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«Se ha ido la luz», frase que muchos han repetido en la mañana de este 28 de abril, cuando el gran apagón eléctrico les ha pillado por sorpresa. Un apagón sin precedentes que ha sumergido a gran parte de España y Europa en el caos y la incertidumbre absoluta. Salamanca se ha visto paralizada durante unas tres horas largas y algunas más.
Incomunicación, incertidumbre y desconcierto. Son algunos de los adjetivos que definen lo sucedido. Un hecho histórico que ha paralizado la ciudad por completo: relojes, pantallas y semáforos apagados, caos en el tráfico, sin mensajes ni llamadas, colas en los supermercados… y el tiempo detenido en cada lugar.
A algunos les ha pillado dando una charla en un instituto. «Hemos entrado y ya directamente no había luz, no funcionaba la pizarra. Ha sido un poco caótico, lo hemos hecho a la antigua usanza, dictando a papel y así hemos podido salir del paso».
Otros, a causa del Lunes de Aguas, estaban en el río preparando su picnic para degustar el hornazo. «Estábamos en el puente romano y estaba intentando comunicarme con mi amiga porque nos estaba buscando y hemos estado mucho tiempo hasta encontrarnos, no llegaban los mensajes, tampoco funcionaban las llamadas, un desastre».
Los que venían por la carretera se encontraron con un panorama insólito cuando entraron a la ciudad. «Los semáforos estaban apagados, mis padres me dijeron: ¿por qué no tenéis semáforos? Fue muy estresante llegar al edificio y no poder abrir ni el telefonillo».
«Qué miedo. Me estaba planchando el pelo y de repente se me apagó la plancha. Pensábamos que estaban haciendo obras en el edificio, bajamos y vimos el apocalipsis: toda la avenida Portugal colapasada, la gente gritando, los coches pitando, me quedé en shock. »Por un momento no hemos echado de menos la incomunicación, teníamos preparado nuestro plan de supervivencia. Fuimos corriendo al supermercado, compramos garrafas de agua y otros alimentos. Llegamos al Mercadona y estaban todas las baldas vacías y la gente muy inquieta«.
Los estudiantes a los que la caída de luz les ha pillado en clase han podido continuarla y, a pesar de que el material de los ordenadores no estaban, los profesores han seguido dando clase.
A pesar de los imprevistos, el tiempo en el que Salamanca ha estado incomunicada, los más innovadores han planeado una forma de comunicarse alternativa en caso de que el apagón se prolongase como por ejemplo hablar, a modo de Whatsapp, mediante post-it.
Definitivamente no. Todos coinciden en que no podríamos vivir como antes, porque «estamos súper acostumbrados al teléfono». «Hacemos todo con electricidad, dependemos de ella en gran medida y, si se va, no podemos continuar con nuestra vida normal. No puedes sacar dinero del banco, no puedes pagar con tarjeta, la comida del frigorífico se estropea, y todo se colapsa».
«Ha sido algo muy inesperado y, a nivel nacional, es mucho tiempo y demasiadas personas afectadas». Todos coinciden en que pensaban que había sido solo en su casa, después en el edificio y, más tarde, se enteraron que estaba pasando en otras ciudades.
Aunque la desconexión pueda ser necesaria de vez en cuando, es irrefutable que, en estos tiempos, dependemos mucho de la luz para poder vivir.
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