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La vigilancia del patrimonio de Salamanca que tiene siglos está asumida por todo tipo de entidades e instituciones, pero ¿qué pasa con el menos añejo? Son variados los casos en los que construcciones contemporáneas sufren daños, reformas o, directamente, desaparecen sin dejar rastro y en la capital ha ocurrido en este mismo siglo. Es la Salamanca que ya no está, edificios que han desaparecido y dejan su sitio a otros.
La arquitectura moderna, que en Salamanca cuenta con numerosos y poco conocidos ejemplos, dispone de guardianes pero muchas veces la falta de años constituye la principal amenaza. La protección al patrimonio histórico está muy asumida porque, además, este tipo de monumentos centran el uso de figuras de protección.
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Por contra, existen edificaciones que han quedado al margen de los catálogos oficiales y de los planes urbanísticos a pesar de constituir elementos clave de la trama urbana. En Salamanca, se pueden contar varios ejemplos.
En algunos casos, la transformación ha resultado más o menos exitosa, con la sustitución de unos edificios por otros. Pero también hay fracasos clamorosos, como el del teatro Bretón, derribado de malas maneras y que todavía es un solar. Y, en general, incluso cuando urbanísticamente se haya resuelto de forma correcta, se ha producido una pérdida.
Depósito de bomberos | 2002
El viejo depósito de los Bomberos marcó durante años la imagen de todo un barrio, en el entorno del paseo de San Antonio y el paseo del Rollo. La construcción estuvo en funcionamiento durante 85 años con una misión crucial: asegurar el suministro de agua en la ciudad en condiciones de salubridad, algo nada sencillo a principios del siglo XX.
Su capacidad era de cuatro millones de litros y vino a sustituir a los antiguos aljibes que había en el mismo punto. Era el elemento central de la traída de agua del Tormes en la capital. Sin embargo, a finales del siglo XX se plantea una nueva infraestructura y en el proyecto se contempla la demolición del viejo depósito. Cuando en 1984 se redacta el catálogo de edificios a conservar para el PGOU de Salamanca, no se contempla protección alguna para una construcción cuyo valor pasa desapercibido.
Su derribo no fue pacífico. Varias asociaciones se opusieron y llegaron a solicitar que se declarara BIC, petición que no prosperó. El edificio, de 1914, fue desmontado a principios de 2002, precisamente el año de la Capitalidad Cultural Europea. En 2006 la zona se convirtió en el nuevo Museo del Comercio, uno de los proyectos contemplados para revitalizar el barrio y dotarlo de zonas verdes, como el parque anexo. Conserva los arcos de los antiguos aljibes, pero quizás el depósito, uno de los primeros de hormigón, hubiera merecido un mayor respeto cuando ya era casi centenario.
Estación de trenes | 1999
Antes de que se inaugurara el edificio de Vialia, Salamanca tuvo dos estaciones de tren principales, sin contar otras como la de mercancías de Tejares. Son cerca de 150 los años que han pasado desde que la ciudad recibió el tren. La primera estación se hizo en base a un proyecto de 1876; se levantó un edificio de viajeros que disponía de un vestíbulo y sala de espera, una fonda, despacho de billetes... Años más tarde, debido al aumento de viajeros y mercancías, este edificio original sería ampliado a partir de un proyecto de la compañía propietaria de la línea Plasencia-Astorga.
En 1959 se planteó renovarla por el aumento del tráfico de pasajeros, pero no fue hasta 1970 que se derribó la histórica estación para sustituirla por una nueva, estrenada en 1973. Su principal características, que era acristalada. Duró mucho menos. En 1999 se derribó para construir sobre el solar la nueva estación y el centro comercial. Perdía la plaza frontal que había tenido siempre.
Cinema Salamanca
En los años '50 del pasado siglo XX el cine era uno de los grandes entretenimientos de los salmantinos y la oferta era enorme, con gran cantidad de salas míticas como los Taramona, el Gran Vía, el Cine Moderno en la Cuesta del Carmen o el Bretón. Pero por encima de todos sobresalía uno: el Cinema Salamanca.
Construido a finales de los años '40, su fuste lo debía a la familia propietaria, una de las más importantes de la industria constructora y particularmente de la cinematográfica de aquellos años y que lo fue durante mucho tiempo en toda España. Fue estrenado en marzo de 1945 por la iniciativa de Elpidio Sánchez Marcos, el patriarca de una familia de empresarios.
En el Cinema Salamanca se proyectaban las mejores películas , siempre de estreno y estaba dotado de lo último en tecnología; tenía 800 butacas, pero el negocio fue decayendo. A finales del siglo XX se convirtión en multisalas y, años después, se decidió su derribo.
No estaba protegido como tal y fue sustituido por un edificio de viviendas con pisos de lujo, diciendo adiós a una actividad que había caracterizado a esta familia que todavía mantuvo durante años salas en Madrid y unos cines en el Edificio España.
Hospital Clínico | 2023
El derribo más reciente ha sido el del histórico Hospital Clínico. Fue en 1975 cuando se pone en marcha el Edificio Materno-Infantil y el Hospital Clínico, dependiente de la Universidad de Salamanca hasta 1987 cuando se integra en la red de la Seguridad Social. Estuvo en funcionamiento durante 48 años de historia.
El 13 de octubre de 1970 fue puesta la primera piedra de un centro que sería clave para la ciudad. Los planos del arquitecto Martín José Marcide Odriozola, quien falleció en 1972, tres años antes de la inauguración del centro, fueron la hoja de ruta para levantar este edificio.
El edificio prestó servicio hasta hace escasos tres años, cuando empezó a funcionar el nuevo levantado entre el antiguo y el Tormes. Fue entonces cuando arrancó el derribo del histórico, ya totalmente demolido para construir sobre el mismo solar los nuevos edificios de consultas, anexos al nuevo hospital, que albergarán todas las consultas externas. En abril de este mismo año finalizó la demolición.
Teatro Bretón | 2009
El antiguo teatro fue, sin duda, uno de los escenarios culturales más importantes de la ciudad y el mayor fracaso de la gestión patrimonial que ha anotado en su debe Salamanca. La historia de este edificio data de 1596 donde se levantaba un corral de comedias. Luego pasó a llamarse Teatro del Hospital, para financiar al Hospital de la Santísima Trinidad. Ya en 1878 pasó a titularidad privada, pasando a llamarse Teatro Bretón en 1890, sufriendo una remodelación en 1919, con nuevas obras interiores en 1940.
Fue teatro y cine hasta su cierre en 2003. Entonces comenzó uno de los capítulos más negros de la lucha entre los intereses urbanísticos y la protección de patrimonio y cultura. Tras su cierre, fue vendido a una promotora salmantina que planteó varios proyectos. El problema fue siempre la presencia del edificio.
El 26 de mayo de 2009, varias máqinas iniciaban el derribo, que estaba en el juzgado por la oposición de varios colectivos. Un recurso logró paralizar la obra esa misma mañana, pero ya era tarde: las piquetas habían dañado su estructura y no volvería a levantarse.
Sin embargo, el lugar ha quedado maldito. Nunca se supo de los proyectos que forzaron su derribo (desde una residencia a pisos o un parking) y tampoco ha prosperado el proyecto de una residencia universitaria anunciado en 2020. El solar, que ha sido pasto de basuras y ratas, sigue vallado y abandonado.
Edificio España | 2019
Uno de los últimos derribos afecta a un edificio que, de nuevo, no estaba íntegramente protegido a pesar de formar parte de forma indiscutible de la imagen del centro de la ciudad.
En 1952, Elpidio Sánchez Marcos compró los solares de la plaza de España para construir el Edificio España, que albergó un cine. Es el mismo empresario que, durante años, compaginó la obra pública con el negocio cinematográfico en Salamanca y Madrid.
El cine se inauguró el día 1 de marzo de 1956 con la emisión de la película «Tarde de Toros» que acababa de ser estrenada en España. Tenía capacidad para mil espectadores, pero el declive del negocio llevó a su cierre en 1985. En 1987, se convirtió en edificio de negocios y esta fue su actividad hasta que la propiedad, la misma original, decidió levantar allí un edificio de viviendas de lujo. En noviembre de 2017 se concedió licencia y en agosto de 2018 se inició la demolición, que se prolongó hasta comienzos de 2019.
El edificio no estaba catalogado, pero sí se debatió sobre la opción de mantener algún elemento en la nueva construcción, un edificio con 26 viviendas, garajes y locales, con una piscina en su azotea.
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