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Hay algunos momentos estelares de la liberación humana: quitarse los zapatos al llegar a casa, el primer trago de cerveza tras una jornada estresante, el chapuzón que da inicio oficial al verano y, cómo no, la entrada en el buffet libre del hotel donde pasamos las vacaciones para hacer algo que no nos hemos permitido en todo el año: comérnoslo todo sin pensar, ni elegir ni nada. Todo. Dos primeros, cuatro segundos, tres postres... y lo que picamos del plato del de al lado. ¿La cantidad? Qué más da... es gratis, así que vamos a echarnos una ración hermosa. ¿A alguien le suena? ¿Cómo, hasta la gente más sensata y adulta, puede caer en semejante caos? ¡¿Dónde están el autocontrol y la fuerza de voluntad?!
No nos fustiguemos –al menos, no demasiado– hasta los expertos coinciden en afirmar que es muy fácil que caigamos en esta trampa. «Nos ponen delante un montón de comida preparada, no tenemos que cocinar ni planificar... cero esfuerzo. Y como en vacaciones cambian nuestras rutinas y horarios y nos relajamos, extendemos este cambio también a nuestra forma de comer y lo entendemos como nada de restricciones», explica Edwin Fernández Cruz, director del Máster en Nutrición de Precisión de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Es decir, por estas fechas, en muchos hoteles, el buffet libre se convierte en una especie de Disneylandia para nosotros: el lugar donde no tenemos que controlarlos (sólo faltaba, está pagado y es nuestro sagrado tiempo de hacer lo que nos da la gana, pensamos). ¿El resultado? «Que, a veces, sólo con el desayuno del buffet ya hemos ingerido las mismas calorías que uno de nuestros días normales», apunta Fernández Cruz.
Claro, tomamos nuestro café, bollería (varias piezas, que no sabemos cuál elegir), unos huevos revueltos y embutido y para finalizar y ser sanos, algo de fruta y cereales. Esto es una catástrofe calórica y la razón por la que volvemos a casa reventados de comer, con el estómago pidiendo clemencia y las lorzas desatadas. «Si un par de días nos pasamos, no ocurre nada, si es una semana y hacemos ejercicio no ganaremos mucho peso extra, pero si son dos... es fácil que nos quedemos con tres kilos más. Podemos llegar a ingerir el doble de calorías que en casa», alerta.
Pero esto, subraya, no tiene por qué ser así. Podemos disfrutar y darnos caprichos sin cometer tantas atrocidades porque, efectivamente, tenemos mucho donde elegir. Leila Pérez, nutricionista del hospital Vithas de Vitoria apunta que la clave es concienciarnos de antemano de que «en un buffet estaremos sometidos a muchos estímulos y que debemos controlarnos, que no prohibirnos» y nos ofrece una batería de consejos para no perder la cabeza.
«Cuanto más grandes son los platos, más cantidad comemos. Tendemos a llenarlos, así que escoger platos pequeños, incluso de postre», indica.
«Si vamos con hambre a un buffet caeremos en todas las tentaciones, así que es mejor haber tomado un tentempié sano antes», dice Leila Pérez.
Es decir, no coger un plato y echarnos de todo en él, formando una montaña. «Es mejor hacer varios viajes a los stands de comida», apunta.
«De todo el abanico que se nos presenta, elegiremos los alimentos que requieran más masticación», aconseja. Así comemos más despacio y llega la sensación de saciedad, que aparece a los 20 minutos de empezar a comer.
«Debemos hacer una pausa consciente entre plato y plato», señala Pérez.
Si engullimos de todo sin disfrutar, comeremos mucho más. Pero si elegimos y optamos por comidas que nos den mucho placer y las saboreamos... necesitaremos menos cantidad.
al entrar, date una vuelta por el bufete sin coger nada. Luego planifica tu comida y sírvete.
Las cantidades deben ser chiquitinas y no tenemos que volver a echarnos. «Hay que pensar, mañana más, que no se acaba hoy el mundo», apunta la nutricionista.
Si lo hacemos así y además bebemos mucha agua en la comida, comemos menos porque nos saciamos antes.
«Lo mejor, los que te preparan en el momento a la plancha. Los que no tienen salsas», aconseja Pérez. Además de menos calóricos, suelen ser alimentos más sanos y más frescos.
¿Y los niños? Cómo controlar qué comen
Dar ejemplo ¿Qué podemos hacer para que los peques coman mínimamente normal en los buffets? ¡Dar ejemplo los mayores!
Mismas elecciones para todos Los expertos aconsejan que toda la familia coma lo mismo. Y que vayan juntos a elegir los alimentos.
La comida no es un premio Lo de 'si te comes el brócoli' te dejo tomar tres helados no vale. Es una pésima enseñanza.
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