El calor de julio se cobra en Salamanca doce vidas
En la última década se han producido más de doscientos casos de fallecimientos atribuibles al calor en julio en la provincia
Salamanca ha vivido este mes varios episodios de calor extremo que ha coincidido con un repunte en la mortalidad. A pesar de no haberse producido ninguna ola de calor, los datos diarios muestra una correlación clara entre las temperaturas más elevadas y el aumento de fallecimientos. El día más crítico fue el 1 de julio -con la huella de las temperaturas tórridas de junio- con una máxima de 37 grados y dos muertes registradas. Durante los días siguientes, con máximas entre 35 y 36 grados, se produjeron fallecimientos diarios hasta el 5 de julio. Incluso con temperaturas en ligero descenso, como el día 6 con 33 grados y el 7 con 32,6 grados, se notificó un muerto en cada jornada.
A partir del 8 de julio, cuando el termómetro comenzó a moderarse, la mortalidad se redujo a cero durante varios días. Sin embargo, el patrón no fue completamente lineal: el 17 de julio, con 35,1 grados volvió a registrarse un fallecimiento, y entre el 18 y el 20 se produjeron muertes pese a máximas relativamente moderadas, de entre 25,8 y 29,5 grados. Este fenómeno sugiere que los efectos del calor extremo pueden prolongarse más allá de los picos térmicos, afectando especialmente a personas vulnerables cuyo organismo no logra recuperarse.
El análisis de esta secuencia diaria pone de manifiesto que la mortalidad no solo responde al calor inmediato, sino también al estrés térmico acumulado. Los primeros días del mes, coincidiendo con el calor más intenso, concentraron la mayoría de las muertes, mientras que en la segunda quincena, aunque las temperaturas fueron más suaves, persistieron casos aislados que podrían estar vinculados al desgaste previo en la salud de las personas afectadas.
La comparación con los datos históricos de la última década refuerza esta tendencia. Desde 2015, las muertes atribuibles al calor en Salamanca han oscilado notablemente: 2018 fue el único año sin fallecimientos, mientras que 2022 destacó como el más letal, con 57 víctimas. En 2015 se contabilizaron 33, en 2016 fueron 26 y en 2017, 22. Por contra, 2021 registró solo 5 muertes, el dato más bajo después de 2018.
En los años más recientes, la variabilidad sigue siendo elevada. En 2023 se notificaron 9 muertes, mientras que en 2024 la cifra repuntó a 16. El presente 2025, todavía sin concluir el verano, suma ya 15 fallecimientos entre junio y julio. Esto indica que, aunque no todos los veranos presentan la misma severidad, el riesgo sanitario derivado de las altas temperaturas continúa siendo relevante.
Los expertos en salud pública insisten en que las olas de calor representan una amenaza silenciosa, con efectos que no siempre son inmediatos ni visibles. Recomiendan a la población, en especial a personas mayores y pacientes con enfermedades crónicas, extremar la hidratación, evitar la exposición solar en las horas centrales del día y mantener entornos frescos en el hogar. Los datos de julio en Salamanca son un recordatorio de que el calor extremo es también un factor de riesgo que cada año se cobra vidas en la provincia.