«Vimos peligrar el pueblo, había llamas a cuatro metros de las casas», señala el alcalde de Cepeda
Juan Miguel Martín Curto explica que el incendio, que ha alcanzado el nivel 1, elogia el papel del servicio contra incendios y detalla que «el fuego se ha quedado a cien metros del casco histórico»
Juan Miguel Martín Curto, alcalde de Cepeda, todavía tiene el susto en el cuerpo. Desde esta mañana los nervio estaban a flor de piel cuando se declaraba en su localidad -a escasos metros del núcleo urbano- un incendio forestal que se ha quedado a un paso de dañar casas. Poco tiempo después incluso la Junta de Castilla y León declaraba el nivel 1 del incendio -primero del verano en Salamanca hasta este punto- debido a la cercanía de las llamas con las casas del pueblo. Afortunadamente, esta tarde los medios ya cifraban el incendio como controlado, pasando el peligro real que ha existido a un segundo plano.
«Todavía tenemos el susto en el cuerpo», señala el alcalde socialista a Salamancahoy, que lo primero que quiere hacer es «elogiar el gran trabajo que ha realizado el servicio contra incendios de la Junta. Ha sido increíble con la rapidez, valentía y profesionalidad con la que han actuado. Todavía me emociono al recordarlo», expresa Juan Miguel Martín Curto.
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Y es que el peligro ha sido muy real. «Las llamas se han quedado a cuatro metros de dos casas y a unos 100 metros del casco histórico. Hemos visto peligrar el pueblo», señala el alcalde, que confirma que «todo se ha iniciado detrás de unos cubos de basura, pero no dentro», por lo que se apunta a una posible negligencia o que haya sido intencionado«.
El pueblo de Cepeda cuenta con unos 300 vecinos, que en verano se duplican. «Todos los que han podido han ayudado porque veíamos el peligro muy cerca, han cogido escobas, agua... Hemos tenido muchos nervios», añade.

Calculan que unas cinco hectáreas se han quemado
Juan Miguel Martín Curto reconoce que «en estas zonas de la Sierra de Francia vivimos con mucho miedo. Los pueblos nos vamos quedando sin personas, la agricultura y la ganadería se van quedando sin trabajadores, y estos cultivos como el que se ha quemado hoy son antiguas zonas de cultivo que se van quedando abandonados. Calculamos en unas 5 hectáreas lo que se ha quemado. En estas zonas ya nos queda un miedo crónico a los incendios porque no tenemos medios propios para poder afrontarlos. Por eso es tan importante la prevención en los meses previos. Estas zonas son combustible para las llamas. Contamos con un entorno maravilloso pero es un peligro también en estos casos si no se trabaja antes».
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