Un salmantino cumple su sueño de recorrer el mundo de forma sostenible

No es Willy Fog, ni va a tardar sólo ochenta días en dar la vuelta al mundo y tampoco le van a acompañar animales antropomorfizados, que sepamos. Pero sí que hay algo que comparte con ese peculiar dibujo animado: va a recorrer de punta a punta el mundo de forma sostenible. Adrián Lafuente es natural de La Alberca aunque después de conocer decenas de países es, nunca mejor dicho, ciudadano del mundo y a partir de este lunes lo será aún más. El salmantino emprende desde la localidad salmantina un proyecto junto con su mejor amigo con el propósito de promover la sostenibilidad en cada rincón del planeta al que consigan llegar.

Una iniciativa que surgió hace dos años como fruto de una conversación en principio banal que, sin embargo, les cambiaría la vida para siempre. Su amigo Tommaso Farina y él se conocieron en el Erasmus que llevaron a cabo en Rotterdam, y su afinidad y preocupación por el planeta hizo que un buen día se plantearan el sueño de recorrer el mundo como un objetivo que hoy se hace realidad bajo el 'Proyecto Kune'. «Nos conocemos muy bien, vemos la vida de la misma manera y ya hemos vivido juntos», comenta Adrián Lafuente sobre el que será su compañero de viaje los próximos, mínimo, doce meses.

En ese tiempo está previsto que acaben la aventura de sus vidas: hoy Adrián pone rumbo a América para concienciar a través del ejemplo que un planeta más sostenible es posible. Precisamente, para predicar con esa coherencia sostenible, viajarán por todo el mundo utilizando medios de transporte respetuosos con el medio ambiente hasta regresar a España por el continente asiático. Cruzarán los océanos y mares en velero, compartirán trayectos con particulares o utilizarán transportes públicos para demostrar que otra forma de viajar es posible.

Esa logística es lo que les ha traído más quebraderos de cabeza porque si es complicado planear unas vacaciones, un año recorriendo el mundo es todo un reto aunque reconoce entre risas que «la mochila se hace igual para dos semanas que para un año». «Hay mucha preparación en cuanto a logística porque vamos buscando el sol entonces hemos tenido que cuadrar los meses para intentar esquivar en cada país la época del frío«, comenta. Sin embargo, lo más complicado ha sido organizar las etapas de navegación. »Cruzar el océano sin tener ninguna experiencia de navegación y pensar en estar cuatro meses sin ver tierra asusta un poco, teníamos que mirar también los vientos para ver cuándo es más favorable para la travesía«, asegura.

El tema del hospedaje, en cambio, no tiene una organización tan rígida sino que dependerán de la buena fe de los huéspedes que conozcan. «En Europa sí que tenemos muchos amigos entonces el hospedaje no nos preocupa y nos prepara para el resto de países», añade. Aunque también asume que «habrá mucha acampada salvaje y dormiremos donde se pueda, la línea entre ser un sintecho y un aventurero es muy fina», confiesa.

Como si de un curso de preparación a lo desconocido se tratase, los dos aventureros han llevado a cabo un intenso periodo de asimilación tanto emocional para «aprender a gestionar los conflictos que puedan surgir» como para afrontar el viaje con las mayores herramientas posibles. «Hemos hablado con algunos aventureros que han hecho viajes similares, y uno de los mejores consejos que nos han dado es que fluyamos y no seamos demasiado diplomáticos sino más bien directos para conseguir lo que queremos», añade.

Sin embargo, hay algo que no te enseñan sino que se aprende y es «guiarse por la intuición». Sus mentes viajeras les permiten tomar decisiones en base a ese sexto sentido que han ido desarrollando y con el que puedaen saber «por dónde puedes ir y por dónde no». «Hay veces que algo te dice que te des media vuelta porque no es seguro, y es en eso en lo que tenemos que confiar», asegura. Eso es lo único que tienen claro, que van a priorizar siempre su integridad: «la seguridad y la salud van a ser las estrellas que nos guíen».

Claro que para dar la vuelta al mundo sin ser Willy Fog, y con una historia basada en hechos reales, es necesario dinero para poder costearlo. El presupuesto que han estimado estos dos aventureros es aproximadamente 30.284 euros para dos personas: 8.000 euros para el hospedaje, 8.000 euros para la alimentación, 5.500 euros para el equipamiento y otros 5.500 para el transporte, 1.100 para seguros y 1.500 en visados. Un grueso que ahn conseguido además de a través de ahorros (66,6% del total), con donativos y un crowfunding.

Uno de los objetivos que persiguen es fomentar cambios futuros por eso su aventura se podrá seguir también a través de redes sociales. Crearán contenido durante estos meses para informar no sólo de esos conceptos básicos de sostenibilidad sino también su día a día y anécdotas que marquen su viaje. «Creando una comunidad en las redes sociales esperamos aportar nuestro granito de arena a esta misión de importancia vital para todos», comenta.

Sin embargo, dentro de esta comunidad que podrá llegar a cualquier parte del mundo, tendrá a unos seguidores muy especiales. Serán los alumnos de la escuela e instituto de La Alberca con quienes contactarán a través de videollamadas regulares para abordar temas y actividades relacionadas con la sostenibilidad. «Queremos brindar un contexto cercano y humano para motivar a los jóvenes de nuestros pueblos a convertirse, a su vez, en agentes activos del desarrollo sostenible y equitativo», asegura.

No se olvida de su tierra natal y apunta otro de los retos que tiene en ment: «Intentar ser embajadores de nuestras localidades por el mundo y compartir con los jóvenes albercanos y abaneses para que estos, viajando con nosotros, se sientan orgullosos al ver que regalamos al planeta una parte de nuestra cultura», concluye.

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