Recuerdos de Garrido, 'piteras', 'sonrastrones' y el regreso de Nueva York a Salamanca en un emotivo pregón

De una infancia de trastadas y piteras en Garrido al Hospital Monte Sinaí, y vuelta a Salamanca con las Ferias y Fiestas como referente. El pregón de Sara Cuadrado-Castaño, eminente investigadora, ha transitado desde sus orígenes salmantinos hasta la actualidad en un viaje que la ha llevado a ser referente en la búsqueda de tratamientos para la curación de los cánceres más agresivos.

El tradicional pregón del 8 de septiembre ha concitado a numeroso público y autoridades en el ayuntamiento. En la plaza, y transmitida por las pantallas, la intervención ha venido precedida por dos personas importantes para Cuadrado: su madre y el catedrático Adolfo García Sastre. Ambos han proclamado el corazón charro de la investigadora, sus orígenes en los pueblos, su afición por el esquí, su delicadeza con los animales, pero también su sueño de chuzar el charco y sus ausencias volcada en la investigación que ahora la trae de vuelta para unas ferias y fiestas que «son las más especiales».

Ese viaje vuelve a empezar este lunes en el balcón del Ayuntamiento de Salamanca, donde la pregonera ha desgranado un discurso lleno de términos puramente 'charros', emotivo y entrañable, entre la Chinchibarra y Santiago Ramón y Cajal, de la Usal al MIT, donde una salmantina de pura cepa como la ha definido el alcalde en la ofrenda a la Virgen de la Vega ha vuelto a Salamanca en ferias, «una Salamanca que es la misma pero no es igual. Veo una ciudad que es mucho más que piedra, legado y conocimiento».

Todo empezó y sigue en Salamanca «cuando jugaba en Garrido, con mis amiguitos del Colegio Santa Teresa, a lanzarnos cual kamikazes por la cuesta del depósito del agua de Chinchibarra, sobre tapas de wáter, ¡a ver quién llegaba antes! Con finales más o menos afortunados, con alguna pitera, sonrastrones a doquier y a menudo rotura de pantalones incluida».

«Quién me iba a decir que yo iba a anunciar el inicio de las ferias y fiestas de Salamanca. ¡Unas fiestas que esperaba cada año con gran ilusión! ¡Porque suponía mi regreso a la ciudad, después de pasar el verano con mis abuelos en el campo y la vuelta al cole, que me hacía tan feliz!», ha explicado la pregonera en un discurso donde ha repasado los recuerdos de una infancia muy charra, con visitas a los 'cacharritos' para montar en los 'coches chocones', el tren de la bruja y los intentos por no 'añusgarme' con las palomitas de las ferias.

La Biblioteca de Libreros, el célebre Bolero, los compañeros de facultad, los profesores y mentores y «el laboratorio de Bioquímica de nuestro añorado mentor Enrique Villar, di el salto a USA a trabajar en el laboratorio del García-Sastre en el Monte Sinaí de Nueva York, donde realicé mis sueños y soñé más grande».

Allí, durante los últimos trece años, Sara Cuadrado ha hecho una carrera fulgurante que la ha traído de nuevo a la casilla de salida, a Salamanca, donde «he decidido continuar mi sueño desde aquí, Salamanca. Para que estas terapias lleguen a los pacientes de cáncer que necesitan cura y esperanza».

«Y me encanta explicarles a los de Harvard, y Yale, y el MIT, que el escudo de mi sudadera de capucha representa a Salamanca, ciudad universitaria con más de 800 años de excelencia, de ideas y de revolución intelectual y humana», ha afirmado.

«Desde que candé la puerta de mi casa de Salamanca, hace trece años, no he podido volver a mi querida charriland, como yo la llamo cariñosamente, a celebrar las ferias y fiestas en septiembre. Y este año, por motivos más que obvios, son las más especiales. ¡Gracias por darme esta oportunidad!», ha proclamado.

«Y gracias a vosotros, mis queridos paisanos, tanto a los de cuna como a los de adopción, vuelvo a Salamanca en ferias, una Salamanca que es la misma pero no es igual. Veo una ciudad que es mucho más que piedra, legado y conocimiento.

Veo una Salamanca en plena revolución, donde la historia inspira y la innovación transforma. Veo que muchas de nuestras empresas han alcanzado proyección multinacional, que nuestros productos de la tierra se distribuyen a nivel mundial.

Que nuestras tecnologías se exportan y que nuestras ideas ayudan a mover el mundo. Me emociona ver cómo las ciencias no se quedan quietas, sino que empujan nuestra ciudad y provincia hacia adelante, creando empleo, forjando futuro, abriendo puertas y soñando a lo grande«.

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