La obra «de interés público» en la antigua alquería de pueblo de Salamanca donde sólo vive una persona
El municipio de Garcirrey tramita una autorización para rehabilitar una vivienda de 1960 infestada de termitas, asociada a una explotación agropecuaria en un antiguo núcleo casi deshabitado de este pueblo
La provincia cuenta con numerosos núcleos sin población registrada, pero eso no quiere decir que no haya nadie ni tengan actividad. Al margen del dato del padrón, la vida existe en los pueblos más pequeños de la provincia y en ellos se mueven proyectos importantes, como la rehabilitación de una antigua vivienda que es el principal núcleo habitable de una pequeña alquería y su explotación agraria.
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El proyecto se encuentra en estos momentos en uno de los anejos poblados del municipo de Garcirrey. La localidad, en pleno campo de Salamanca, es una de las menos pobladas de la provincia, con sólo 55 habitantes según el último censo del INE. Y según el dato del padrón, la actuación prevista se ejecuta en Pizarral, una antigua alquería prácticamente despoblada.
Según el último nomenclátor del INE, en ese lugar está empandronada una única persona y es uno de los muchos puntos antiguamente poblados en esa situación, que conservan un último habitante. Esta es la población de todos los poblados de Salamanca.
El proyecto en cuestión se está tramitando en el Ayuntamiento de Garcirrey y afecta a un edificio fechado en 1966 según el catastro. Se trata de un antiguo edificio, sobre una parcela de 268 m2 y con un total construido de 444 m2 divididos entre un almacén y dos plantas de 177 m2 cada una, baja y primera.
Lo que se pretende es acometer obras de rehabilitación de una vivienda unifamiliar asociada a una explotación agropecuaria de 251 hectáreas, situada en Alcornocal, al noreste del término municipal de Garcirrey. La vivienda es el único centro de trabajo desde el que se dirige la explotación agrícola y ganadera.
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Para ello, se solicita una autorización de uso excepcional de suelo rústico, que es la calificación que tiene el solar en el que se asienta la casa. Junto con la solicitud de este paso importante, se acompaña el proyecto básico y de ejecución de la rehabilitación de la vivienda con el fin de obtener la licencia urbanística y poder acometer las obras proyectadas. Para conseguir la autorización necesaria para la obra en un edificio en suelo rústico se alude al «interés público» del proyecto que debe asegurar que la gran finca sigue habitada y en funcionamiento.
Problemas con las termitas
Pero, ¿por qué necesita obras esta casa? En primer lugar, porque se trata del único núcleo residencial habitable de esta gran finca de 2,5 millones de metros cuadrados y, por otro, porque ha sido pasto de las termitas.
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La vivienda ha sufrido un importante ataque por infestación de termitas, por lo que son necesarias ciertas obras de rehabilitación para proporcionar al edificio las condiciones de seguridad constructiva que garanticen la estabilidad y resistencia mecánica del forjado de techo de planta baja. El forjado de cubierta está resuelto mediante cerchas de madera que quedan ocultas por el falso techo y es ahí donde las termitas han aparecido.
El edificio es una bonita construcción de muros de piedra con un revoco exterior de mortero encalado y un guarnecido y enlucido de yeso pintado hacia el interior; en las esquinas quedan a la vista los sillares de piedra. Los huecos se distribuyen ordenadamente por las fachadas y todos ellos disponen de protección con rejería de forja. Las carpinterías son de madera con vidrios sencillos.
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Marcando la entrada de la vivienda se dispone de un porche adosado con pilares graníticos que descansan sobre basas de granito, forjado de madera y cubierta a tres aguas de teja cerámica árabe.
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