El único Lamborghini matriculado en Salamanca y una marca desaparecida que lo iguala

«Más transporte público y menos Lamborghinis». Con esta afirmación el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado pie a su argumentación para anunciar nuevos impuestos para las rentas más altas. Una analogía, entre las ventas de coches de lujo y la riqueza, en confrontación con el transporte público, con mucha letra pequeña y que no siempre se cumple.

La firma italiana es epítome del lujo y la exclusividad y sus ventas son escasas, con lo que su presencia es testimonial y casi anecdótica. En Salamanca rara vez se ve alguno, aunque sí los hay. Si nos vamos a las cifras oficiales, entre las 8.252 matriculaciones de vehículos sumadas el año pasado en la provincia, según datos de la DGT, la mayoría son turismos y furgonetas; a los que hay que sumar 42 ciclomotores, 279 camiones y 30 autobuses.

Con la lista en la mano, en Salamanca se matriculan más turismos Mercedes-Benz que autobúses, aunque es indiscutible que los vehículos colectivos tienen mayor capacidad y proporcionan movilidad a decenas de miles de usuarios en la capital para trayectos urbanos y en los interurbanos: el bus urbano atiende 13 millones de viajeros y una línea como el Salamanca-Madrid supera el medio millón.

La presencia de coches de precio astronómico como los Lamborghini es mínima: de hecho, el año pasado se matricularon trece turismos de marcas así consideradas (Porsche, Bentley y Jaguar, por ejemplo), pero ningún Ferrari o Lamborghini, por esos 30 autobuses. Pero de la marca de Sant'Agata Bolognese sí se ha matriculado un coche en lo que va de 2024, más otro Ferrari. Pero la venta de vehículos caros no dibuja por completo la riqueza de un territorio.

Si hablamos de riqueza, son muchos más los 'ricos' de Salamanca con altos ingresos que los compradores de Lamborghini, cuyas tarifas arrancan a partir de los 250.000 euros y que cotizan fuerte también en el mercado de ocasión y coleccionistas. Según los datos de la Agencia Tributaria, en Salamanca 127 personas ganan más de 10.000 euros al mes, para una media de estos mejores salarios de 213.000 euros al año. En Castilla y León, 7.600 personas hacen la declaración de patrimonio sobre una media de 2,5 millones de euros cada una.

Y eso sin tener en cuenta que el sector del automóvil aporta una gran cantidad en impuestos al cabo del año, empezando por la matriculación. Decir que la venta de coches de lujo, como un Lamborghini, está gravada por Hacienda en un 35% y que la matriculación de coches, de lujo o no, ingresa en las arcas del Estado 4.200 millones de euros de los 34.000 de recaudación anual del sector.

A estas alturas del año 2024, con datos de agosto, se ha matriculado en Salamanca sólo un Lamborghini, el primero en año y medio. Se le suman un Ferrari, siete Porsche, tres Jaguar o un Polestar. En marzo ya se había matriculado el primer Porsche de los siete que hasta ahora se totalizan y se estrenó Ferrari. El único Lamborghini matriculado este año en la provincia llegó en mayo; el año pasado no se matriculó ninguno.

Por hacer la comparación, de Mercedes-Benz, la marca de lujo por excelencia, se han estrenado 91 unidades (Audi y BMW rondan los 80 cada marca) y Tesla, la marca de coches eléctricos más cotizada, suma 24 ejemplares. La marca con más matriculaciones es Toyota con 176 y le siguen Hyundai y KIA con 143 y 142, respectivamente.

Las cifras de venta de Lamborghini, Ferrari o Porsche se parecen a las que cosecharon el año pasado las emergentes marcas chinas de coches eléctricos o marcas que no están presentes en España o cuentan con una reducida cuota de mercado, como Smart o Lancia; también marcas de lujo minoritarias como los AMG de Mercedes.

En la lista de matriculaciones de 2023 figura un caso extraordinario, un Wolseley, una desaparecida marca británica de automóviles vinculada al grupo BMC, que agrupaba a las principales enseñas inglesas. Fue fundada en 1889 y se mantuvo en producción hasta 1975. Son escasos, su mercado es el de coleccionistas, y el año pasado el de Salamanca fue el único matriculado en toda España, pero tiene una explicación.

Siguiéndole la pista, el año pasado se incorporó a la colección permanente del Museo de Historia de la Automoción de Salamanca un Wolseley 6-110 de 1963, cedido por un coleccionista particular, y que tiene matrícula histórica, un trámite que se hace en el museo salmantino.

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