a los peatones. La transformación de la principal calle peatonal de la ciudad, con la instalación de los pequeños jardines urbanos, hacía recomendable la decisión de abrir más espacio para los peatones, en una calle con un tránsito de 20.000 personas al día según cálculos de la Policía Local. Y aunque los afectados estaban informados, se han topado con la imposibilidad de encontrar una solución.
«Lo que se ha hecho es poner las cosas en su sitio. Al final ha supuesto un efecto positivo, que terrazas que en invierno estaban ocupando las calles sin que hubiera nadie sentado en ellas ya no están en la vía pública. Este es un efecto positivo. ¿Ha sido un perjuicio para los empresarios? Pues están pagando menos y no se han visto perjudicados. Hemos sido beneficiados los ciudadanos porque tenemos más espacio para circular en el momento en que no hay nadie queriendo sentarse en las terrazas», comentaba el alcalde, Carlos García Carbayo, sobre el aumento de la tasa y su efecto en la hostelería.
Para facilitar el tránsito de todos esos peatones, se emitió desde el ayuntamiento una resolución que se aplica desde el 1 de enero en la que se elimina una de las dos filas que tenían esas terrazas de la calle Zamora (cuatro en total). Hay un quinto establecimiento al que también se le ha quitado una fila, pero en su caso se ha trasladado la terraza a una calle lateral a la que también tiene fachada, José Jaúregui.
Según fuentes municipales, todos los establecimientos están avisados con antelación y en el nuevo recibo de la tasa de terrazas de 2025 ya se tiene en cuenta esa reducción. Sin embargo, los motivos no contentan a los afectados. Consultados varios de los afectados, alegan que la medida afecta directamente al funcionamiento de sus negocios.
Uno de los consultados asegura que no tiene problema con pagar una tasa más alta para contar con las mesas que tenía hasta ahora, y en función de las que estaba hecho su plan de negocio. «Este bar está pensado para tener esas doce mesas, no seis, y de eso dependen contrataciones», lamenta uno de los obligados, que está intentando negociar una solución con Policía administrativa.
Esta situación se suma al descontento entre muchos hosteleros por la fuerte subida de la tasa de terraza para 2025, que ha forzado un cambio masivo a la temporada más corta y más económica. La subida de lo que se paga por la licencia de ocupación ha sido del 60%, en torno a 5 euros más por mes y metro en el centro. Una terraza estándar puede pasar de pagar unos 1.500 euros al año a más de 2.500 por la licencia.
Desde la Asociación de Hostelería, interlocutor del ayuntamiento en todo lo que tiene que ver con la ordenación de terrazas, creen que se están cargando las tintas contra esta parte de la actividad y que se han convertido en el centro de un debate que no tiene en cuenta la viabilidad de los negocios. Su presidente, Jorge Moro, asegura que intentará buscar una solución para estos casos.
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