La red eléctrica de Salamanca, al borde del colapso: no da ni para enchufar una pequeña empresa

La electricidad para una sola pequeña empresa más. Esto es lo que podría atender hoy por hoy la red eléctrica de la provincia sin colapsar por culpa de la falta de inversiones que arrastra desde hace años y que tiene una difícil solución. Un problema que lastra no sólo la llegada de empresas, con puntos industriales como el puerto seco a punto de empezar a funcionar, sino también la transformación de las actuales o la transición a la movilidad eléctrica. Y que choca con la potencia de las renovables en la provincia.

La situación ha saltado esta semana al publicarse los mapas de saturación de la red, con más de 100 puntos en la provincia, la mayoría totalmente 'a cero'. Destaca la nula disponibilidad de capacidad eléctrica en la capital, con todos sus nudos totalmente ocupados, desde la gran subestación de Villamayor a las que se reparten por el término municipal.

Las compañías distribuidoras han publicado este día 9 de septiembre los mapas de capacidad de la red para conectar demanda, algo a lo que están obligados. Según la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (en la que están Iberdrola, Endesa y EDP, las grandes distribuidoras), estos mapas recogen información de cada nudo de la red con tensión superior a un kilovoltio (1 kV). Pues bien, los mapas de capacidad confirman que el 83,4% de los nudos de la red de distribución ya están saturados.

Eso supone que no tendrían capacidad para soportar un aumento de la demanda. En el caso de Salamanca, es una de las provincias más saturadas. Su capacidad está llena al 96% y, de hecho, lo que le queda ronda los 12 MW.

Como se ve en el mapa superior, Castilla y León es uno de los territorios más saturados, con un 85% de sus nudos de alta tensión sin capacidad disponible para atender un aumento de demanda, con gran parte de sus nudos al límite.

País Vasco, La Rioja, Aragón, Navarra y Andalucía tienen una situación crítica con más del 90% de la capacidad de sus redes ya ocupadas. Le siguen Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León con más del 85%. Por el contrario, los territorios con más capacidad para acoger nuevas conexiones son Asturias, Canarias y Baleares. La provincia es una de las más saturadas del país, junto con las del País Vasco.

Así lo confirma Ibedrola, titular de la totalidad de la red en la provincia y que puede ofrecer esos datos. Como se ve en el mapa inferior, el suministro de electricidad está repartido entre numerosas empresas en el territorio nacional, pero en Salamanca sólo opera I-DE, filial de Iberdrola para redes.

La compañía tiene 102 nudos de más de 1 kV repartidos por la provincia y de ellos sólo cinco tienen capacidad disponible; se concentran en el área de Arribes del Duero, una zona de gran producción eléctrica y que dispone de redes de evacuación, pero también para atender consumo. Además, otros cinco nudos podrían ser ampliados para ganar potencia.

Se trata de un 'cero' casi total. Lo único disponible son 12 MW repartidos en esos cinco nudos entre Aldeadávila y Villarino de los Aires y la posibilidad de ampliar en Ciudad Rodrigo (2), Saucelle, Barruecopardo y Lumbrales. Esos 12 MW serían insuficientes, por ejemplo, para soportar el funcionamiento de un parque fotovoltaico nuevo.

A nivel regional, Ávila o Burgos, casi totalmente de Iberdrola, tienen su capacidad a cero; y sólo Zamora, también de la empresa, tiene un 15% disponible para atender nueva demanda.

Esto se traduce en un embotellamiento sin precedentes «que impide conectar nueva demanda en esos nudos», alertó este martes la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec), que representa a las principales firmas del sector. Este colapso perjudica, principalmente, a la industria electrointensiva y a proyectos claves como son los centros de datos. Para la patronal regional, la situación es crítica y demuestra que hacen falta más inversiones para poder atender la demanda de conexión de nuevas empresas y la electrificación de la economía.

En el caso de Salamanca, el gran problema sería para nuevas industrias, pero más todavía para la modernización de aquellas existentes. Necesitarían más capacidad para afrontar su decarbonización, también necesaria para avanzar en la electrificación de la movilidad; si aumenta el número de coches eléctricos, harán faltan más puntos de recarga, especialmente domésticos.

El problema, aseguran fuentes del sector, es la falta de inversiones. Al ser un negocio regulado, están limitadas a un porcentaje del PIB, el 0,3% por ley, ya que existen subvenciones para ello. Pero invertir supone retribuir, ya que el coste de las redes forma parte de la factura: si suben su coste, más paga el consumidor en términos de peaje, que representa junto a otros costes fijos una buena parte de la factura de la luz.

Las principales energéticas insisten en que es necesario un modelo retributivo «coherente y estable que asegure la recuperación de las inversiones y una retribución financiera adecuada que permita el pago de los capitales (recursos propios y ajenos) y atraiga la inversión necesaria para incrementar la capacidad». Eso es algo que demandan desde hace años porque se sabía que la falta de redes con más capacidad limita consumo e inversiones.

En respuesta a los datos de capacidad, fuentes del Ministerio de Transición Ecológica aseguran que desde 2020 se ha otorgado el acceso a la red a peticiones «suficientes para doblar la demanda nacional». Desglosado, afirman que se han otorgado 43 gigawatios (GW) de capacidad para nuevas demandas de energía, equivalentes a otra España entera, incluyendo ️12 GW de Centros de Procesamiento de Datos, 11,3 GW de proyectos industriales, 6 GW de planeamientos urbanísticos, 3 GW para hidrógeno y 2,3 GW para infraestructura de recarga de vehículo eléctrico.

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